Un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Aalto (Finlandia) es el primero en trazar cómo la infraestructura verde puede ser un recurso para las ciudades en el camino hacia la neutralidad de carbono.
Las ciudades y naciones de todo el mundo están apuntando a la neutralidad de carbono y algunos expertos ya hablan sobre la necesidad de alcanzar el carbono cero. Las declaraciones de huella de carbono se utilizan, por ejemplo, en la construcción para facilitar la selección de productos para edificios con bajas emisiones de carbono, pero estos estándares aún no existen para elementos ecológicos como suelo, plantas y árboles.
Un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Aalto (Finlandia) es el primero en trazar cómo la infraestructura verde puede ser un recurso para las ciudades en el camino hacia la neutralidad de carbono. El estudio, hecho en colaboración con el Instituto de Recursos Naturales de Finlandia (Luke) y la Universidad de Helsinki, trazó las fases del ciclo de vida de plantas, suelos y mantillos (capas de material aplicada sobre la superficie del suelo, principalmente para modificar los efectos del clima local), para determinar las consideraciones básicas necesarias para crear estándares para productos comúnmente utilizados en espacios urbanos verdes.
“La infraestructura verde es un componente fundamental de las ciudades, sin embargo, sus productos aún no han sido evaluados sistemáticamente por su potencial de almacenamiento de carbono. Ahora estamos empezando a comprender mejor la gran importancia de estas soluciones basadas en la naturaleza. Los estándares para estos productos de uso común nos ayudarían no solo a planificar mejor nuestras ciudades, sino también a alcanzar la neutralidad de carbono”, señaló Matti Kuittinen, profesor adjunto de la Universidad de Aalto.
En su estudio, el equipo identificó los estándares de huella de carbono existentes, ampliamente utilizados en la industria de la construcción, que necesitarían desarrollo si se aplicaran a la infraestructura verde. Para hacerlo, compararon los flujos de carbono en suelos, mantillos y plantas a lo largo de su vida útil. Luego, el equipo intentó traducir estos flujos de carbono al formato de informe estandarizado utilizado para los productos de construcción convencionales.
“Uno de los principales desafíos a la hora de evaluar el potencial de almacenamiento de carbono de las plantas es que el producto que compra cambia con el tiempo. Si instala 50 ladrillos en un edificio y los quita en una década, todavía tiene 50 ladrillos. Si planta 20 plántulas, en diez años podría tener 30 arbustos grandes gracias al crecimiento y la propagación”, explicó Kuittinen.
Las recomendaciones hechas en el estudio proporcionan una base concreta para desarrollar estándares globales y regionales – por ejemplo, la Unión Europea – para la infraestructura verde. El objetivo es garantizar que las afirmaciones de almacenamiento de carbono sean verdaderas, así como, eventualmente, tener una herramienta para que los diseñadores de paisajes ayuden a planificar nuevas áreas o rehabilitar espacios urbanos existentes.
‘Las ciudades deben tomar todo tipo de acciones para alcanzar la neutralidad de carbono. El beneficio de la infraestructura verde es que una vez que conocemos su huella de carbono, no requiere tecnología nueva y costosa; es una solución simple y de amplio alcance que puede tener un impacto real. Esta es un área que necesita una atención real por parte de los responsables de la toma de decisiones en la Unión Europea y en otros lugares”, añadió Kuittinen.
Los investigadores de la Universidad de Aalto, junto con los socios del consorcio del proyecto Co-Carbon, están comenzando actualmente pruebas de campo para determinar el potencial exacto de secuestro de carbono de las plantas en varias etapas de crecimiento. Si bien el potencial de almacenamiento de carbono de los árboles es relativamente conocido, se prevé que el estudio sea el primero en centrarse en plantas y arbustos, elementos comúnmente utilizados en el paisajismo urbano.