Estudio analizó un total de 182 experiencias y proyectos para hacer balance de cuáles han sido exitosos y podrían repetirse en este país latinoamericano.
Lo que no se mide no se puede mejorar. Ese podría ser el resumen del valioso estudio ‘Ciudades para la movilidad: mejores prácticas en México’, en el que se evaluaron 25 años de iniciativas por la movilidad urbana sustentable de las ciudades mexicanas. La investigación fue hecha y presentada recientemente, con ocasión del Día Mundial de las Ciudades el 31 de octubre, por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ México).
Qué se ha hecho, cómo se hizo, quiénes lo hicieron, cuáles fueron útiles, qué enseñanza dejaron, qué errores se cometieron; fueron algunos de los interrogantes que respondieron los seis investigadores que incorporaron 182 proyectos para analizar este periodo, en términos de qué tiene el país en movilidad sustentable urbana.
“Es un estudio de mejores prácticas de movilidad en las que identificamos 182 mejores prácticas de las que luego seleccionamos 35 y que tuvo el objetivo de visibilizar lo que están haciendo los gobiernos locales, pero también los diversos actores como sociedad civil, academia, sector privado que han aportado a los proyectos en las ciudades; además aprender de esas experiencias para darles insumos y herramientas a las ciudades que quieran replicarlos”, señaló a LA Network, Kenia Aguirre, activista, consultora en movilidad sostenible y una de las investigadoras del estudio.
Las iniciativas fueron segmentadas en dos grandes líneas de análisis: Políticas Públicas y Proyectos e Iniciativas, con las que se establecieron a su vez distintas dimensiones para tener en cuenta como instituciones e institucionalidad, gobernanza, financiamiento, en la primera línea y obras, sistemas de transporte masivo, de ciclocaminabilidad, tecnologías; en la segunda.
“El 43 % de estas acciones pertenecen a la línea de acción sobre política pública, mientras que el 57 % a la de proyectos e iniciativas”, indica el resumen del estudio que también aportó una línea del tiempo en la que se aprecia que el desarrollo de políticas públicas y de proyectos se ‘dispara’ en el año 2012, mientras que en los anteriores (entre 1994 y 2011), no hubo mucha ‘actividad’ de impulso a la movilidad urbana sustentable.
Por ejemplo, en materia de instituciones e institucionalidad, los investigadores concluyeron que hay una debilidad extrema en conocimiento o experticia técnica que pueda promover la movilidad sostenible: solo el 1 % de los municipios mexicanos cuenta con un área especializada en esta materia y en el nivel estatal solo el 28 % tiene una secretaria de movilidad. “Esto nos dice que necesitamos más áreas especializadas en el sector público para desarrollar proyectos de movilidad sostenible”, explicó Aguirre quien agregó que también hacen falta documentos formales que estandaricen prácticas y para ello citó el Manual de Calles que se publicó en 2018 con insumos técnicos.
Ahora, por niveles, los investigadores establecieron que de esas 182 iniciativas el 57 % son municipales, el 32 % estatales, 7 % metropolitanas y un 4 % nacionales.
De esos 182 proyectos, los investigadores seleccionaron 35 que consideraron ‘claves’ para ser presentados como buenas prácticas y con ellas reimpulsar más políticas públicas y obras para beneficio de un país en el que hay cerca de 45 millones de vehículos privados y en el que existen situaciones extremas de contaminación, inseguridad en el transporte público y otros retos de desarrollo urbano.
“Algunos de esos 35 seleccionados incluso hoy no están vigentes, murieron en el vaivén de las administraciones municipales”, dice Jessica Garduño, profesional en socio-territorialidad, especialista en territorio y medioambiente y experta en movilidad urbana, quien es otra de las investigadoras de ‘Ciudades para la movilidad: mejores prácticas en México’. Sobre ello explica que, luego de la evaluación del impacto de los proyectos, beneficios, etcétera; se dieron a la tarea de contactar a quienes desarrollaron esos proyectos para profundizar sobre las claves de los mismo y así replicarlos.
“El apoyo de Sedatu y estas metodologías nos dan el potencial de que no se quede en solo estudio sino para saber qué sigue y que los gobiernos sepan qué se hizo en sus ciudades y los proyectos o políticas que quedaron sin continuidad. Es un muy importante tener este background y que los gobiernos nuevos los implementen, que vean lo que se ha hecho e implementarlo”, añadió Garduño.
Otro de los puntos relevantes del estudio, es que puedo establecer que la región central mexicana es la que más ha trabajado por la movilidad urbana sostenible: Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala y la Ciudad de México, son el territorio con mayores implementaciones. Ahora, esto está relacionado con que el 41 % de las acciones han sido obras de infraestructura pero que a la vez permitieron concluir que también hay falencias en cuanto a la necesidad de que el país establezca sistemas, fondos de financiación para esas obras que han estado direccionadas, en su mayoría a una concepción ‘carrocentrista’.
Por su parte, Mathías Merforth, economista del transporte de origen alemán que trabaja para la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ México), y quien participó del estudio como coordinador y revisor, destacó la importancia que tuvieron en algunos proyectos clave, la ciudadanía activa. Considera el investigador internacional que el “rol de la sociedad civil es fundamental porque básicamente la sociedad civil somos todos los que nos movilizamos en los sistemas de transporte de transporte, qué tan cómodos o seguros son, así que en cada ciudad es diferente, pero desafortunadamente los tomadores de decisiones no siempre toman en cuenta la legitimidad que la participación ciudadana puede dar a los proyectos de movilidad sostenible”.
Agregó que el estudio además permite la generación de estrategias que permitan, no solo estimular a los mexicanos a bajarse de los vehículos y usar medios masivos o no motorizados como la bici o la caminata, sino tener establecida una oferta de calidad para las nuevas familias o ciudadanos que están mejorando sus ingresos económicos y que, de no tenerla, invertirán esos recursos en la compra de un vehículo.
Finalmente, el estudio determinó seis grandes sugerencias para que la movilidad sustentable en México sea más exitosa: mayor coordinación entre los tres niveles de gobierno; formalización de áreas especializadas en todas las ciudades; creación de un fondo o mecanismo de financiamiento específico para la movilidad; aprovechar la oportunidad de prácticas que se han replicado en menor manera; mejorar la documentación de las acciones que implementan los gobiernos y aumentar el acceso a ofertas de capacitación e intercambio sobre buenas prácticas en diferentes aspectos prácticos de la movilidad.