Ambato, ejemplo de sostenibilidad en la región

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LA Network
25 octubre, 2016 - Ecología Urbana

La ciudad de Ambato, Ecuador, es ejemplo en el manejo integral de los residuos. LA Network dialogó con su Alcalde sobre este tema.

Luis Amoroso - Alcalde de Ambato, Ecuador
Luis Amoroso – Alcalde de Ambato, Ecuador

El cierre de vertederos en Latinoamérica ha sido un asunto policivo, desplazando a los recicladores de sus lugares de trabajo y sin alternativas para generar el sustento de otras fuentes.

En la agenda de las ciudades, eso es algo inaceptable e insostenible porque de lo que se trata es de generar soluciones y no nuevos problemas.

Por eso el caso de la ciudad ecuatoriana de Ambato es ejemplo hoy en la región de buenas prácticas en hacer cierres de vertederos reconociendo la dignidad de la población recicladora que vive en ellos y reconociendo su aporte a la protección del medio ambiente.

LA Network dialogó con el alcalde de Ambato, Luis Amoroso, quien destacó que de esta iniciativa regional también hacen parte Atacames, Puertoviejo y Cuenca.

Asimismo dijo que una de sus principales preocupaciones es apoyar la Red Nacional de Recicladores, a la que pertenecen cuarenta organizaciones de las regiones amazonia, costa y sierra.

La RNR congrega a 1.500 familias y a un total de 20.000 recicladores, el 70% mujeres. Esta organización es destacada por el alcalde Amoroso por su capacidad de gestión ante las autoridades de la municipalidad, el gobierno del país, las empresas, las organizaciones y la sociedad misma.

—¿En qué aspectos se ha apoyado su Alcaldía para cambiar la forma de administrar la ciudad?

—La municipalidad ha encaminado su gestión a mejorar tanto la zona urbana como la rural. Si no resolvemos el problema del campo, tampoco podremos resolverse el problema de la ciudad. Nosotros nos ajustamos a la nueva agenda urbana porque no queremos dejar a nadie atrás, luchamos contra la pobreza y en esa línea trabajamos por economías inclusivas y por la sostenibilidad ambiental. Tenemos muy presente lo que significa que Ecuador genere un aproximado de cuatro millones de toneladas de desechos sólidos al año, de los cuales el 25%, es decir un millón de toneladas, son potencialmente reciclables, lo que permitiría reutilizar papel, cartón, vidrio y chatarra.

—Cómo se produjo ese cambio de mentalidad en Ambato que respeta y dignifica la labor de quienes se dedican al reciclaje?

—Además de lo expresado anteriormente, la ciudad tiene en ejecución un tratamiento especial de limpieza en los sectores urbano y rural, lo mismo que un trabajo permanente por un ambiente limpio. Queremos una ciudad totalmente aseada, porque Ambato tiene el aire más puro del país y el tercero de Latinoamérica. La nuestra es una tarea compleja porque depende de varios factores. Primero, contar con el apoyo del gobierno nacional; segundo, tener el equipamiento requerido; y tercero, contar con una empresa responsable, respetable y solvente para la recolección y el tratamiento de residuos, cuya producción en Ambato es de 300 toneladas por día. Pero, para nosotros lo más importante es cuidar que nuestros recicladores, verdaderos superhéroes y que suman aproximadamente 300, sean debidamente atendidos por la municipalidad. Y por eso me siento orgullo.

—¿Ellos actúan bajo algún tipo de organización?

—Sí, pero tenemos que ayudarles a organizarse mejor y para ello hemos emprendido un plan de reciclaje inclusivo, que fomenta la condición humanista que debe tener toda administración municipal. ¿Si no pensamos en el ser humano, en quién entonces vamos  pensar? Ellos comprenden muy bien que ese plan busca fomentar procesos de reciclaje productivos, innovadores e inclusivos; generar una cultura de reconocimiento a la labor del reciclador; y diseñar e implementar un sistema de sostenibilidad ambiental, social y financiero.

—¿Y el ciudadano?

—Este plan no podría aplicarse si no existiera en el ciudadano la voluntad de reciclar. Es que no es solamente cuestión de limpiar las calles o las plazas. También debemos ser conscientes de cómo se origina la basura y empezar a clasificarla desde el origen, cambiando así la costumbre equivocada de que todos los desechos los metemos en una bolsa que arrumamos en una esquina del barrios y que la tarea de clasificarla le toca hacerla allí al ciudadano reciclador. El ciudadano debe respetar y comprometerse con la educación ambiental, que nosotros ya estamos llevando a los barrios.

—¿Bajo qué criterios fue elaborado el plan de reciclaje inclusivo?

—Tiene cuatro lineamientos estratégicos. El primero es el legal e institucional, enmarcado en las atribuciones del Código de Organización Territorial. El segundo es el lineamiento operativo y productivo para fortalecer el sistema de gestión del reciclaje y ello ha obligado a repotenciar el parque automotor. El tercero es la ubicación estratégica de contenedores para el depósito de los diferentes residuos y su uso correcto es indudablemente expresión de la cultura ambiental. Y el cuarto es el compromiso de la municipalidad  de disponer espacios adecuados, seguros y cercanos al relleno sanitario para la tarea de reclasificación que llevan a cabo las y los recicladores. En esa medida contribuimos a incrementar su ingreso económico y a fortalecer y posibilitar el elemento socio-organizativo y el elemento de la capacitación con ayuda de nuestras cuatro universidades.