La Ciudad de México se enfrenta a un dilema ambiental que está a punto de desbordarse: contaminación atmosférica, crisis por el manejo de residuos sólidos y la amenaza de escasez de agua en los próximos 50 años.
Agustín Velasco / Periodista. Colaborador LA Network Ciudad de México
Rehén de los designios políticos –y de los presupuestos–, la agenda ambiental de la capital de México atraviesa por una etapa en la que abundan las distensiones entre los gobiernos locales y el federal, mientras publican estudios con resultados catastróficos.
Luis Manuel Guerra, Ingeniero Químico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México está alarmado. Hace unos días (el 5 de septiembre) fue publicado en Proceedings of the National Academy of Science (PNAS) un estudio (http://www.sciencemag.org/news/2016/09/industrial-air-pollution-leaves-magnetic-waste-brain) realizado por investigadores de la Universidad de Lancaster, Inglaterra. Los científicos descubrieron que los efectos de la contaminación atmosférica no sólo llegan al corazón o los pulmones, ahora también las nano partículas de metales que el ser humano respira se condensan en el cerebro.
Pero si el descubrimiento es alarmante, lo que sigue es escandaloso, asegura el investigador de la UNAM: para el estudio los expertos analizaron muestras de tejido cerebral de 37 personas, 29 de ellas, de entre 3 y 85 años, habían vivido y muerto en la Ciudad de México (CDMX).
“La capital mexicana está en este momento en una situación crítica en cuanto a la contaminación atmosférica, debido a errores de política pública”, diagnostica con fatalidad. ¿Qué se respira en la Ciudad de México? Dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, partículas suspendidas, lluvia ácida y plomo entre los contaminantes del aire. Para ser más precisos, y tiene que ver con que la capital mexicana se encuentra en el mejor lugar para ser foco de contaminación: a una altura de dos mil 250 metros sobre el nivel del mar y está rodeada por montañas que la convierten en una olla que en temporada de calor (entre marzo y junio) encierra los contaminantes por el fenómeno de alta presión atmosférica.
Los estudios internacionales, como el de la Organización Mundial de la Salud (OMS), descartan que la capital mexicana se encuentre entre las 10 más contaminadas del continente –entre 2011 y 2015 registró un promedio de 42 Partículas Menores a 10 micras (PM10), diminutas partículas de polvo y metales dispersas en la atmósfera y que son imperceptibles para el ojo humano–, pero los análisis locales dicen lo contrario.
Una semana después de la publicación del estudio de la Universidad de Lancaster, Inglaterra, el Gobierno capitalino publicó el Inventario de Emisiones (http://www.aire.df.gob.mx/default.php?opc=Z6BhnmI=&dc=Zg==) contaminantes de 2014, el cual destacó que entre 2012 y 2014 en la Zona Metropolitana del Valle de México –que conforman las 16 demarcaciones políticas de la Ciudad de México y los 59 municipios del colindante Estado de México (EdoMex)– se emitieron al aire 38.422 toneladas de óxidos de nitrógeno –generados principalmente por fuentes móviles– y 360.123 toneladas de Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), entre ellas partículas de heces fecales.
El análisis también encontró que la entidad vecina de la capital, el EdoMex, contamina el doble: en el mismo periodo en los municipios de dicha entidad se emitieron 62.472 toneladas de óxidos de nitrógeno contra las 38.422 que reportó la Ciudad de México; 19.000 toneladas de partículas suspendidas PM10 mientras que la ciudad contó 7.800; y en el rubro de partículas suspendidas PM2.5, reportó 6.019 toneladas, y la ciudad 3.828. Antes de que los científicos de la Universidad de Lancaster encontraran que los contaminantes anidan en el cerebro de quienes los respiran, un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), encontró que durante 2015 la contaminación provocó 1.823 muertes prematuras, 4.494 hospitalizaciones por causas respiratorias y enfermedades cardiovasculares. Además, arrojó el análisis realizado a partir de cifras de la Secretaría de Salud, 247.729 habitantes de la Ciudad acudieron a consultas médicas por infecciones respiratorias, asma y padecimientos isquémicos del corazón.
