Nuevo método permite predicciones para el desarrollo de bosques ricos en especies
Es claro: los bosques tropicales son un foco de biodiversidad. En el contexto del cambio climático, su protección juega un papel especial y es importante predecir cómo los bosques pueden cambiar durante décadas e incluso siglos.
Esto es exactamente lo que han logrado los investigadores del Centro Alemán para la Investigación Integrativa de Biodiversidad (iDiv), la Universidad de Leipzig y otras instituciones internacionales de investigación.
En ninguna parte del mundo la pérdida de los llamados bosques primarios avanza más rápido que en los trópicos. Los bosques primarios naturales se ven obligados a dar paso a la agricultura y la ganadería y, como resultado de la tala, se pierden hábitats importantes. Además, el carbono almacenado en los árboles se libera como CO2. Cuando las áreas despejadas ya no se usan, crecen nuevos bosques ‘secundarios’ en ellas y luego capturan parte del CO2 previamente liberado. Por lo tanto, la promoción de tales áreas forestales naturales puede ofrecer una forma económica de mitigar el CO2 de la atmósfera que daña el clima y, al mismo tiempo, promover la biodiversidad.
Sin embargo, no todos los bosques se desarrollan de la misma manera. Para gestionar la recuperación y la renaturalización de los bosques tropicales, es necesario poder predecir cómo se desarrollarán los bosques. Para lograr esto, se deben conocer ciertos parámetros; ¿Qué tan rápido crecen los árboles y qué tan rápido mueren? ¿Cuántos descendientes producen, que a su vez aseguran la existencia continua de la especie? Estos son precisamente los datos que se han registrado en Panamá durante los últimos 40 años, en una de las selvas tropicales más investigadas del mundo.
Utilizando estos datos, los investigadores pudieron demostrar que los árboles siguen diferentes estrategias durante su desarrollo. Por un lado, difieren en términos de su ritmo de vida; mientras que hay especies que crecen y mueren rápidamente, hay otras que crecen lentamente y alcanzan la vejez. Por otro lado, los árboles pueden diferir en cuanto a su altura, independientemente del ritmo de vida. Estos ‘gigantes infértiles’, también conocidos como pioneros longevos, crecen relativamente rápido y alcanzan una gran altura, pero producen solo unos pocos descendientes por año, en contraste con los ‘enanos fértiles’; pequeños arbustos y arbolitos que crecen lentamente y no viven mucho tiempo, pero producen una gran cantidad de descendientes.
Pero ¿cuántos y qué factores de esta diversidad demográfica deben tenerse en cuenta para que podamos predecir el desarrollo de un bosque diverso? Un equipo de investigación internacional utilizó un experimento digital para responder esta pregunta. En un modelo de computadora, simularon cómo los árboles crecen, mueren, producen descendencia y compiten por la luz como en un bosque real. Permitieron diferentes configuraciones del modelo para competir entre sí; estos contenían las 282 especies de Panamá o solo unos pocos ‘tipos de estrategia’ seleccionados. Las especies diferían solo en uno o dos aspectos; su ritmo de vida y su estatura. Las predicciones del modelo respectivo se compararon luego con el desarrollo observado de bosques secundarios reales que vuelven a crecer.
Los investigadores descubrieron que su modelo funcionaba de manera confiable con solo cinco tipos de estrategia, pero que ambas dimensiones de la estrategia deben tenerse en cuenta. «En particular, los pioneros de larga vida son importantes porque representan la mayor parte de la biomasa y el carbono en este tipo de bosque en casi todas las edades, y no solo en los bosques de mediana edad como se suponía hasta ahora», dijo Nadja Rüger, líder del grupo de investigación.
Después de años de investigación, Rüger y sus colegas ahora han podido establecer un enfoque de modelado completamente basado en datos que se puede utilizar para predecir el desarrollo de bosques ricos en especies, sin el ajuste tedioso habitual y la calibración de parámetros de modelos desconocidos, por lo tanto, ahorrando tiempo y recursos. «Básicamente, pudimos reducir el bosque a su esencia, y eso solo fue posible porque sabemos mucho sobre las especies de árboles en el bosque en Panamá», dijo Rüger.
Si bien los bosques están siendo afectados por el cambio climático, también están reduciendo significativamente su ritmo: se estima que la vegetación de la tierra absorbe aproximadamente el 34 % de las moléculas de carbono que emitimos, anualmente. Sin embargo, los científicos no están seguros de sí podremos contar con este importante servicio del ecosistema en el futuro.