Si alguien preguntara, ¿cuál es el mayor logro histórico registrado en México en materia de vivienda?, la respuesta tendría que ser, porque no hay nada que lo supere, el haber dado a una parte importante de los trabajadores del país, la capacidad de elegir la casa que mejor responda a sus necesidades y posibilidades…
Por supuesto, eso no hubiera sido posible si a lo largo de las décadas recientes no se hubiera construido un poderoso sistema de vivienda con capacidad de generar soluciones -inmobiliarias y financieras- con capacidad de dar respuesta efectiva a las necesidades y posibilidades de una parte importante de población.
Hay que decir que este sistema está poderosamente anclado en organismos nacionales de vivienda tan importantes y sólidos, como Infonavit, Fovissste y Sociedad Hipotecaria Federal, y que estos tampoco serían lo mismo, sin el complemento de la banca comercial y de otros intermediarios financieros privados, sin la existencia de una gran industria generadora de insumos para la construcción y la experiencia, capacidad instalada y solidez financiera de los desarrolladores inmobiliarios.
Lo dicho…Esto es UN SISTEMA…
Y claro, si la pregunta fuera, cuál es el mayor pendiente que queda a México en materia de vivienda, la respuesta debiera ser que todo lo logrado sigue sin ser suficiente, y que aún quedan por atender millones de mexicanos que, por su tipo de empleo, nivel de ingresos, lugar en que viven o características de sus requerimientos de vivienda, no han podido ser atendidos ni por los organismos nacionales, ni por la banca.
Se han tenido avances enormes… Pero para ponerlos en su justa dimensión, se necesita hablar también de todo lo que queda por hacer para atender, por ejemplo, a quienes militan en la economía informal, viven en comunidades rurales o tienen ingresos tan bajos, que los marginan de la posibilidad de tener una vivienda adecuada.
Pero los pendientes, por grandes que sean, no quitan peso a la trascendencia del derecho a elegir al que tienen acceso buena parte de los mexicanos.
Derecho a elegir hecho efectivo a través de opciones adecuadas, tanto financieras, como inmobiliarias.
Porque mucho se ha ganado desde que los tiempos del: “me dieron una casa del Infonavit (o del Fovissste)”…
Hoy, pese a cualquier error que se hubiera cometido en el camino, los trabajadores derechohabientes de estos organismos tramitan su crédito cuando quieren y pueden usarlo sin restricciones para lo que decidan, desde un catálogo de opciones sin duda perfectible, pero que ya reconoce las diferentes necesidades que pueda tener cada persona en materia de vivienda.
Hoy un trabajador sabe que puede usar su crédito Infonavit o Fovissste para comprar una vivienda nueva o usada… Pero también, para construir o remodelar, e incluso para pagar otro adeudo hipotecario.
De ahí la importancia de que en estos momentos se analice en el Congreso una iniciativa para reformar las leyes con que actualmente operan Infonavit y Fovissste, en busca de profundizar más en una diversificación de productos y en modelos de atención que permitan atender en forma más transparente, completa y eficiente, las necesidades de sus derechohabientes.
Bien porque ese análisis permitirá, por ejemplo, crear condiciones que permitan usar estos créditos para adquirir lotes con servicios.
El reto está en que los legisladores que analizan, ajustarán y votarán esta iniciativa, no se desvíen y logren que la Ley que se apruebe responda al espíritu de la iniciativa que la hizo nacer.
Que responda con claridad a los planteamientos con que el Presidente ha reconocido la necesidad de que los derechohabientes de estos organismos puedan usar sus créditos para atender sus necesidades de vivienda en la forma que mejor les convengan, protegiendo al mismo tiempo la solidez financiera de ambos Fondos.
Bien por hablar de combatir el coyotaje…
Pero cuidado con considerar siquiera temas como la posibilidad de otorgar créditos a quienes no tienen trabajo y en consecuencia forma de pagarlos.
Que tampoco sobra recordar que estos Fondos operan con recursos que son de los trabajadores, y que además de prestar para vivienda, deben recuperar lo prestado para poder generar rendimientos que forman parte del ahorro para el retiro de sus derechohabientes… Y prestar a quien difícilmente podrá pagar, es evidentemente un altísimo riesgo de quebranto para los Fondos y sus dueños; los trabajadores.
Habrá que seguir con mucha atención lo que pase con esta Reforma. Porque además de marcar el destino de los mayores fondos hipotecarios del país, marcará también precedentes importantes que veremos reflejado en el futuro de las políticas de vivienda y de los fondos de pensiones… Que no es cosa menor…