Actualizan datos clave sobre seguridad alimentaria

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LA Network
26 junio, 2022 - Ecología Urbana
A nivel mundial, los niveles de hambre siguen siendo alarmantemente altos. En 2021, sobrepasaron todos los registros anteriores según la edición de 2022 del Informe mundial sobre las crisis alimentarias (i). En esta publicación se señala que cerca de 193 millones de personas sufren inseguridad alimentaria grave, o sea aproximadamente 40 millones más que en 2020 cuando se registró el anterior récord. Los conflictos y la inseguridad se identifican como los principales factores que impulsan el aumento de la inseguridad alimentaria. Foto: Flore_de_Preneuf / Banco Mundial

Numerosos países se enfrentan a crecientes niveles de inseguridad alimentaria, que echan por tierra años de avances de desarrollo y amenazan la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030. Incluso antes de que la COVID-19 redujera los ingresos e interrumpiera las cadenas de suministro, el hambre crónica y el hambre aguda estaban aumentando por diversos factores, como los conflictos, las condiciones socioeconómicas, los peligros naturales, el cambio climático y las plagas. El impacto de la guerra en Ucrania añade riesgos a la seguridad alimentaria global y podría empujar a millones de personas más hacia la inseguridad alimentaria aguda. En esta reseña se analizan el reciente aumento de la inseguridad alimentaria y las respuestas del Banco Mundial hasta el momento.

Panorama general

Si bien las perspectivas del suministro mundial de alimentos siguen siendo favorables, los precios de los alimentos aumentaron bruscamente debido a los elevados precios de los insumos que, combinados con los altos costos del transporte y las interrupciones del comercio provocadas por la guerra en Ucrania, están aumentando el costo de las importaciones. Esto afecta más a los países pobres y en desarrollo, que son los que más dependen de las importaciones de alimentos.

Al 1 de junio de 2022, el índice de precios agrícolas había disminuido en un 5 % en las últimas dos semanas, pero seguía siendo un 40 % más elevado que el nivel de enero de 2021. Los precios del maíz y el trigo eran un 42 % y un 60 % más altos, respectivamente, que los de enero de 2021, y los precios del arroz eran un 12 % más bajos. (Véanse los datos de la «hoja rosada» sobre los índices de precios de los productos básicos agrícolas y de los precios de los alimentos básicos [i], que se actualizan mensualmente).

Se prevé que la inflación de los precios internos de los alimentos se mantendrá debido a precios elevados sostenidos en los próximos tres años; se proyecta que los precios mundiales de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes serán marcadamente más altos en 2022 antes de atenuarse un poco en 2023, pero seguirán siendo elevados en 2024. Entre enero y abril de 2022, casi el 90 % de los mercados emergentes y las economías en desarrollo experimentaron una inflación de precios de los alimentos superior al 5 %, y muchos experimentaron una inflación de dos dígitos. En el 70 % de los países, la inflación de los precios de los alimentos superó la inflación general.

Según la edición de abril de 2022 del informe Perspectivas de los mercados de productos básicos (PDF, en inglés) del Banco Mundial, la guerra en Ucrania ha alterado los patrones mundiales de comercio, producción y consumo de forma tal que los precios se mantendrán en niveles históricamente altos hasta fines de 2024 exacerbando la inseguridad alimentaria y la inflación.

Numerosos países registran una alta inflación de los precios minoristas de los alimentos, lo que es un reflejo de la escasez de mano de obra, un fuerte aumento del precio de los fertilizantes (i), las devaluaciones monetarias y otros factores. El alza del precio de los alimentos afecta más a la población de los países de ingreso bajo y mediano, que gasta en alimentos un porcentaje mayor de sus ingresos que la de los países de ingreso alto.

Los precios de los alimentos ya eran altos antes, y la guerra hace subir aún más los precios de la mayoría de los alimentos. Los productos básicos que se han visto más afectados son el trigo, el maíz, los aceites comestibles y los fertilizantes. Los mercados mundiales de productos básicos se enfrentan a riesgos al alza a través de los siguientes canales: reducción de los suministros de cereales, aumento de los precios de la energía, aumento de los precios de los fertilizantes y perturbación del comercio debido al cierre de los principales puertos.

Foto: Intendencia de Rosario

En los próximos meses, un reto importante será el acceso a los fertilizantes, lo que podría repercutir en la producción de alimentos de muchos cultivos en diferentes regiones. Los precios de los fertilizantes se dispararon en marzo, subiendo casi un 20 % desde enero de 2022 y casi tres veces más que hace un año. Rusia y Belarús son los principales exportadores de fertilizantes, con el 38 % de los fertilizantes potásicos, el 17 % de los fertilizantes compuestos y el 15 % de los fertilizantes nitrogenados.

El 13 de abril de 2022, las máximas autoridades del Grupo Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio dieron a conocer una declaración conjunta en la que exhortaron a la comunidad internacional a tomar medidas urgentes para abordar la inseguridad alimentaria, mantener el comercio abierto y apoyar a los países vulnerables, entre ellas proporcionar financiamiento para atender las necesidades más urgentes.

Después del inicio de la guerra en Ucrania, las políticas relacionadas con el comercio impuestas por los países han aumentado. Desde principios de 2022 hasta el 19 de mayo, 75 países han anunciado y han implementado 268 medidas normativas. El número de políticas sobre alimentos y fertilizantes (85 %) supera la cantidad de políticas sobre materias primas y combustibles (15 %).

A nivel mundial, los niveles de hambre siguen siendo alarmantemente altos. En 2021, sobrepasaron todos los registros anteriores según la edición de 2022 del Informe mundial sobre las crisis alimentarias (i). En esta publicación se señala que cerca de 193 millones de personas sufren inseguridad alimentaria grave, o sea aproximadamente 40 millones más que en 2020 cuando se registró el anterior récord. Los conflictos y la inseguridad se identifican como los principales factores que impulsan el aumento de la inseguridad alimentaria.

Según encuestas telefónicas rápidas realizadas por el Banco Mundial (i) en 83 países, un número considerable de personas se quedaron sin alimentos o redujeron su consumo durante los dos primeros años de la pandemia de COVID-19. La disminución de la ingesta de calorías y la nutrición deficiente amenazan los avances obtenidos en materia de salud y reducción de la pobreza, y podrían tener efectos duraderos en el desarrollo cognitivo de los niños pequeños.

El apoyo del Banco Mundial

Ante las múltiples crisis, el Banco Mundial está desplegando respuestas a corto y largo plazo para impulsar la seguridad alimentaria y nutricional, reducir el riesgo y fortalecer los sistemas alimentarios.

El 18 de mayo, el Banco Mundial anunció medidas que tiene previsto tomar como parte de una respuesta integral y a nivel global ante la crisis de seguridad alimentaria en curso, para lo cual se destinarán hasta USD 30 000 millones para proyectos existentes y nuevos en ámbitos tales como la agricultura, la nutrición, la protección social, el agua y el riego. Se financiarán esfuerzos para alentar la producción de alimentos y fertilizantes, mejorar los sistemas alimentarios, facilitar un mayor comercio y apoyar a los hogares y productores vulnerables.

El 19 de mayo, el Grupo Banco Mundial y la Presidencia del Grupo de los Siete (G-7) convocaron de manera conjunta la Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria (i), cuyo objetivo es catalizar una respuesta inmediata y concertada a la crisis mundial del hambre que se está produciendo.

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Entre los ejemplos de financiamiento a corto y largo plazo se encuentran los siguientes proyectos:

Con información del Banco Mundial