El cambio climático está obligando a aplicar un nuevo enfoque de planificación urbana. En el Tercer Congreso Internacional de Urbanismo, Movilidad y Participación Ciudadana de la ciudad de Buenos Aires en Argentina, fueron conocidas tres experiencias en esa dirección.
Por: Celeste del Bianco. Colaboradora LA Network – Buenos Aires
La resiliencia urbana se entiende como la capacidad de respuesta de una ciudad a fuerzas externas como la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas, los desastres naturales y hasta al estrés de las poblaciones, y que, a la vez, han acumulado aprendizajes y concebido protocolos que eviten ser sorprendidas por la adversidad en el futuro.
Justamente bajo el lema «Ciudades resilientes», tres expertos internacionales compartieron con el auditorio en el Tercer Congreso Internacional de Urbanismo, Movilidad y Participación Ciudadana en Buenos Aires, las experiencias de Toronto (Canadá), Washington DC (EE. UU.) y Rio de Janeiro (Brasil). Tres grandes ciudades que tienen el río a su lado e intentan evitar los efectos del cambio climático. Fueron David Stonehouse, director de la Secretaría Waterfront de Toronto; Daniel Mancebo, coordinador general de Planificación y Gestión Gubernamental de Río de Janeiro; y Sthepen Gyor, planificador Senior de Sostenibilidad de la Oficina de Planificación de Washington DC, quienes presentaron los proyectos de planificación de sus ciudades.
En primer lugar, Stonehouse detalló el plan de revitalización de la costa central de Toronto y presentó el Waterfront como la experiencia de recuperación del espacio urbano que lleva adelante el estado nacional en conjunto con otras entidades. «Son 800 hectáreas de tierra costera y la meta a largo plazo es construir 40 mil viviendas y 1.000.000 mt2 para oficinas. Allí viven 2,8 millones de personas y en la región son seis millones en total», describió el urbanista. El Plan Toronto comenzó en 2003 y se prevé que finalice dentro de 50 años. “Nuestra propuesta fue quitar las barreras, promover el transporte público y las áreas públicas y verdes. Hoy en día estamos haciendo protección de inundaciones para alentar el desarrollo”, relató.
Stonehouse destacó la protección contra la inundación como un aspecto clave para la resiliencia. “Las características que tuvimos en cuenta fueron la protección del suelo, remediación de suelos y aguas subterráneas, el uso mixto y las viviendas asequibles. Además, pusimos mucho énfasis en los parques y el espacio público. Se ha logrado mucho pero todavía falta mucho», afirmó.
El canadiense explicó los pasos a seguir en los próximos años: “ahora le vamos a poner nuevos cauces al río Don, estamos elevando lugares para alentar el desarrollo. Trabajamos en la mezcla del agua del Río Don con el lago Ontario. Son 1 250 millones de dólares que financiará el gobierno federal en tres niveles y llevará 50 años de implementación. Es un proyecto a largo plazo y enorme”.
En segundo lugar, Daniel Mancebo, de Río de Janeiro, explicó el Plan 2030 para esa ciudad. «Es importante tener como premisa que la planificación de las ciudades está directamente relacionada con la sostenibilidad. Tiene que ser vista de una manera inseparable. Se debe tener en cuenta el cambio climático y considerar que las zonas más vulnerables a los efectos del clima están en las áreas más pobres de la ciudad”, aclaró.
Mancebo, quién además dirige el Plan de Desarrollo Sostenible 2030, explicó que Río de Janeiro está “envejeciendo” y ese es uno de los aspectos para tener en cuenta a la hora de pensar la ciudad. “Rio ha envejecido mucho. A partir del 2030 tendremos una reducción de la población, nuestra capa de fertilidad es de 1.7 niños por mujer, está bajando. En 20 años la población más joven se concentrará en las áreas más pobres”, vaticinó.
Mancebo añadió que uno de los problemas que afronta la ciudad carioca es la inequidad. “Hay grandes disparidades, la zona occidental tiene una tasa de mortalidad infantil tres veces más que en el sur, la zona más rica”, describió.
Al igual que Toronto y Washington, Río de Janeiro también está afectada por el daño al ecosistema. Fuertes vientos y temperaturas cada vez más extremas afectan a la localidad que tiene 84 kilómetros de playa y 241 kilómetros de costa. “La ciudad tiene proximidad entre el mar y montaña lo que aumenta los efectos del clima extremo. Es por eso por lo que nos enfocamos en los impactos costeros”, explicó Mancebo.
«El plan está contenido a través de 40 agencias locales y tiene un comité de planificación. Tenemos la participación de las personas, creemos que tienen que estar desde el comienzo. Hay proyectos de la comunidad educativa, ellos tienen que estar incluidos: hay 650 mil estudiantes, 40 mil maestros en la ciudad y 1 300 escuelas municipales. Ellos deben estar en el centro del proceso”, aclaró el coordinador.
Por último, Sthepen Gyor contó la experiencia en la capital federal de Estados Unidos. Allí también están preocupados por los cambios en el clima y las inundaciones. “Para nosotros resiliencia tiene que ver con la gente, con la manera de adaptarse y de un stress crónico que se vive ante estos cambios. Convivimos con fuertes tormentas y calores. Estamos entre dos ríos, es por eso por lo que trabajamos con posibles inundaciones y con los calores extremos que sufrimos. Según nuestros estudios, los días con emergencia climática van a ir aumentando en los próximos años”, explicó el urbanista norteamericano.
Gyor comentó que actualmente viven 1’600.000 personas en Washington, número que se incrementó en los últimos años. “Tenemos un 97 % de residentes que viven cerca de un parque, pero no lo usaban porque no se sentían seguros”, relató. El académico contó que tuvieron que explicarles a las personas los beneficios económicos de mantener un estilo de vida saludable y usar los espacios verdes de la ciudad. “La salud comunitaria también tiene que ver con la visión de resiliencia. Está vinculado con ser sanos, saludables y tener un estilo de vida coincidente. Lo que hicimos fue monetizar las ideas, mostrarle a la gente cuánto dinero ahorra en salud si tenía una vida saludable, las enfermedades que se evita y los costos que implica”, detalló.
Además, Gyor destacó la importancia de la participación ciudadana en la planificación de las ciudades. “En el Plan Washington 2013 fue un desafío, queríamos saber las prioridades de los ciudadanos. No era solo el Acuerdo de París sino también es que puedo hacer para que mi vida sea sostenible”, comentó. Con respecto a los objetivos futuros, indicó que para 2032 esperan reducir la energía en un 50 %, aumentar la energía renovable en un 50 % y reducir emisiones a la mitad.
