De una ciudad carrocentrista con la avenida más ancha del mundo, la capital argentina da ejemplo a Latinoamérica con sus transformaciones, aunque todavía falta mucho terreno por ganar para ser caminable.
Más caminable, lo que significa más encuentros en las calles, más niños, más saludos, más matecito compartido. Más pedaleable, lo que significa un mejor aire, mayor equidad de género, más salud, más turismo y oportunidades para todos. También más modos de transporte que le ayudan al subte y al colectivo a ser más eficientes y tener mayor impacto.
Aunque caben en un corto listado resumido en un párrafo, esas transformaciones urbanas le tomaron a Buenos Aires, nada menos que 10 años, mucha voluntad política, amplios y potentes debates de ciudad, cuantiosos recursos pero, sobre todo, le han requerido unir a los porteños en torno a una visión de ciudad a escala humana, donde la gente, los niños, los adultos mayores, los peatones, los ciclistas sean la prioridad de la planificación de esta mega urbe de 15 millones de habitantes en su área metropolitana, tres de ellos en la capital.
Paula Bisiau, Subsecretaria de Movilidad Sustentable y Segura de Buenos Aires, ha compartido en varios escenarios los proyectos que han hecho que la ciudad sea hoy un buen ejemplo en Latinoamérica gracias a la formulación de proyectos de movilidad sostenible. Aunque todavía insuficientes para una ciudad de este tamaño, muestra un camino en la dirección correcta.
“Les contaré lo que venimos haciendo en los últimos 10 años. Este es un cambio cultural tan grande que no solo tiene que ver con las obras de infraestructura, sino que tiene que ver con un cambio, un cambio de pensamiento y es tener respeto por el actor principal (de la ciudad) que es el peatón”, señala la Subdirectora, filósofa y magíster en Economía Urbana.
Bisiau contextualiza al indicar que la transformación de Buenos Aires se ha dado desde el centro mismo de la ciudad, que es el corazón histórico, político, financiero de la región metropolitana. Precisamente desde la conurbación se trasladan a Buenos Aires diariamente tres millones de personas, de los que el 45 % se moviliza en autos privados y un millón de esas personas llegan al centro a trabajar o estudiar.
Por ello, el cambio se ha generado desde allí con un foco muy preciso: los peatones.
Acciones en favor de un peatón frágil
El cambio parte de datos actuales que siguen siendo inquietantes: solo el 22,4 % de los conductores les cede el paso a los peatones.
Por eso, un total de 200 cuadras han sido peatonalizadas en los últimos tiempos y hay un plan que crecería las áreas peatonales en 260 cuadras más en el futuro próximo. Además, se ha hecho énfasis en la creación de más cruces peatonales y la reducción de las velocidades de los vehículos en procura de revertir una cifra terrible para los porteños: el 44 % de las muertes por incidentes de tránsito en Buenos Aires es de peatones.
Para evitar esta tragedia humana se vienen poniendo en práctica programas como Áreas 30, cuyo objetivo es reducir la velocidad máxima de los vehículos a 30 km/h en las zonas residenciales, donde más se presentan eventos fatales con peatones. Las obras buscan una mejora integral en el barrio y consiste en la incorporación de recursos como: señalética y sendas peatonales elevadas en accesos al área, ciclovías protegidas, chicanas y nuevos espacios verdes para generar esa disminución de velocidad. Ciudades como París son enteramente zona 30 y Madrid también tiene muchas zonas ya categorizadas así. Buenos Aires quiere seguir el ejemplo.
A ello se suma la creación de una red de ciclovías que hoy se extiende por 215 kilómetros que además crecerá en este año hasta los 250 kilómetros. Esa amplia infraestructura está hoy también ocupada por un sistema público de bicis EcoBici que se está ampliando a 400 estaciones y 4.000 bicicletas.
“Nosotros queremos tener una ciudad que sea inclusiva y equitativa para todos, pensada para las mujeres. La mayoría de las ciudades fueron diseñadas por hombres, generalmente en edad media y activa. Así que tenemos que pasar a pensar en diseñar ciudades para los niños, las mujeres, los adultos mayores, personas con movilidad reducida. Tenemos que incluir más mujeres, niños, en las administraciones para poder diseñar ciudades accesibles, colaborativas y experienciales”, recalca Bisiau.
Por ello la Avenida 9 de Julio, alguna vez orgullo del país por ser la más ancha del mundo, fue cambiada de vocación pues por ella transitaban solo vehículos particulares con una o dos personas mientras los buses, los colectivos recorrían por estrechas calles del centro histórico y los abordaban personas que caminaban por estrechos andenes o veredas.
Pero eso cambió y la tradicional avenida se abrió, no sin debate, a los transportes públicos y ahora un recorrido que consumía 45 minutos, se realiza en tan solo 15. “Es tiempo ganado para cada uno”, destaca la funcionaria argentina.
A ello se agregan las restricciones a los vehículos. Por el centro no pueden circular vehículos que no tengan un espacio o garaje para estacionarse. Desde abril, por ejemplo, la emblemática Avenida Corrientes tiene dos carriles para peatones y con carril exclusivo para el transporte público. La prioridad ya no es el auto.
La intermodalidad del transporte ha sido otro importante hito en la transformación de Buenos Aires en la última década y ello se ha logrado además de estimular los modos no motorizados (caminata y bici); la llegada de metrobús, que se unido al subte y al colectivo para estimular la reducción de vehículos privados.
“Entonces en el autobús tenemos información sobre el subte, sobre la bicicleta y sobre los minutos caminando desde el lugar donde estamos y esto lo hemos llevado casi a toda la ciudad. Con una estrategia de dispositivos donde el peatón puede leer dónde se encuentra y los minutos que se tardará en un trayecto”, detalla la Subsecretaria de Movilidad Sustentable y Saludable.
Sin embargo, Bisiau, precisa que nada de lo anterior tendría sentido si no se abre a la participación de las personas, de los vecinos y que son ellos quienes les dan viabilidad y legitimidad a los proyectos.
“Es muy importante lo que hemos hecho para trabajar con los ciudadanos, con los vecinos de la ciudad que ellos también hagan parte de los proyectos, para diseñar los proyectos para generar mayor aceptación. De hecho, el 70 % de los encuestados dice que caminar es muy seguro, más agradable y que les había agradado el cambio”, dice Bisiau quien agrega que Metrobús tiene un 70 % de aceptación y el sistema EcoBici un 63 % entre los ciudadanos como muy bueno o bueno.
Estas son algunas de las claves de la actualidad de Buenos Aires que están convirtiendo a esta grande de Latinoamérica, en una ciudad más humana, más sostenible y en un buen parámetro de urbe a escala humana.
“Buenos Aires está diseñada para el encuentro, compartimos en muchos lugares. Compartimos con familia, con amigos, nos gusta juntarnos en cafecitos a tomar algo, hablar de la vida, de ideas nuevas, a pensar en el futuro. Pero igualmente esto tiene que ver con la propia identidad de nuestra ciudad y también tenemos que trabajar en ese sentido”, concluye Bisiau.