Como una paradoja propia de países y ciudades de Latinoamérica, en Colombia se registran altas cifras de desnutrición y subalimentación, mientras que 9,7 millones de toneladas de alimentos se van a la basura anualmente.
“En el mundo entre el 30 y el 50 % de los alimentos son desperdiciados”, dice con tono de preocupación Juan Carlos Buitrago Ortiz, médico que desde hace años está dedicado al trabajo social, especialmente en temas de alimentación.
Y es que el hambre está creciendo de nuevo en todo el planeta. Al menos así lo indica Buitrago, hoy Director Ejecutivo de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia – ABACO, al citar los últimos resultados de estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación – FAO, ‘Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo’, que indican que después de una tendencia de disminución durante la última década; las cifras muestran que las personas con hambre aumentaron a 821 millones en 2017, cuando fueron ‘solamente’ 804 millones en 2016.
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El mundo tiene hoy 17 millones más de personas con hambre, la mayoría en las calles de las ciudades y más negativo aún, casi 151 millones de niños menores de cinco años de todo el mundo están afectados por retraso en el crecimiento, explica el director de ABACO.
Mientras tanto, los números en Colombia indican que las cosas no se están haciendo tampoco de la mejor manera. Según las cifras publicadas en la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN 2015) el 54,2 % de los hogares colombianos vive en inseguridad alimentaria.
Esta es la gran contradicción de un país que es despensa de verduras, frutas y productos agrícolas, pero también escenario del desperdicio de alimentos, mientras la desnutrición aguda en niños menores de 5 años aumentó de 0,9 % en 2010 a 2,3 % en 2015.
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“En Colombia botamos 9.7 millones de toneladas de alimentos al año, alimentos que serían suficientes para alimentar 8 veces al departamento de La Guajira. Alimentos que serían suficientes para alimentar a la ciudad de Bogotá con sus 8 millones de habitantes. Por un lado tenemos cifras de desnutrición y por el otro estamos botando la comida”, sentencia Buitrago.
El experto explica que en Colombia este indicador de cerca de 10 millones de toneladas de alimentos desperdiciados representa nada menos que el 34 % del total de los alimentos que puede consumir un país de aproximadamente 40 millones de personas: por cada tres toneladas de comida disponibles, una de ellas va a parar a las canecas de la basura.
Incluso ello genera un problema de manejo de residuos sólidos orgánicos, pues el país solo aprovecha el potencial de compostar estos residuos en aproximadamente 5 % o menos.
Esperando una legislación para reducir el desperdicio
El Director Ejecutivo de la Asociación de Bancos de Alimentos, indica que en la actualidad avanza en el congreso colombiano un proyecto de Ley que obligaría al Estado colombiano a la formulación de una política pública que permita una mejor gestión de los alimentos que no se consumen.
¿Pero cuáles serían sus efectos prácticos? “En primer lugar, ordena al gobierno la creación de una política pública. Segundo y muy importante, prohibiría la destrucción de los alimentos en Colombia. Tercero ordena hacerle seguimiento a este tema, para que se hagan estudios y así medir las cifras de desperdicio de alimentos de Colombia”, señala Buitrago.
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Además, esto le abre las puertas a las organizaciones sin ánimo de lucro para que, si los alimentos no pueden ser comercializados, puedan entonces ser aprovechados por los bancos de alimentos en la nutrición de las poblaciones vulnerables del país y de esta manera generar un equilibrio entre lo que se produce y lo que verdaderamente se consume.
La Ley ya superó el primero de cuatro debates que deben ser surtidos para la aprobación en el Parlamento colombiano.