Imagina un lugar donde has vivido por décadas. No solo tú, pero los padres y madres de tu padre y tu madre. Y cuando ellos vivían ahí, el lugar no era tan grande. Había tan solo unas decenas de familias. Hoy el lugar tiene centenas o tal vez unas mil familias.
Es un lugar verde, muy fértil y estás a las faldas de un volcán.
El volcán hace una erupción sin precedentes, al menos para los que han vivido allí en los últimos 50 años. Lamentablemente, las personas que se quedaron fallecieron, toda la infraestructura que estaba ahí se perdió, tu casa está bajo dos metros de arena volcánica, lodo y escombros. La tierra ya no es verde, es barro y es caliente.
Esta es la historia de las poblaciones que viven cerca o al pie de los volcanes de todo el mundo, ya sea en Asia, América o África.
En la actualidad hay 81 países con volcanes activos y unas 800 millones de personas viven a unos 100 kilómetros de un volcán. Es probable que este número aumente en la medida en que crece la población cerca de los volcanes. Por ejemplo, yo vivo en Ecuador, donde el 50 por ciento de la población del país vive a menos de 100 kilómetros de un volcán. En Quito, la capital que está a las faldas del volcán Guagua Pichincha, la población en 1950 era de 200.000 personas. Hoy somos cerca de 2 millones.
Históricamente, los volcanes han afectado a millones de personas con deslizamientos, lahares, expulsión de lava, proyectiles volcánicos y flujos piroclásticos, entro otros. Estos eventos contribuyeron, según el informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), al desastre causado por el volcán de Fuego el 3 de junio en Guatemala, que afectó a 1,7 millones de personas y se cobró más de 190 vidas con un impacto económico superior a los 200 millones de dólares.
Así que tenemos que hacernos varias preguntas. ¿Por qué la gente vive cerca de los volcanes? ¿Conocemos el riesgo de vivir tan cerca? ¿Qué hacemos si hay una erupción volcánica? ¿Hay alguna manera de reducir el riesgo de ocurrencia de impactos similares en el futuro? ¿Cuál es nuestro plan B si el volcán entra en erupción?
La crisis del volcán de Fuego reveló importantes desafíos en la gestión del riesgo de desastres, lo que podría explicar el tamaño del desastre, como las deficiencias en la planificación del uso de la tierra (LUP); los sistemas de monitoreo y de alerta temprana de peligros volcánicos; la coordinación interinstitucional; la preparación y la respuesta a emergencias; y la información de los riesgos a las comunidades.
Estos y muchos otros temas se discutieron durante el “Taller Internacional de Lecciones Aprendidas después de la Erupción del Volcán de Fuego”, celebrado en la Ciudad de Guatemala en octubre de 2018. El evento, organizado por el Banco Mundial y apoyado por el Fondo Mundial para la Reducción y Recuperación de Desastres (GFDRR) , reunió a un grupo de agencias nacionales y expertos internacionales de Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Reino Unido, Estados Unidos, Italia y Japón para compartir sus conocimientos en el diseño de una hoja de ruta para fortalecer la gestión del riesgo de desastres en áreas volcánicas, con el propósito de reducir pérdidas y daños en futuras erupciones.
Las principales recomendaciones incluyeron:
- La elaboración de una regulación especial de usos del suelo en zonas de alta amenaza volcánica;
- La implementación de un programa de fortalecimiento institucional del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH);
- La disponibilidad de recursos contingentes suficientes para la respuesta a desastres con base en los escenarios de riesgo identificados;
- El fortalecimiento de la gobernanza de la gestión del riesgo de desastres a través de la modernización del marco legal y de la mejora de los procesos de coordinación de las operaciones de emergencia; y
- Una estrategia de comunicación con comunidades que responda a las características culturales de las poblaciones asentadas en las zonas de peligros volcánicos del país.
El entendimiento del riesgo y la pronta acción son indispensables para afrontar las amenazas volcánicas. Es por esto que el Banco Mundial ha decidido crear una comunidad de práctica para tratar el tema del riesgo volcánico a nivel mundial con el propósito de informar el desarrollo y la implementación de políticas públicas, proyectos y actividades para la seguridad de las comunidades.
Es vital que los gobiernos, las ciudades y las poblaciones tomen conciencia de la situación en que se encuentran viviendo en las faldas de un volcán y tomen las medidas necesarias para no crear más riesgos a través de planes de acción específicos para las amenazas volcánicas. Comprender y convivir con el riesgo puede proporcionar un desarrollo sostenible e incluso inspirar formas creativas de educar al público sobre los riesgos volcánicos. Con el lanzamiento de esta comunidad de práctica, esperamos contribuir al establecimiento de un fuerte «Plan V».