No podemos negar que trabajamos y desarrollamos negocios, transacciones y oportunidades en un entorno empresarial y social basado en la libre competencia.
Pero tampoco podemos dejar de lado los aprendizajes y necesidades dinámicas que nos trajo la pandemia, siendo una de ellas, la importancia de pedir y dar ayuda como pilar de nuestra capacidad de respuesta y crecimiento, tanto individual como colectivo.
Históricamente en el entorno competitivo, habíamos normalizado y fortalecido la idea de la lucha personal e individual, en donde la dinámica por destacar nos llevaba a todas y todos a una competencia despersonalizada constante.
Destacar, aportar, diferenciar, y marcar una línea en donde una u otro, resaltaba sin necesidad directa, activa o abierta de las y los demás.
También podríamos decir que es un tema temporal e inter generacional, en donde las condiciones organizacionales y culturales, aparentemente necesitaban y validaron esa dinámica de competencia franca y abierta por ser diferente y la y el mejor.
Y aquí hay muchas lecturas, que hacían conveniente estos estilos de competencia organizacional, que van desde la gestión del equipo, hasta la administración de recursos, pasando por los mecanismos de motivación, pertenencia, e incluso de reconocimientos e incentivos económicos o de escalada en la estructura organizacional. Sin embargo no ahondaremos en ello.
Lo verdaderamente importante, es que las organizaciones, empresas y personas que históricamente han tenido mejores capacidades de resistencia, adaptación, apropiación y crecimiento, son aquellas que siempre han dejado la mesa y puerta abierta para ver bien y facilitar el pedir y brindar ayuda.
Son organizaciones que entienden perfecto la colaboración, buscan ser competitivas y no competidoras hacía el interior. Eso les ayuda a generar espacios y relaciones de confianza, enfocadas en aprender, aprender para crecer.
Con ello logran acelerar procesos de identificación de problemas y de prototipos de innovación y cambio. Siendo muchas veces claros ejemplo de cultura organizacional, pertenencia, colaboración y liderazgo empresarial.
Sin embargo, otra de las palabras claves, es cultura, y en un entorno que globalmente ha normalizado, premiado y validado el diferenciarte de la otra y el otro, como “sinónimo” de liderazgo y éxito.
El desafío entonces ya no sólo se juega en la cancha de la empresa, sino en el marco pisco social de todo el ecosistema del negocio, desde el capital y talento interno, su familia, socios, clientes, proveedores, e incluso gobernanza alrededor. Lo que vuelve compleja la forma de abordar y transformar el enfoque de competencia a competitividad.
¿Por qué es importante mantener en el rada esto?
- Porque afortunadamente la pandemia también nos hizo sensibles sobre la importancia de pedir y dar ayuda, no sólo en la parte y entendimiento afectivo y emocional, sino estratégico y funcional.
- Porque ocasionalmente las diferencias inter generacionales nos ayudan a acelerar los procesos de mediación y cambio, pero se necesita todavía facilitar el diálogo en la organización.
- Porque aún y con mucho trabajo socio organizacional, todavía es muy alto el número de personas que consciente o inconscientemente prefieren no pedir ayuda, tampoco brindarla, y cargar con altos índices de estrés, ansiedad y agotamiento.
El tema da muchas líneas de trabajo, pero al menos la inicial es que te primitas reflexionar sobre la importancia de pedir y brindar ayuda, y normalizar hacerlo entre nuestros equipos de vida y trabajo cercanos.
Fernando Hernández Avilés / Presidente ResilienciaOrganizacional.org
Twitter: @generacambios / (+521) 559191-9292
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