“México es una de las ciudades más contaminadas del planeta, lo cual es muy triste porque durante décadas había tenido un éxito resonante en el combate a la contaminación atmosférica, gracias a una política integral que incluyó el programa Hoy no circula, la obligatoriedad para que los automóviles tuvieran convertidores catalíticos, etcétera. Pero se fueron relajando las medidas”, lamenta el químico, Luis Manuel Guerra.
En medio del desastre, la colaboración entre gobiernos ha dejado empantanada la agenda ambiental de una de las ciudades más grandes del mundo. Unas horas después de que el Gobierno de la capital diera a conocer el inventario de emisiones, la administración del Estado de México lo desconoció al argumentar que los datos sobre la cantidad de contaminantes expulsados al medio ambiente les fueron solicitados cuando el estudio ya había sido publicado. Y un golpe más, en la primera semana de septiembre se presentó el presupuesto federal para 2017 con un recorte suicida para la capital del país. La austeridad por la que atraviesa el país trastocó proyectos nodales de infraestructura de movilidad en la capital, que rondan los cinco mil millones de pesos (253 millones de dólares al tipo de cambio en México que es de 19.77 pesos por cada dólar).
En 2013, el brasileño Jaime Lerner –gobernador de la ciudad brasileña de Curitiba en tres ocasiones e impulsor del sistema Metrobús en América– definió al automóvil como “el invitado malacopa de la fiesta”. Y tal vez es verdad, en una ciudad donde los automóviles son causantes de 90 por ciento de las emisiones contaminantes, proyectos como la ampliación de líneas del subterráneo y líneas de Metrobús –corredores exclusivos para transporte público en la Ciudad de México– han sido cancelados.
En 2015, el Gobierno de la ciudad de México, mediante un programa, pretendió restringir la circulación dos días a la semana –cuando ya no circulaban un día a la semana– a los automóviles de más de ocho años de antigüedad y el resultado fue contraproducente: al menos 700.000 automovilistas se ampararon ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) argumentando que la medida atentaba contra el principio de igualdad en el país. El órgano judicial resolvió a su favor de los quejosos y en lugar de tener a 700.000 automóviles fuera de circulación dos días de la semana, los sumó a los 5.4 millones que ya transitan por la ZMVM todos los días. Esto derivó en que, después de 13 años, en marzo de 2015 se volviera a presentar –13 años después– una Contingencia ambiental (medida que se toma cuando se considera que hay MUY MALA calidad del aire) en la zona centro de México.
“La ciudad tiene que encontrar sus propios mecanismos, tiene que prevalecer una nueva cultura de colaboradurismo a pesar de las diferencias políticas y eso es lo que no vemos tan claro”, define el experto en temas de movilidad, Salvador Herrera.
Pero su escenario parece una utopía, pues los esfuerzos son en vano. A principios de 2016, Martha Delgado, ex funcionaria que ayudó a que la ciudad de México se colocara entre las capitales más limpias del mundo, aseguró que las políticas ambientales del Gobierno de la ciudad de México eran contradictorias. Delgado contribuyó a la creación del Programa ProAire 2020, un decálogo de políticas ambientales que buscaban mejorar las políticas ambientales en la megalópolis pero que no se han cumplido.
“El ProAire 2011-2020 con 81 medidas y 116 acciones se presentó en diciembre de 2011, dicen –se refiere a la administración anterior al actual jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera– que dejamos 24 meses de rezago. No es cierto, el último año de administración que fue 2012 llevamos a cabo varias acciones: promover el transporte escolar, incentivar el uso de la bicicleta. En 2012 fue cuando más bici pública se instaló en la Ciudad de México, planes de manejo de áreas de valor ambiental; y se dejó ese mismo año el Plan Rector de Áreas Naturales Protegidas”, asegura.
Solicitamos una entrevista con la actual Secretaria del Medio Ambiente de la Ciudad de México, Tanya Müller, hace un par de semanas, para conocer sus puntos de vista, pero no hemos recibido respuesta.