Bogotá encabeza la lista de ciudades donde más se vende droga. En los últimos 6 años Colombia ha pasado de ser exclusivamente productor a convertirse en un consumidor intensivo de drogas.
En Colombia es muy común escuchar de boca de las autoridades la palabra “microtráfico”, para referirse a la venta al menudeo de drogas en los centros urbanos. Un menudeo que se define en dosis por persona en rangos que van de 1 gramo hasta 2.000 gramos en cocaína y basuco, y hasta 10 kilogramos en marihuana. Pero a la luz del estudio presentado por el Departamento Nacional de Planeación DNP llamado “Narcomenudeo en Colombia, una transformación de la economía criminal”, ese eufemismo debería eliminarse y empezar a llamar el problema por su verdadero nombre: “macrotráfico” urbano de drogas.
La investigación constata la magnitud de este negocio, que movió en el año 2015 a través de las organizaciones criminales 6 billones de pesos (2 mil millones de dólares aproximadamente), equivalentes al 0,75 del PIB, como consecuencia del aumento del consumo de drogas ilícitas en el país.
De ese valor estimado de mercado, $300.000 millones (100 millones de dólares), corresponden a las ganancias de los cultivadores y productores, $2,5 billones (830 millones de dólares) a la banda delincuencial que la distribuye y $3,2 billones (mil millones de dólares), a los expendedores de droga que la ponen en las calles para el consumo. La rentabilidad del negocio es así de 346,2.
La venta y consumo de drogas en las ciudades
Según el estudio, actualmente en Colombia existen cerca de 1.500.000 consumidores, de los cuales 832 mil, es decir, el 56%, viven en las ciudades capitales como Bogotá, Barranquilla, Medellín, Bucaramanga, Santa Marta y Pereira.
Los principales mercados para el comercio de drogas al menudeo están encabezados por Bogotá con ventas por casi $800 mil millones de pesos (19%), seguido de Barranquilla (3%), Pereira (3%), Bucaramanga (2,5%) y Medellín (2,5%).
Pero aunque el mayor número de consumidores vive en las ciudades capitales, también en los últimos años es alarmante el aumento del consumo en municipios de la ruralidad.
“El consumo de cocaína es un fenómeno tanto urbano como rural. Por eso el mercado interno resulta muy atractivo para las organizaciones dedicadas al narcomenudeo, que corren menos riesgos dejando el 1% de la producción para comercialización dentro del país que enviándola a los mercados externos”, dijo Simón Gaviria, Director del DNP.
La prevalencia de consumo se distribuye, según esta clasificación de la siguiente manera: en ciudades capitales (marihuana 3,4%, cocaína 0,7%, éxtasis 0,3% y basuco 0,2%); ciudades o municipios intermedios (marihuana 2,4%, cocaína 0,7%, basuco 0,25 y éxtasis 0,1%), y municipios rurales y rural disperso (marihuana 2,2%, cocaína 0,6%, basuco 0,2% y éxtasis 0,1%).
Lo anterior muestra que en el nivel nacional lo que más se consume es marihuana. No obstante, en el nivel de las ciudades y municipios intermedios (entre 25 mil y 100 mil habitantes) y rurales (menos de 25 mil habitantes) es importante la prevalencia de consumo de cocaína.
Costos del negocio criminal
El estudio del DNP muestras que en la actualidad el costo de operación de una organización de narcomenudeo (de tamaño intermedio) -conformada por el dueño de la zona, el componente armado, el dueño de la línea, el administrador y los expendedores-, es de 149,3 millones de pesos por año. En consecuencia, el costo de las 610 organizaciones de narcomenudeo que se han podido identificar en el país podría ascender a $90.890 millones por año, según los cálculos.
Producir 1 kilogramo de cocaína en Colombia cuesta aproximadamente 2,4 millones de pesos, que al ponerlo en el mercado el precio de venta pasa a ser de $4,9 millones, lo que genera una rentabilidad de 104% para las organizaciones del narcomenudeo.
A la cocaína le siguen en costos de producción la marihuana y el basuco: 1 kg de marihuana vale $11.000 y 1 kg de basuco $275.000, según las estimaciones del DNP.
El costo promedio de una dosis de cocaína es $9.084, que genera para la estructura delincuencial una rentabilidad de 1.552%; el de una dosis de marihuana es de $2.245, cuya rentabilidad es de 107%, y el de una dosis de basuco es de $1.124, con una rentabilidad de 395%.
Según la estimación económica por ciudades, en la isla de San Andrés una dosis de cocaína puede costar $20.000, en Bogotá $11.500, en Cartagena $9.909, en Pereira $9.091 y en Medellín $9.091.
Modalidades del narcomenudeo
El narcomenudeo, señala la investigación, implica una transición de puntos fijos de expendio a redes móviles de distribución, además, el uso de inmuebles para hacer venta fija, llamadas telefónicas, redes sociales e Internet y domicilios a residencias, bares y discotecas. Para las entregas de la droga se utilizan habitantes de calle y recicladores, el mototaxismo, taxis y bicicletas.
La vinculación de menores de edad a estructuras criminales, que los cautivan a través de ofrecimientos de dinero y objetos personales, el suministro de estupefacientes y la garantía de protección son formas que se utilizan para conseguir nuevos consumidores.
Para controlar y promover el consumo, las organizaciones dedicadas al narcomenudeo obligan a sus integrantes a permanecer y participar en actividades delincuenciales, consumir, pagar la droga incautada o extraviada y los someten a amenazas contra su vida y la de sus familias.
Colombia aumenta el consumo interno de drogas
La investigación deja palpable una cruda realidad para los colombianos: la transformación de grandes carteles de la droga a organizaciones fragmentadas y el crecimiento del mercado interno de sustancias como la cocaína, marihuana y basuco, llevó a que Colombia pasara en los últimos años a ser un país no solo productor sino consumidor.
Colombia pasó en los últimos 7 años a ocupar el 4° puesto en Suramérica en consumo de cocaína y marihuana. En 2008 estaba en el 6° y 7° puesto respectivamente (según el informe del Uso de Drogas en las Américas 2015).
Esta transformación del narcotráfico ocurrida entre el 2008-2014, ubica hoy a Colombia en el 4° lugar en Suramérica con mayor consumo de cocaína y marihuana luego de ser uno de los países con menores índices en la región. Preceden a Colombia en este deshonroso escalafón Brasil, Uruguay y Chile.
*Escrito con información del DNP