Los ciudadanos piensan que al usar el carro van a llegar más rápido, con menos problemas y más cool.
El problema es que las tres cosas están mal y en realidad van a llegar más tarde, con más problemas y, poco a poco, mucho menos cool.
Las ciudades han cambiado y los beneficios por montarse en un bus, metro, bicicleta o caminar son cada vez más grandes y evidentes.
Ya no tenemos tantas excusas para decir “el transporte público es sucio y lento” porque no es tan así, y ya no podemos decir que la bicicleta es para pobres o feos porque no es así (y porque también es una grosería decir esas cosas).
Mi ciudad, Bogotá, ha hecho mucho por mejorar las condiciones para usar bicicleta, pero en los últimos años nos hemos dedicado a pelear entre todos para no hacer nada y echarles la culpa a los demás por lo que falta por hacer.
Mientras tanto, nos faltan buenos estacionamientos de bicicletas, reducir las muertes en vía y tener más kilómetros de vías seguras para andar en ese bello vehículo.
