Hasta julio de 2015, se estimaba que el número total de árboles era de 430.000 millones. Sin embargo, el estudio ¨Identificando la densidad de los árboles a escala global¨, coordinado por Thomas Crowther, de la Universidad de Yale y publicado por la revista Nature, ha identificado una situación sorprendente: en el planeta existen 3.040 millones de árboles, ocho veces más de lo calculado inicialmente, lo que supone una relación de 400 árboles por cada ser humano.
De todas formas, no todo son buenas noticias. De hecho, cada año tenemos un déficit de 10 millones en la relación de árboles cortados Vs árboles plantados. Si el déficit continua, podremos pasar, en poco más de un siglo, de los actuales 400 árboles por persona, a solamente 125.
El impacto de la reducción del número de árboles ya los sentimos en la pérdida de biodiversidad, en el calentamiento global y en la intensificación de sus efectos. En caso de que se mantenga este ritmo, la pérdida de biodiversidad será cada vez más preocupante y los servicios eco-sistémicos que ofrecen perderán calidad, exigiendo inversión pública y privada, con resultados menos efectivos que los ofertados por los ecosistemas.
Sin embargo, los árboles son seres vivos que se recuperan rápidamente. Así cómo es posible reconocer y asombrarse con imágenes de la deforestación, también es asombrosa la capacidad de recuperación de los árboles y, con ellos, de los ecosistemas. Esto, naturalmente, solo sucede cuando se les ofrece el contexto o el soporte adecuado para su recuperación, respetando sus espacios y tiempos.
Además de analizar esta perspectiva general, el estudio también define que las áreas tropicales y subtropicales concentran casi el 50% del total de los árboles del planeta, siendo la Amazonia una de las zonas más densamente pobladas de árboles. Existe el consenso mundial de que la Amazonia es uno de los pulmones del planeta, esto no es novedad. Lo que sí lo es, y está propuesto en el estudio, son datos que podrán apoyar a definir nuevas lógicas y nuevos propósitos para el desarrollo de la Amazonia.
En esta línea de trabajo, el Programa de Biodiversidad de CAF está contribuyendo a poner en valor el capital natural en América Latina y el Caribe, estimulando la innovación en el desarrollo de cadenas de valor que generen beneficios con impacto en conservación de la biodiversidad. .
Hoy más que nunca debemos entender que lo árboles, la biodiversidad, los ecosistemas y los servicios ambientales que ofrecen, deben ser considerados como lo que son, activos y no pasivos, o barreras para el desarrollo.
Cuando internalicemos esto, estaremos más cerca de una sociedad más solidaria, justa y racional, remplazaremos la meta del crecimiento por la del desarrollo y caminaremos hacia algo alcanzable y más valioso que el PIB: la prosperidad.
En este nuevo campo de vanguardia, veremos surgir una nueva generación de profesionales, empresarios, investigadores y líderes latinoamericanos que mostrarán al mundo el significado de vivir en una región del planeta que integra 7 de los 17 países mega bio-diversos.
En caso que nada de esto sea posible, entonces, plante un árbol, así le parezca insignificante, usted gozará de algo único, 401 árboles.
Publicado originalmente en “Visiones, el blog de CAF” caf.com/visiones