Con esta idea de negocio, emprendedores refugiados tienen la oportunidad de reanudar sus vidas y, al mismo tiempo, contribuyen a la economía de Brasil.
Joanna Ibrahim llegó en 2015 a Brasil procedente de Siria, país del que huyó de la violencia. Allí, comenzó toda una historia de superación y emprendimiento que hoy apalanca a otros refugiados que viven en Sao Paulo, una de las megaciudades de Latinoamérica, gracias a su iniciativa llamada ‘Bab Sharki’.
‘Bab Sharki’ es el proyecto ‘Open Taste’, donde las personas refugiadas pueden divulgar sus negocios, vender sus productos y al mismo tiempo compartir su cultura con los paulistas por medio de la gastronomía. Todas las semanas, un refugiado es invitado a preparar y vender comidas típicas de su país en un restaurante del barrio de Pinheiros, en Sao Paulo.
Esta iniciativa se ha convertido en una plataforma de negocios compartida con otras personas refugiadas que viven en Sao Paulo y en Brasil, y que permite viabilizar la venta de productos y servicios, generar visibilidad para sus emprendimientos y crear oportunidades para una nueva vida con dignidad. “Entiendo que los refugiados tienen talento y mucha experiencia. Pero no siempre consiguen hacer todo solos”, destaca Joanna. “Nosotros tenemos que darles una mano a ellos para que ellos puedan dar una mano a otros”.
‘Bab Sharki’, que es financiada por una aceleradora de start-up con foco en impacto social, alquila el espacio del restaurante cada semana y ayuda a los emprendedores refugiados con los costos de producción de las comidas. Considerando la situación de vulnerabilidad de muchos refugiados, Joanna cree que es muy importante que eviten riesgos financieros al momento de iniciar un negocio.