¿Quién dijo que los gobiernos no pueden innovar? Si bien los procesos de innovación están comúnmente relacionados con el sector privado, lo cierto es que este concepto juega un rol importante en el sector público en todos sus niveles. Un ente o entidad se transforma cuando innova, cuando cambia su proceso de gestión, cuando “piensa fuera de la caja”, por eso el compromiso de la innovación se debe promover tanto en el sector privado como en el público.
Un factor clave que atenta contra la innovación es la falta de continuidad en la cultura de innovación debido al cambio de los gobiernos. Por tanto, se requiere invertir en la creación de dependencias que le dediquen tiempo, esfuerzos y recursos a este tema. La innovación busca producir resultados en forma rápida y fácil por medio de ideas novedosas y flexibles, con un enfoque colaborativo y multidisciplinario que genere valor agregado y compartido a la sociedad. Lo anterior es producto de las nuevas y crecientes demandas ciudadanas que ejercen presión en los gobiernos.
En Colombia la innovación pública ha venido cogiendo fuerza, especialmente, de la mano de las universidades y las alianzas sectoriales. En el país, el campo digital es el que frecuentemente se asocia a la innovación, pues se ha avanzado en su estrategia de Gobierno en línea, en el cual muchos procesos pueden hacerse por medio de lo digital. Existen estrategias y dependencias desde el Gobierno nacional como el Equipo de Innovación Pública y el Sistema Nacional de Competitividad e Innovación coordinados desde el DNP, así como el Laboratorio MiLAB del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, que buscan la articulación de los sectores con el fin de servir al ciudadano.
A nivel local, la Gobernación de Nariño creó un Centro de Innovación Social para afrontar retos mediante la inteligencia colectiva. La Ruta N en Medellín, otro caso, se ha convertido en un referente regional por su apuesta a las ideas y negocios en ciencia y tecnología. Por su parte, en Bogotá se estableció el LABcapital para “aportarle a la administración distrital ideas innovadoras, metodologías y buenas prácticas que incidan en el mejoramiento de la gestión pública desde el control preventivo”. Estos ejemplos tienen un tema en común y es que buscan soluciones novedosas mediante enfoques holísticos y colaborativos. (Ojalá estos proyectos se repliquen en Sucre).
Entre los retos de la innovación a nivel público se encuentran las tareas estandarizadas y rutinarias a las que muchos funcionarios se ven amarrados, así como el confort de continuar con sus labores tradicionales sin ninguna interrupción, ni siquiera si es para traer cambios y beneficios. La burocracia también evita que las nuevas ideas lleguen a feliz término porque puede no tener réditos a corto plazo. La restricción presupuestal se convierte en otro factor que impide la innovación, sin embargo, con solo reorientar los recursos no se necesitaría buscar nuevas fuentes de ingresos para este propósito.
Finalmente, aunque no hay receta mágica para innovar, sí hay ciertos elementos requeridos. Estos son: rol de liderazgo fuerte y comprometido, ambiente colaborativo, visión de largo plazo y flexibilidad para adaptarse a los cambios, instituciones locales fuertes e infraestructura de TICs transparente. El fin último es aumentar la productividad del sector y ofrecer políticas públicas más pertinentes para satisfacer a los ciudadanos.
P.D.: Un buen líder es un solucionador de problemas, alguien que moviliza a los ciudadanos para enfrentar los mayores problemas.
Columna publicada originalmente en El Meridiano.