Por Carlos Moreno
Los escenarios del cambio climático prevén que las olas de calor serán cada vez más intensas y durarán más tiempo. También se espera que los días y las noches calurosos sean cada vez más numerosos y frecuentes. La Organización Mundial de la Meteorología (OMM), ha constatado las temperaturas extremadamente altas en Europa, en Oriente Medio, en EE.UU., en el Norte y el Sudoeste de África durante las últimas semanas. Alrededor del 21 de Junio, día de la llegada del verano en el hemisferio Norte, una ola de calor sin precedentes ha azotado Francia. La noche del 21 de Junio ha sido la más cálida en Paris desde 1872, es decir, desde que existe trazabilidad de la meteorología. La alerta de ola de calor ha sido declarada en 66 departamentos y los registros de calor han sido pulverizados en todo el país.
Al mismo tiempo, en México, en Mexicali, la capital de baja California, no lejos de la frontera con Estados Unidos, una ciudad de 700.000 habitantes, cerca de San Diego, la temperatura ha sobrepasado los 50ºC. Los albergues se han abierto para permitir a las personas más frágiles protegerse. En el otro lado de la frontera, en USA, los récords se han batido igualmente: en Phoenix, la temperatura ha alcanzado los 48ºC y el aeropuerto internacional ha estado cerrado por motivo del fuerte calor. Arizona ha vivido tres días consecutivos con 46ºC y Las Vegas ha alcanzado su record con 47,2ºC. El Parque Nacional de California ha estado en alerta general con 52,8ºC.
En Paquistán, en la ciudad de Turbat, la temperatura ha sobrepasado los 54ºC. Algunas semanas antes, fue en Mezaira, en los Emiratos Árabes donde la temperatura pasó igualmente de los 50ºC. En Marruecos, fue en la ciudad de Larache, al norte del país, donde la temperatura registró los 43ºC. En el sudeste de Irán, en Kuzestán, 50ºC se alcanzaron en los termómetros.
8 lugares diferentes de nuestro planeta han conocido en el mismo periodo de tiempo el sobrepasar los 50ºC. El Mar Negro y Oriente Medio han visto igualmente temperaturas superiores a la media en 6ºC, sobrepasando así los 40ºC.
En Europa, las zonas tradicionalmente templadas han visto igualmente aumentar, con ocasión del solsticio de verano, su temperatura de una manera anormal: el aeropuerto de Heathrow en Londres, ha alcanzado 35ºC el 21 de Junio, la temperatura más alta en 50 años. En Alemania, la ciudad de Andernach, en la rivera izquierda del Rhin, ha alcanzado en la misma fecha los 35ºC, al mismo tiempo una ola de tormentas, granizo, fuertes vientos, causaron numerosos daños y la interrupción del tráfico en la región norte y oeste del país.
Las temperaturas extremas, de más de 40ºC han contribuido a la gravedad del dramático y gigantesco incendio forestal de Portugal, que ha dejado 62 muertos, numerosos heridos y considerables daños. El servicio meteorológico nacional portugués, IPMA, ha señalado que durante el fin de semana, cuando se produjo el incendio, más de un tercio de las estaciones meteorológicas han medido temperaturas en torno a los 40ºC.
En Madrid, el 17 de Junio, el aeropuerto internacional señalaba 40,1ºC, mientras que Granada 41,5ºC. La noche del 19 de Junio en Salamanca o Zamora se alcanzaron 22ºC y 24ºC. El terrible fuego que se cierne sobre el sudoeste español en Moguer y amenaza el Parque Natural de Doñana, reserva de la biosfera por la UNESCO, se propaga igualmente debido a las condiciones meteorológicas de calor extremo. España está experimentando una sequía temprana y varias zonas del país han sido calificadas, el domingo pasado, en situación de riesgo máximo de incendio, entre ellas una gran parte de la provincia de Huelva, donde se ha declarado el fuego. 1800 personas han sido evacuadas, pudiendo denominarse refugiados del cambio climático.
La ola de calor producida en la Península Ibérica a principios de Junio tiene como origen el aire muy caliente que viene del Sahara y que se va a desplazar por Europa central y del Sudoeste al Este, y que llegará al Mediterráneo oriental las próximas semanas.
Tras muchos años, los científicos, expertos, organizaciones internacionales, asociaciones y todos aquellos que tienen autoridad en el mundo en materia de estudios y de perspectivas relativas a la realidad del cambio climático damos la alerta frente a la gravedad de la situación.
En el último número de la revista «Nature Communications» publicado el 15 de Junio pasado, un estudio de los climatólogos americanos de la Scripps Institution of Oceanography, del Brookhaven National Laboratory, y de la Universidad de Ohio, señala una inquietante situación constatada por primera vez: lluvia en la Antártida. Ello se produce por la fusión de inmensos glaciares, seguido de una condensación que se acaba traduciendo en lluvia en un punto que se supone el más frío del planeta. Esta lluvia viene a hacer más frágil la fusión de la superficie.
