En Chile fue presentado el Índice de Calidad de Vida Urbana, que es elaborado desde el año 2011 a partir de datos que se agrupan en seis dimensiones: vivienda y entorno, conectividad y movilidad, salud y medio ambiente, condición laboral, condiciones socioculturales y ambiente de negocios.
Las comunas de Providencia, Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea y San Miguel, en el nivel metropolitano, lideraron en el Índice de Calidad de Vida Urbana 2018 presentado en Chile.
La medición, elaborada por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica y la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), mide y compara la calidad de vida urbana de comunas y ciudades a partir de seis variables: vivienda y entorno, condiciones socio-culturales, salud y medio ambiente, ambiente de negocios, condición laboral y conectividad y movilidad.
Las comunas son desde 1976 la división administrativa menor y básica de Chile. Es comparable a lo que en otros países se denomina como municipio. La comuna puede ser de carácter urbano, rural o combinar ambas. Un conjunto de comunas conforman una provincia. Así mismo, un centro urbano puede estar dividido en varias comunas.
El ranking permitió identificar cómo solo 17 de las 93 comunas del país con más de 50.000 habitantes se ubican en el rango superior de calidad de vida urbana. De esas 17 comunas, en las que residen casi 2.900.000 personas, ocho están localizadas en la Región Metropolitana: Providencia, Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, San Miguel –la de mayor salto en el ranking pasando del puesto 40 al 5-, La Reina, Ñuñoa y Santiago.
Mientras tanto, las nueve restantes son comunas de otras regiones: Punta Arenas, Coyhaique –las mejores ubicadas, ambas de la zona sur austral del país–, Valdivia, Viña del Mar, Concepción, Machalí, Talca, Los Andes e Iquique.
En contraste, las comunas con los índices más bajos están en la periferia sur-poniente de la Región Metropolitana. Son ellas Buin, Paine, Pedro Aguirre Cerda, Talagante, Peñaflor y La Pintana, y su mala posición se explica por la poca conectividad, la lejanía de servicios y un ambiente de negocios desfavorable en todas ellas.
En relación con este hecho, Javier Hurtado, gerente de Estudios de la CChC, explicó que “El ICVU 2018 nuevamente deja en evidencia el gran impacto que factores como conectividad y cercanía a servicios tienen en la calidad de vida urbana. Eso explica, por ejemplo, que un creciente número de personas aspire a vivir ojalá lo más cerca posible de estos atributos y que varias comunas de la periferia sur-poniente de la Región Metropolitana –Melipilla, Buin, Paine, Peñaflor y Talagante– se ubiquen en el rango inferior de calidad de vida urbana”.
Por último y en relación con el resultados de las comunas, 40 de ellas se posicionaron en el rango promedio de calidad de vida urbana, las que suman un total de 6.183.520 habitantes, y 36 se ubicaron en el rango inferior, con 4.588.084 habitantes. 23 de estas últimas son de la Región Metropolitana.
Ciudades intermedias y metropolitanas
Al analizar las 25 “ciudades intermedias” del país –es decir, aquéllas conformadas a partir de una comuna cuya área urbana consolidada tiene más de 50.000 pero menos de 250.000 habitantes– se observa que solo cinco de estas se ubican en el rango superior de calidad de vida urbana: Punta Arenas, Coyhaique, Valdivia, Talca y Los Andes, en las cuales residen 642.555 personas.
En el rango promedio, en tanto, se contabilizan 12 comunas, en las que viven 1.405.423 personas, mientras que en el rango inferior se identifican a 8 comunas, que albergan a 676.588 personas. Entre estas últimas se encuentran las ciudades de Rengo, Linares, Quillota, San Antonio, Villarrica, Vallenar, Ovalle y Melipilla.
Y en lo relativo a las “ciudades metropolitanas”, aquí están contemplados los 10 sistemas urbanos conformados por una o más comunas cuya área urbana consolidada alcanza una población de más de 250.000 habitantes.
En esta categoría, el ICVU 2018 es liderado por Rancagua-Machalí –en que destacan variables como conectividad y movilidad, y condiciones laborales–, seguida por el Área Metropolitana de Valparaíso, Iquique-Alto Hospicio y el Área Metropolitana de Santiago.
En cambio, bajo el promedio nacional de calidad de vida urbana (46,61 puntos.) se ubican el Área Metropolitana de Concepción, Antofagasta, Coquimbo-La Serena, Puerto Montt-Puerto Varas y Temuco-Padre Las Casas y Chillán-Chillán Viejo. Los aspectos más débiles de esta última son ambiente de negocios y condiciones laborales en términos relativos respecto a las otras ciudades metropolitanas.
