Un equipo de destacados expertos en medio ambiente de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), advirtió que la guerra actual contra el plástico está restando valor a las mayores amenazas para el medio ambiente, que son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
En un artículo publicado en la revista científica Wiley Interdisciplinary Reviews (WIREs) Water, 13 expertos de la Universidad de Nottingham (Reino Unido), señalan que si bien los desechos plásticos son un problema, su prominencia en la preocupación del público en general por el medio ambiente está eclipsando mayores amenazas, por ejemplo, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
El equipo interdisciplinario sostiene que gran parte del discurso sobre los residuos plásticos se basa en datos que no siempre son representativos de los entornos que se han mapeado. La aversión al plástico asociada a esto podría alentar el uso de materiales alternativos con efectos dañinos potencialmente mayores.
Los autores advierten que la contaminación plástica domina la preocupación del público por el medio ambiente y ha sido explotada políticamente, después de captar la atención del mundo, por ejemplo, a través de imágenes emotivas de la vida silvestre atrapada en desechos plásticos y titulares alarmistas. Dicen que pequeños gestos políticos, como la legislación que prohíbe los microplásticos cosméticos, los impuestos a las bolsas de plástico y los incentivos financieros para el uso de envases reutilizables, así como la promoción de productos como ‘verdes’ por contener menos plástico que las alternativas, corre el riesgo de inculcar una complacencia en la sociedad hacia otros problemas ambientales que no son tan tangibles.
Los autores del artículo piden a los medios de comunicación y otros que se aseguren de que las realidades de la contaminación plástica no se tergiversen, particularmente en la difusión pública del problema, e instan al gobierno a minimizar el impacto ambiental del consumo excesivo, por inconveniente que sea, a través del diseño del producto, gestión de residuos verdaderamente circular, y política considerada más que reaccionaria.
Tom Stanton, coautor que dirigió el trabajo mientras estaba en el Grupo de Investigación de Residuos de la Facultad de Geografía, Alimentos y Agua de la Universidad de Nottingham, dijo: «Estamos viendo un compromiso sin precedentes con los problemas ambientales, en particular la contaminación plástica, del público y creemos que esto presenta una oportunidad única en una generación para promover otros problemas ambientales potencialmente mayores.
«Este es un momento clave en el que destacar y abordar áreas como la cultura del ‘descarte’ en la sociedad y la revisión de la gestión de residuos. Sin embargo, si se continúa dando prioridad al plástico, esta oportunidad se perderá, y a un gran costo para nuestro ambiente», añadió.
El artículo también destaca que los plásticos no son el único tipo de material contaminante procedente de la actividad humana que contamina el medio ambiente. Otros ejemplos incluyen fibras textiles naturales como algodón y lana, partículas carbonáceas esferoidales (restos de combustibles fósiles) y partículas de desgaste de frenos de vehículos, todas las cuales están presentes en diferentes lugares, donde pueden tener efectos ambientales adversos. Los autores señalan que estos materiales suelen ser mucho más abundantes que los microplásticos y algunos, como el vidrio, el aluminio, el papel y las fibras naturales, se asocian con ‘alternativas plásticas’ que se comercializan como soluciones a la contaminación plástica, pero en realidad son un paso lateral.
Los autores concluyen que se debe adoptar un enfoque de la ciencia del comportamiento para evaluar la relación de la sociedad con los productos de un solo uso y la cultura desechable y para revisar la mala gestión de los desechos.
Dicen que existe un deseo comprensible de minimizar los desechos plásticos globales en el medio ambiente, lo que no debe desalentarse, pero las acciones positivas para minimizar la contaminación plástica deben estar bien informadas y no deben exacerbar o eclipsar otras formas de degradación ambiental asociadas con materiales alternativos.