El clima de la Antártida está también en plena transformación con profundas consecuencias sobre la gente, los recursos y los ecosistemas del mundo entero, señala el estudio realizado por 90 científicos agrupados bajo el programa internacional SWIPA, (Snow, Water, Ice and Permafrost in the Artic), formando parte de un programa de vigilancia y evaluación del Ártico (PSEA) del Consejo del Ártico.
El estudio alerta en particular sobre la desaparición de aquí a 2030, sino antes, de la mayor parte del hielo en el océano Ártico. Otra consecuencia sistémica, y no menos importante, «la fusión del permafrost, que almacena alrededor del 50% del carbono del mundo, y pudiendo emitir a la atmósfera importantes volúmenes de metano». En un mundo donde todos somos interdependientes, para recordar la esencia del paradigma de la complejidad «los cambios en el Ártico están en el origen de los cambios meteorológicos en las regiones tan lejanas como las del Sudeste asiático, en particular, por el debilitamiento del vórtice polar (conocido por el nombre común del chorro)», «El Ártico está conectado al resto del planeta», recuerda el profesor de la Universidad de Manitoba, David Barber, experto en el ámbito del hielo ártico y uno de los principales autores del informe SWIPA.
El efecto sistémico es alarmante por el impacto sobre el aumento del nivel del mar y sus repercusiones sobre el metabolismo de la cadena planetaria vía las condensaciones y las precipitaciones.
La vida humana concentrada esencialmente en los centros urbanos está bajo seria amenaza por el crecimiento de las temperaturas, y la movilización general es una obligación para todos. El Pacto Mundial por el Clima, propuesto por Francia y lanzando el domingo pasado, 24 de Junio en la Sorbona, el Acuerdo de Montreal de las ciudades por el Clima, firmado la semana pasada en la prolongación de las iniciativas internacionales promovidas por el grupo C40 Cities, Metrópolis, Compact of Mayors, Covenant of Mayors, son las iniciativas que debemos apoyar irrestrictamente.
La presión internacional debe acrecentarse para que los Acuerdos de Paris se mantengan, es una cuestión de supervivencia de la especie humana en los próximos 50 años.
Hace varios años, he lanzado la alerta en Francia y en otros lugares sobre las señales incipientes, y a estas alturas ciertas, del encuentro explosivo de una urbanización obsoleta – que afecta especialmente a los barrios en particular populares totalmente asfaltados y encementados-, con la ausencia de biodiversidad, el estrés ligado a la exclusión social, al desempleo y la pobreza, y la subida de las temperaturas urbanas. He señalado que una de las principales situaciones de riesgo de deflagración social se encuentra en la situación de precariedad y de pobreza frente al cambio climático. Los primeros refugiados climáticos se encuentran en nuestros territorios urbanos, en estas zonas donde las islas de calor urbanas se traducen en temperaturas que sobrepasan los 35ºC y que serán cada vez más fuertes e insoportables.
Las «piscinas verticales» o «géisers urbanos» florecen de verano en verano, y no son solo actos de incivismo urbano, sino también expresiones sociales de desespero que irán in crescendo y cuyos motivos deben ser tomados en cuenta de forma seria. Esto nos recuerda la urgencia de transformar estas áreas urbanas deprimidas, mediante una acción transversal hacia la inclusión social, la recuperación de espacios públicos, la revegetalización, la biodiversidad, y la expresión en todas sus formas y esencial del agua en la vida urbana, y claro está con un diálogo estrecho con los residentes.
La tecnología debe igualmente orientarse hacia este desafío esencial: una ciudad viva e inclusiva. ¿De qué servirá poder descargar nuestro cerebro « transhumano » en 2050, si nuestros cuerpos son «parrillas»? ¡No, el fresco no podrá descargarse! ¡Solo la vida humana y su calidad cuentan!
En el momento en que Europa está afrontando tensiones sociales por la acogida de refugiados de Medio Oriente, por las guerras que asolan esta parte del mundo, debemos ser conscientes de esto. Si no se hace nada respecto al fondo, la ONU estima que en el horizonte de 2050, habrá 250 millones de refugiados climáticos. En este momento, después de 2014 hay más eco-refugiados en el mundo que refugiados de guerra.
Escapar de la ciudad en momentos de ola de calor, para buscar el fresco, ¿no empieza a convertirse en refugiado climático, aunque sea por el lapso de un fin de semana o más?… Tengamos en cuenta que cualquiera puede convertirse hoy en un refugiado… A pesar de que no haya nada escrito ante nuestras puertas y ventanas que a día de hoy nos protegen, sí, ¿pero hasta cuándo?
Texto original escrito en francés para el diario La Tribune.
Derechos en español para el portal I-Ambiente, con traducción de @Guille_Mas
Cortesía de Carlos Moreno para su publicación en La Network, en particular para los lectores de América Latina.