Claudia Sheinbaum se convirtió formalmente en la nueva jefa de gobierno de la Ciudad de México.
Una jefa de gobierno con un poder como no habíamos visto en tierras chilangas, después de unas elecciones que además de darle un fácil triunfo, se lo dieron con esa misma facilidad tanto al candidato a la Presidencia de la República de su partido, como a quienes ese mismo partido postuló para competir por puestos en los congresos federal y local.
El día que tomó posesión, Sheinbaum dio un potente mensaje poniendo como absoluta prioridad la agenda social, y que, aunque incluía objetivos muy claros en materia de desarrollo urbano, dejaba también muchas dudas al no dar mayores detalles de temas como los aspectos más relevantes de un ya muy urgente Plan General de Desarrollo Urbano (PGDU), o su programa de vivienda.
Habló de la necesidad de poner orden al crecimiento de la ciudad, puntualizando que para ello se revisarían todos los permisos de construcción otorgados, en particular de 292 señalados como de alto impacto.
Dijo también que la autorización de nuevos proyectos estaría vinculada a consultas a la ciudadanía que en todos los casos serían vinculantes, habló del objetivo de repoblar el centro histórico de la ciudad y de acelerar el proceso que permitiera contar con un PGDU que fuera el marco que hiciera posible frenar la especulación con el suelo y hacer frente al encarecimiento de la vivienda.
En CDMX se demandan cada vez más edificios prime
Por supuesto… Habló de que se acabaría la corrupción en todo, y en forma particular con todo lo relacionado con el desarrollo inmobiliario.
Lo malo es que, aun hablando de asuntos tan importantes, no mencionara a la industria inmobiliaria como actor fundamental para dar cauce a todos estos muy buenos propósitos y sin profundizar en los detalles de cosas como qué esperar en contenidos y tiempos en cuanto al mencionado PGDU, montos de inversiones para servicios públicos y objetivos y planteamientos de un muy urgente plan de vivienda para la entidad.
Porque el caso es que las inversiones inmobiliarias están bajando en la capital del país y que la pobre producción de vivienda, resultado de la obsolescencia regulatoria, la corrupción, la falta de servicios públicos y el encarecimiento consecuente del muy escaso suelo urbano con uso habitacional, ha disparado los precios de esta, sacándola del alcance de los chilangos de bajos ingresos, que se ven forzados a vivir en ciudades dormitorio, a horas de distancia de sus trabajos y escuelas.
Habría que reconocer el papel que juega la inversión inmobiliaria, generando los diferentes inmuebles que necesita una ciudad con la vitalidad de la capital de nuestro país, y generando en el proceso dinamismo económico y empleos que sería importante mantener.
Claro, se trata, como dice Sheinbaum, de poner a la gente en medio de las decisiones, para que todo lo que haga dé como resultado mejoras a calidades de vida y todo tipo de oportunidades.
Inicia este nuevo gobierno, ojalá empecemos a ver cómo se trabaja para dar forma a todo lo que se requiere para poder cumplir todos sus planeamientos.
Espero ver muy pronto un extraordinario PGDU, que permita aprovechar las fortalezas del sector inmobiliario y genere dónde y cómo se requieren, los miles de viviendas que hay que construir para atender la demanda de todos los segmentos de población, en especial, de los más pobres.