Arturo Orellana, coordinador del equipo de trabajo del estudio, afirmó que “es interesante observar cómo ha mejorado la calidad de vida urbana en comunas de regiones, especialmente en lo que dice relación con condiciones socioculturales y laborales, aunque todavía tienen importantes brechas en dimensiones como ambiente de negocios y salud y medio ambiente”.
Índice no exento de polémicas
Pero en algunos casos el debate en torno a los resultados del Índice de Calidad de Vida Urbana ICVU 2018 no se hizo esperar, especialmente desde algunas comunas y ciudades.
Uno de los casos más significativos es el de la comuna de San Miguel, que tuvo un ascenso significativo del puesto 40 en la anterior medición al puesto 5 en 2018. Mientras que el ministro de Vivienda de Chile, Cristian Monckeberg calificó a esta comuna como “un buen ejemplo de la regeneración urbana, modelo que el gobierno pretende implementar”, Matías Freire Vallejos, concejal de San Miguel, habla de cómo en el informe “hubo omisión de variables que en el estudio del año pasado se consideraban, como por ejemplo, la percepción de la ciudadanía en relación al estado de las calles, las veredas y la congestión vehicular, además del porcentaje de habitantes que trabaja en la misma comuna que reside”, argumentó.
Pero el concejal fue más allá en sus críticas, al afirmar que “San Miguel pese a todo sigue siendo un buen lugar para vivir. Pero lo es por su gente, por su historia, por su patrimonio material e inmaterial y no por un mal entendido progreso, ni porque los intereses inmobiliarios que están detrás de este estudio quieran posicionarnos así para así atraer compradores para sus proyectos”.
Otro caso es el de las municipalidades de Puerto Montt y Puerto Varas, que en la medición pasada habían ocupado destacados lugares y que para este año descendieron. Puerto Varas descendió del puesto 5 al 27 del ICVU 2018, mientras que Puerto Montt pasó de la posición 19 a la 30.
Para el alcalde de Puerto Varas, Ramón Bahamonde, hay una especie de “vendetta (venganza) de la Cámara Chilena de la Construcción por el endurecimiento de las normas municipales respecto de las edificaciones de la ciudad”. Igualmente, voceros de la comunidad acusaron a la CChC de utilizar esta herramienta para inducir el negocio inmobiliario. Mientras que para el alcalde de Puerto Montt, Gervoy Paredes, los resultados de 2018 no se compadecen con la realidad, más aún cuando ha habido mejoras en políticas medio ambientales, de seguridad, salud y educación en los últimos meses.
El líder de la investigación, Arturo Orellana, quiso bajar el tono de estas críticas, señalando que lo que se hizo en esta ocasión fue eliminar indicadores subjetivos, pero además que “lejos de pretender favorecer o perjudicar a una comuna o a una ciudad, así como a un sector productivo, una institución o autoridad en específico, nuestra prioridad como Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales es entregar una herramienta que muestre las brechas de inequidad existentes en materia de calidad de vida urbana en el país, evidenciando cuáles son las dimensiones que se transforman en un desafío para mejorar”.
Un último caso que llamó la atención fue la caída en 18 puestos que sufrió Chillán, la capital de Ñuble, que se encontraba en el puesto 39 en la medición pasada y se ubicó en el número 57 para este año, pasando al rango de ciudades promedio.
Arturo Orellana explicó a los medios locales que «cambiamos el 50% de las variables, sacamos un cuarto de las variables que eran subjetivas e incorporamos variables objetivas. Además, hicimos una actualización que no habíamos hecho antes porque los datos más antiguos que tenemos son de 2015 y agregamos algunas cuestiones relacionadas con vivienda y fundamentalmente en condiciones laborales; de hecho el 50% de las variables cambiaron y las de vivienda también».
Pero además «Chillán retrocede fundamentalmente porque al ser una capital regional, y en el contexto de la regionalización, hay que considerar que en condiciones laborales y en ambiente de negocios está rezagada en términos del nivel de desarrollo que debería tener y por otro lado hay un rezago en el tema de conectividad y movilidad”, agregó el investigador Orellana.
Para urbanistas y expertos en este tema consultados por nuestra plataforma, este índice es un ejercicio interesante y útil, pero se deberían consensuar nuevos indicadores más allá del ICVU, en los que pudieran participar las comunidades y donde se incorporen variables contempladas en el Índice de Desarrollo Humano, que le darían mayor profundidad a las valoraciones de la calidad de vida en las ciudades chilenas.
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