La comercialización de energía eléctrica generada a través de paneles solares o baterías, que se ha vuelto cada vez más frecuente en el mundo por medio del blockchain, o cadena de bloques, exigiría una reglamentación específica en Colombia.
En Colombia el mercado eléctrico está a cargo de grandes empresas con plantas que generan la energía, luego esta es transportada por redes para distribuirla a través de redes de menor tensión, y por último existen agentes que la comercializan.
En ese aspecto, el gran reto al que se enfrenta la regulación es poder incluir en este mercado, por ejemplo, a las startups o personas naturales que se convierten tanto en generadores como en comercializadores de energías eléctrica no convencionales.
A esta conclusión llega la investigación de la ingeniera electricista Juliana Peña García, magíster en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien considera que ese cambio de perspectiva implica transformar el mercado que ha estado bajo un esquema general conducido por varias empresas grandes –como EPM, Empresa de Energía de Bogotá, ISA, entre otras–, por la idea de que una persona natural también podrá ser agente del mercado de energía eléctrica.
En su estudio, ella indaga sobre cómo en los últimos años el blockchain se ha aplicado a los mercados de energía eléctrica, en especial por parte de startups en sistemas de energías controladas.
La tecnología blockchain es conocida como una estructura matemática que permite almacenar datos e información de forma segura, que hace casi imposible su falsificación y que se usa, por ejemplo, en el mercado de criptomonedas.
Transacciones funcionales
En su estudio, la investigadora Peña realizó una búsqueda sistemática de literatura con el fin de recopilar, sintetizar y analizar los estudios y evidencias empíricas del uso de esta tecnología en los mercados energéticos, especialmente en los países destacados mundialmente por ser los más innovadores, como algunos de Europa y Estados Unidos.
“Resalté en los 13 aportes más grandes, la mayoría de los cuales contribuyen a las transacciones de energías, es decir, mercados pequeños de energía eléctrica, en los cuales la tecnología blockchain se usa para compra y venta de este tipo de energía”, detalla.
Uno de los casos más destacados en el mundo y analizado en la investigación de la magíster, es la microrred de Brooklyn, montada por los habitantes de este barrio de Nueva York (Estados Unidos) por medio de la implementación de paneles solares en sus terrazas, que les permite comercializar entre ellos mismos la energía solar que producen, por lo que este es uno de los proyectos más visibles y que el blockchain lo hace más funcional.
“Algo a destacar es que la mayoría de estos trabajos tratan de hacer o simular un ecosistema colaborativo, donde no solo trabaja una empresa de energía, sino que se unen varias para hacer todo un desarrollo conjunto permitiéndoles trabajar desde diferentes campos”, señala la investigadora.
En este sentido, propone crear un ecosistema que incluya todos los tipos de energía, sobre todo los más importantes del país, para que entre ellas se pueda hacer un desarrollo más colaborativo y permitir una mayor incursión en estos temas de interés mundial.
Reto para la industria
“Encontré algo interesante y es que la mayoría de los desarrolladores o aplicaciones que funcionan actualmente coinciden en que debe haber un avance en la regulación en todos los países, porque son nuevas tecnologías y aplicaciones”, menciona.
Esto también se evidenciaría en Colombia, no con la utilización de blockchain, sino con la incursión en las energías renovables no convencionales, las cuales han atravesado un camino complejo en la regulación de la norma eléctrica nacional y en otros países, siendo este uno de los principales inconvenientes por los que atraviesa la energía actual.
Según la magíster Peña, aunque a partir de las startups se han visto aportes significativos en la calidad, como oportunidad, eficiencia y dinamismo del mercado eléctrico a través del uso de blockchain, antes de lograr grandes implementaciones se deberán solucionar y definir los aspectos legales.
Con información de la Agencia de Noticias Universidad Nacional