Pedir a las personas que caminen para hacer ejercicio es una opción de actividad factible, de bajo costo, poca habilidad y que tiene el potencial de mejorar la salud de las personas drásticamente, comprueba un estudio.
Un estudio que exploraba la importancia de caminar para la salud a lo largo de la vida adulta permitió que los investigadores de kinesiología de la Universidad de Massachusetts Amherst (Estados Unidos), hallaran que la cadencia al caminar es una medida confiable de la intensidad del ejercicio y establecieron pautas sencillas de pasos por minuto para la intensidad moderada y vigorosa.
Catrine Tudor-Locke, profesora de kinesiología y los también investigadores Elroy Aguiar y Scott Ducharme concluyeron que, para los adultos, entre 21 y 40 años, caminar alrededor de 100 pasos por minuto constituye una intensidad moderada, mientras que la caminata vigorosa comienza a unos 130 pasos por minuto.
La investigación ofrece a los caminantes una forma concreta de realizar un seguimiento de su nivel de actividad sin depender de dispositivos de ejercicio o cálculos complicados sobre el consumo de oxígeno o la frecuencia cardíaca.
Este es el primer conjunto de resultados del estudio de cinco años, Cadence-Adultos, desarrollado por Tudor-Locke y financiado con una subvención de 2.2 millones de dólares del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos. El estudio busca establecer la relación entre la cadencia al caminar (pasos por minuto) y la intensidad (tasa metabólica) a lo largo de la vida adulta, desde los 21 a los 85 años.
Usando los resultados iniciales del estudio para adultos más jóvenes, los caminantes pueden simplemente contar sus pasos para determinar su intensidad de ejercicio aproximada. Contar los pasos durante 15 segundos y multiplicarlos por cuatro, por ejemplo, determinará los pasos por minuto.
«Esta investigación establece un método muy práctico para medir la intensidad de la caminata, uno que es muy fácil de comunicar y que la ciencia valida rigurosamente», afirma Tudor-Locke.
Para garantizar el equilibrio entre sexo y edad, los investigadores reclutaron a 10 hombres y 10 mujeres por cada grupo de edad de cinco años entre 21 y 40 años, para un total de 80 participantes. Realizaron una serie de caminatas de cinco minutos en una cinta caminadora, con descansos de dos minutos, ya que su cadencia se registró manualmente y la intensidad (MET) se midió utilizando un calorímetro indirecto portátil.
Las sesiones comenzaron a .5 mph (millas por hora) y aumentaron en incrementos de .5 mph hasta que los participantes comenzaron a correr, alcanzaron el 75 % de su frecuencia cardíaca máxima o informaron un esfuerzo percibido como «algo difícil».
Las pautas federales de salud en los Estados Unidos exigen 150 minutos de ejercicio «moderado» o 75 minutos de «vigoroso» cada semana. La intensidad moderada se define como la actividad que requiere 3 MET (equivalentes metabólicos de la tarea), o tres veces la cantidad de oxígeno que se consume mientras la persona está sentada. En el estudio, la caminata de intensidad moderada comenzó a aproximadamente 2.7 mph y fue igual a 3 MET. La caminata vigorosa se asoció con 6 MET.
Elroy Aguiar dijo que el ritmo natural de caminar del 90 % de los participantes del estudio estaba por encima del umbral de ritmo moderado. «Si simplemente les dices a las personas que caminen a su velocidad normal, probablemente vayan a caminar por encima de los 100 pasos por minuto. Pedir a las personas que caminen para hacer ejercicio es una opción de actividad factible, de bajo costo, poca habilidad y que tiene el potencial de mejorar la salud de las personas drásticamente», añade.
La investigación sugiere un mensaje de salud pública sencillo pero poderoso: simplemente camine lo más que pueda. «Tenemos televisores, tenemos autos, tenemos controles remotos. Está claro que se puede lograr las pautas de salud pública para la actividad física a través de caminar», sentenció Aguiar.
Con información de la Universidad de Massachusetts Amherst (Estados Unidos).