Según un estudio académico desarrollado en Chile, esta clase de plataformas genera sobrecarga laboral, precariedad en los ingresos y riesgos de accidentes, esto sin entrar en el debate de si han complejizado o no la movilidad en las ciudades.
Una encuesta realizada desde la Universidad de Chile por Andrés Fielbaum y Alejandro Tirachini, reveló las precarias condiciones a las que se ven expuestos los conductores de servicios privados de pasajeros mediante aplicaciones para teléfonos móviles (conocidas como ride-hailing o ridesourcing en inglés), como Uber, Cabify o Beat.
La encuesta, de alrededor de 50 preguntas, fue contestada de manera voluntaria por 400 conductores, y mediante sus resultados, los académicos encontraron varias consideraciones. Lo primero es sobre salarios: por hora, un conductor que trabaja mediante estas plataformas puede ganar un estimado de entre 3.000 y 3.500 pesos chilenos (4.5 a 5 dólares aproximadamente). “Esto de acuerdo con estimaciones propias que dan un poco más alto que lo contestado por los conductores, mucho más bajo que lo que ha prometido Uber”, destacó Fielbaum en diálogo con LA Network.
Además, sobre las jornadas laborales, Fielbaum y Tirachini encontraron que aproximadamente un 30 % de los conductores lo está haciendo más de nueve horas diarias y el 18 % más de 12 horas diarias. “Jornadas de más de 60 horas semanales son comunes. Eso está muy lejos de condiciones usuales en Chile, e induce riesgo de accidentes”, agrega.
De otro lado, el tercer estimado detalla los temas de seguridad a los que se ven expuestos los conductores. De acuerdo con la encuesta, solamente un 4 % de los conductores no ha vivido ninguna situación como manejar por sitios peligrosos, amenazas o ataques de taxistas, y acosos/asaltos por pasajeros, que son destacados como lo más frecuente.
Las normas no regulan ni protegen la actividad
En Chile, como en otros tantos países de Latinoamérica, el sistema de trabajo mediante aplicaciones para teléfonos móviles (ride-hailing) no se encuentra regulado por normas claras, y ante la expansión de esta modalidad laboral, no solo los conductores sino los usuarios, las ciudades y los gobiernos, se están viendo en la necesidad de prestar atención a lo que pasó de ser un fenómeno a una tendencia.
“En Chile hace ya varios años que se discute la regulación, pero fundamentalmente desde el punto de vista de la empresa: cómo regularizar lo que ya existe. Regular los empleos ha estado en general fuera de la discusión”, remarca Fielbaum. Sin embargo, recuerda que hace pocos días dos diputados presentaron una propuesta para regular el empleo en este tipo de trabajos para plataformas online, aunque “no ha habido respuesta de parte del Gobierno aún.”
Pese a estas situaciones, el investigador insiste en que la actividad se está masificando y parte de ello es que quienes acuden a la labor han encontrado flexibilidad horaria, aunque luego la sorpresa es la precarización de su ejercicio. Además, la perfilación de conductores indica que “en su gran mayoría son hombres, de distintas edades, más del 60 % con estudios terciarios completos, y más de la mitad sigue rutinas más bien fijas”.
¿Hacia dónde se dirige esta modalidad laboral en Chile?
Aunque para lograr precisión sobre las cifras de crecimiento del servicio particular de pasajeros mediante aplicaciones móviles en Chile, se podrían ahondar en una investigación aparte, las estimaciones que se manejan públicamente es que hay del orden de 100 mil conductores (para hacerse una idea, los taxistas son aproximadamente 30.000) que actualmente prestan el servicio en las principales ciudades chilenas, lo que representa que algo y más pronto que tarde, deberán hacer los gobiernos para ponerle el ojo a la situación.
Entonces, ¿qué se debe hacer desde las normas con estos nuevos elementos de movilidad urbana? Para Andrés Fielbaum, vocero de la investigación conjunta realizada con Alejandro Tirachini, “hay que repensar los códigos laborales para admitir trabajos que se adecúen a las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías sin que ello implique precariedad ni informalidad”.
Agrega el investigador, que en estas nuevas tendencias de trabajo encuentra “un potencial muy interesante de colaboración entre el Estado y la sociedad civil, para que estas plataformas puedan funcionar con niveles de autogestión entre sus conductores, permitiendo mayor transparencia y mejores sueldos”.
Por ahora, la investigación completa con los datos detallados de la encuesta, pueden ser consultados en el enlace http://ow.ly/3LZu30o3ZaJ. Este avance, significa un “llamado de atención para que nadie más mire para el lado respecto a la situación de los conductores”. En último término, como afirman los investigadores líderes del análisis, “es defender derechos laborales para no volver al siglo XIX con la excusa de la tecnología”.