En las ciudades existen focos de suelos subutilizados o zonas urbanas en crisis, la mayor parte de las veces como resultado de cambios en los patrones de crecimiento urbano y de productividad. Regenerarlos es una tendencia urbana cada vez más fuerte en nuestra región y el mundo.
La regeneración urbana se da a partir de una combinación de factores sociales, económicos, ambientales, de planeación y gestión.
Para su correcta implementación, debe estar acompañada de estrategias que permitan reconocer las problemáticas estructurales que han generado los procesos de deterioro y ser sensibles a la evolución urbana equitativa que cada sector de la ciudad necesita.
El objetivo de la regeneración es combinar estos factores de modo que mejore la calidad de vida, la estabilidad económica, el consumo de energía y dotaciones de los centros urbanos.
La regeneración, implica recuperar la funcionalidad y la revitalización de la trama urbana de la ciudad, para lograr el modelo de ciudad sostenible que en la actualidad se quiere alcanzar.
Un sector importante para regenerar en lo urbano es el Centro Histórico de las ciudades, que constituye la parte más frágil de la estructura urbana por los factores que influyen en él como el económico, social y político.
Los proyectos exitosos de regeneración urbana pueden transformar, reforzar y regenerar zonas conflictivas, actuando como catalizadores de nuevas inversiones que beneficien a las comunidades locales.
Al concentrar los recursos públicos y las inversiones privadas en zonas específicamente designadas, estas pueden resultar muy atractivas para las empresas y los nuevos residentes, atraídos no solo por la recalificación del comercio minorista y los inmuebles residenciales, sino también por proyectos culturales destinados a transformar una ciudad en un centro de recreación urbana.