De acuerdo con el más reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, en la región 42 millones de personas pasan hambre, una situación que se podría evitar si aprovecháramos mejor los alimentos y tuviéramos un consumo responsable.
Cada vez que vaya de compras al supermercado o vaya a comer a un restaurante tenga en cuenta la siguiente cifra: 1.300 millones de toneladas de alimentos se pierden o se desperdician cada año en el mundo. Esto significa que una tercera parte de todos los alimentos que se producen se estropea o se desperdicia antes de ser consumido por las personas.
De esa cifra, sin duda escandalosa, América Latina aporta cada año 127 millones de toneladas. Esto supone el desaprovechamiento diario de 348.000 toneladas de productos comestibles. Esto es, por ejemplo, cerca de 10 veces la capacidad de la Central de Abasto de la Ciudad de México, la más grande del mundo.
En el escalafón por países, Argentina desaprovecha 16 millones de toneladas de alimentos al año, Brasil 14,6 millones, México 10,4 millones de toneladas y Colombia 9,7 millones de toneladas de alimentos cada año.
En resumen, en esta zona del mundo se pierden el 15% de los alimentos disponibles, lo que equivaldría a 223 kg per cápita al año, si se considerara toda la población de la región. Para ser más explícitos, cada uno de los latinoamericanos desperdicia esos kilos en frutas, verduras, carnes, cereales y demás productos.
De hecho, la pérdida y desperdicio por grupos de alimentos en América Latina se compone así: desperdiciamos el 55% de las frutas y hortalizas, el 40% de las raíces y los tubérculos, el 33% de los pescados y mariscos, el 25% de los cereales, el 20% de las oleaginosas y legumbres, el 20% de las carnes rojas y el 20% de los productos lácteos.
36 millones de personas podrían cubrir sus necesidades calóricas tan solo con esos alimentos perdidos o desperdiciados desde los puntos de venta directa a los consumidores. Eso quiere decir, casi todas las personas que pasan hambre en América Latina y el Caribe.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) se adoptaron en septiembre del año 2000, reuniendo al mundo en torno a la reducción de la pobreza. A la fecha se han hecho enormes progresos y en el caso concreto de América Latina y el Caribe, el hambre se redujo a menos de la mitad en los pasados 25 años (línea base 1990-92). Pero el aumento del hambre en la región en 2016 y este nivel alto de desperdicio debe servir para llamar la atención de la ciudadanía de cómo solo con una producción y consumo responsables podríamos erradicar el hambre del continente.
Compromisos para erradicar el despilfarro
América Latina y el Caribe avanzan de manera coordinada en la prevención y reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos. En concordancia con el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la CELAC 2025, y con la meta global aprobada en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, la región ha asumido el compromiso de reducir a la mitad las pérdidas y desperdicios per cápita en 2025.
Para alcanzar este objetivo, se ha conformado una Alianza Regional articulada a partir de Comités Nacionales para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos.
Actualmente, Costa Rica y República Dominicana cuentan con comités nacionales y se han iniciado procesos similares en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, San Vicente y las Granadinas, y Uruguay. Esos comités han realizado sus primeras acciones y apuestan por la articulación e intercambio de experiencias entre los países de la región.
En septiembre de 2015 se llevó a cabo el Primer Diálogo Regional sobre Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en Santo Domingo, República Dominicana. El diálogo tuvo como objetivo promover la reducción de pérdidas y desperdicios como una de las estrategias para apoyar la erradicación del hambre, la pobreza y la malnutrición en la región, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Pero todos estos esfuerzos institucionales pueden cumplirse más rápidamente si motivamos una verdadera conciencia ciudadana sobre el consumo y la compra responsable de alimentos. Así que si usted amigo lector, después de leer esta nota, es más cuidadoso en lo que compra en la tienda, plaza de mercado o gran almacén o lo que consume en su hogar, en los puntos de comida o restaurantes, estará contribuyendo para que esa cifra de 42 millones de latinoamericanos y caribeños disminuya u ojalá desaparezca. Erradicar el hambre debe ser tarea de todos.