Según el Banco Interamericano de Desarrollo BID, en Latinoamérica el 6 % de la población vive sobre suelos de tierra y el 5 % bajo techos pobres. Londres, la capital británica tiene una ‘loca idea’ que sirve de espejo para las ciudades latinoamericanas.
El año anterior durante la realización del Foro ‘Vivienda, ¿qué viene?, los retos y la innovación en el hemisferio sur global’, las cifras de las condiciones en las que viven muchos latinoamericanos, se pusieron de relieve y son críticas: pese a que en las dos últimas décadas han sido entregadas más de 6 millones de unidades de vivienda para la población pobre en seis países de Suramérica; ello no ha evitado el crecimiento o aumento de cinturones de miseria y peor, el aumento de personas habitando la calle.
De hecho, en nuestra región, en datos de 2014 existían 70 millones de personas sin hogar según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); cifra que hoy se antoja muy superior por el agravante de las crisis migratorias actuales.
Hoy, por ejemplo, ciudades como Santiago, Montevideo o Buenos Aires enfrentan las crisis y hasta muertes provocadas por las bajas temperaturas invernales y bajo campañas como «Frío cero», emprenden acciones para atender y dar protección a los habitantes de calle. Justamente ayer fue noticia en la capital argentina que, por la ola de frío, 103 personas debieron dormir dentro del estadio Monumental de River Plate y allí fueron atendidas. Todo un drama social.
Frente a fenómenos como el de las personas sin hogar, los londinenses están desarrollando una propuesta innovadora y con matiz de economía circular: darle una segunda vida a sus buses de dos pisos, los que han convertido en ‘shelters’ o refugios para las personas que habitan la calle.
Se trata de la empresa de base social Buses4Homeless que adaptó cuatro de los tradicionales buses londinenses que ya están fuera de servicio para convertirlos en albergues temporales –durante el verano- para 40 personas sin hogar: ‘Haciendo nuestra parte para los necesitados’, es el lema de la iniciativa.
La innovación consistió en adaptar los autobuses con espacios para dormir, comer y hasta para impartir capacitaciones para las personas que participen en el programa que se motiva en parte por los datos que se viven en la capital londinense: cerca de 9 000 personas sin hogar, con un aumento del 18 % respecto al último año, según se derivó de una especie de censo realizado por el ayuntamiento el mes anterior.
Esta iniciativa le surgió a Dan Atkins, constructor de buses promocionales o publicitarios, como fundador, debido a la experiencia de ver a un amigo durmiendo en el maletero de un bus, lo que le afectó y motivó a comprender el fenómeno y ayudar a su reintegración en la vida ‘normal’.
El enfoque central de Buses4Homeless es la capacitación de las personas para que adquieran herramientas que les permitan reingresar al circuito del empleo, en un programa de tres meses de duración en el que también se realizan actividades de formación en cocina o clases de yoga, por ejemplo.
“Nuestra misión es transformar las vidas de las personas sin hogar en todo el país, y luego el mundo. Por favor apoya nuestro viaje donando ahora”, dice Atkins en la página oficial del programa que se financia también con donaciones, incluso con apoyo del alcalde de Londres, Sadiq Khan: “Hemos lanzado una campaña de financiación colectiva como parte del proyecto Spacehive del alcalde de Londres. Si te gusta lo que estamos haciendo y haríamos una contribución que sería muy apreciada”.
Además, la iniciativa de Buses4Homeless se basa en el concepto de la economía circular, ya que como afirma Atkins y sucede en la mayor parte de países del mundo, los buses obsoletos terminarán por ser destruidos o como se conoce en Colombia, ‘chatarrizados’, entonces por qué no usarlos con esta finalidad.
Cada bus puede adaptarse para albergar hasta un máximo de 20 personas en pequeñas pero cómodas cápsulas o literas que según afirman los beneficiarios, son más seguras que los tradicionales albergues en los que normalmente les pueden robar sus pocas pertenencias.
Finalmente, el proyecto quiere tener buses para refugio, alimentación y aprendizaje. Cada uno de ellos tiene un costo de 40 000 libras. Del primero la donación ya ha alcanzado más de 32 000 libras. De los dos restantes se alcanzan los 1 000 libras cada uno y siguen esperando por los donantes para hacer realidad este programa que esperan llevar a todo el mundo, incluso a Latinoamérica.