El avistamiento de aves: una gran oportunidad ambiental y económica para las ciudades latinoamericanas

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LA Network
17 febrero, 2017 - Ecología Urbana

Cali, Medellín, San José de Costa Rica, Quito, Puno, son algunas de las ciudades latinoamericanas que tienen ya dentro de su oferta turística la práctica del Birdwatching o avistamiento de aves. ¿Qué papel deben jugar las ciudades para la promoción de esta industria que puede generar bienestar económico, pero sobre todo para la conservación de sus especies?

Foto: BirdFair 2017

Cali y los entornos naturales que la rodean serán desde hoy y hasta el domingo 19, el escenario para hablar de las casi dos mil especies de aves que hacen de Colombia el país con mayor riqueza de aves del mundo.

Se trata de la tercera versión de la Colombia BirdFair 2017 en la que se realizarán salidas de campo, actividades académicas, además de algunas de carácter comercial, con el fin de promover la conservación y el “turismo de aves” como lo expresa su director científico Carlos Mario Wagner.

“El aviturismo puede fomentar una economía sustentable a largo plazo en las zonas rurales de Colombia que es donde está la mayoría de especies”, indicó el zootecnista y conservacionista.

La reunión tendrá invitados internacionales de la categoría de Wade Davis, designado por National Geographic Society como uno de los Exploradores del Milenio y varios expertos nacionales de gran importancia como Briggite Baptiste, Directora del Instituto Alexander Von Humboldt.

Previo a la apertura de la BirdFair, expertos hablaron del papel de las ciudades en la conservación de las aves, y aunque todos coincidieron que las urbes ya no son los espacios ideales para la multiplicidad de especies del país, la ciudadanía activa está jugando un papel crucial sobre lo que ocurre más allá de los límites de las avenidas y los edificios.

“La densificación poblacional en las grandes urbes de Latinoamérica ha afectado la biodiversidad original de estos sitios. El crecimiento de infraestructura que conlleva a más contaminaciones y el uso inadecuado de los recursos naturales afectan directamente y en una forma muy alta la biodiversidad de estos lugares”, explicó Wagner.

Jaime Garizabal, Biólogo y Ornitólogo colombiano, advierte que “podemos inventar muchas formas de mejorar el paisaje y de hacerlo menos drástico,  pero es un crecimiento muy acelerado, hay iniciativas y leyes pero sigue siendo una fuerza muy grande los recursos que necesitamos”, indicó.

Foto: Carlos Mario Wagner Wagner

Para ambos, los entornos de ciudad han desplazado y limitado los espacios naturales para las aves. Las especies de plantas y árboles ya no son las endémicas y los servicios biológicos que prestan las aves como la polinización ya no son los mismos en un entorno “artificial” que busca especies ‘correctas’ para combinar con el ‘desarrollo’.

Pero también ambos expertos coinciden que esto no es para nada un absoluto.

Según Wagner, desde las ciudades, desde sus habitantes, se puede “fomentar la conservación de las aves y sus hábitat en la medida en que hagamos sentir a los campesinos que están generando ingresos económicos por las aves que hay en su territorio. Ahí serán más conscientes a conservar las aves de su entorno”. Es decir, un diálogo entre lo urbano y lo rural.

Garizabal por su parte, cree que ya se está dando un cambio, al menos en su ciudad -Medellín-, pero que podría replicarse a las demás ciudades del país e incluso de Latinoamérica. Resalta el mantenimiento de reservas naturales locales, de corredores verdes en los que se puedan mantener las especies que ya habitan las urbes. “He notado un cambio en los últimos años porque se ha empezado a aumentar la conciencia ambiental. Medellín tiene muy instalado su conectividad ecológica, esa dinámica para conservar y mantener la biodiversidad, la fauna y flora. No algo tan parecido a un ecosistema natural pero sí que al menos no se pierda de todo el flujo de especies y servicios ecológicos”.

Y esa importancia en el cambio de pensamiento, de decisiones, la lleva aún más allá el profesor Jorge Enrique Orejuela Gartner, Director de la Maestría en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma del Occidente, en Cali, y que destaca que certámenes como la Colombia BirdFair 2017 juegan un papel importantísimo en la conservación, en el cambio.

“El aspecto más importante de las ferias de las aves, la de cualquier ciudad, es que son apuestas para una generación de identidad de nuestras ciudades.  Apuestas basadas en el reconocimiento de la diversidad natural y cultural de  nuestro país, de nuestro continente”, recalcó el científico.

Agregó que es una ciudadanía activa, la de las ciudades con su poder de convocatoria,  la llamada a convencer -y convencerse-,  del valor de la riqueza de la diversidad. “Necesitamos apreciarla, conservarla y protegerla. Reconocernos como el número uno. Entonces es una responsabilidad de poseer esa singular importancia porque hasta nuestras ciudades son ricas en aves”.

Pero además es una industria que también puede promover el desarrollo económico de las ciudades ya que el avistamiento de aves convoca a miles de turistas con alta capacidad adquisitiva, procedentes de países como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Canadá, Australia o Escocia, donde se estima hay cerca de 3 millones de observadores. Solo en Estados Unidos esta actividad genera cada año cerca de 32 mil millones de dólares, según estudios de la ONU.

La BirdFair 2017 es organizada por la Organización Río Cali y Mapalina, y tendrá como sede de sus conferencias académicas el Hotel Spiwak.