Basada en ejes de acción que tienen como propósito un desarrollo urbano-rural sostenible y resiliente, busca enaltecer los derechos fundamentales de las personas para una convivencia próspera, segura y humana.
La Ciudad de México, con aproximadamente 8.9 millones de habitantes y una conurbación en su zona metropolitana de casi 23 millones, es una de las megaciudades de Latinoamérica que más requiere una estrategia de resiliencia que permita fortalecer a los ciudadanos ante la cantidad de eventualidades que se pueden presentar en una urbe de tal magnitud.
Desde la Dirección General de Resiliencia de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, se han encaminado en actualizar la Estrategia de Resiliencia, buscando fortalecer las capacidades institucionales de la ciudad con la incorporación de medidas preventivas, de mitigación, reconstrucción y recuperación.
Dicha estrategia, se limita a consensuar las metas ya establecidas por Eje y contempla un Diagnóstico del contexto de resiliencia en la Ciudad de México; la Evaluación de la capacidad institucional de respuesta a partir del impacto por COVID-19 para la identificación de cualidades de los sistemas resilientes en las acciones implementadas por el Gobierno de la Ciudad de México; y un Plan de Acción para una Recuperación Resiliente (formulado a partir de la experiencia por COVID-19) – ‘Hacia una recuperación resiliente en la Ciudad de México’.
LA Network quiso conocer más detalles sobre la actualización de la Estrategia de Resiliencia de la Ciudad de México, por lo que conversamos con Norlang García Arroliga, director de Resiliencia de la ciudad.
¿Por qué consideraron imperativo actualizar la estrategia de resiliencia de la Ciudad de México?
Estábamos en un proceso de autoevaluación en el cual nos motiva brindar a la ciudadanía y al Gobierno de la ciudad un diagnóstico para saber si estamos mejor preparados a futuros impactos. Con la coyuntura actual del COVID-19, identificamos oportunidades para vincularnos más y mejor entre diversos actores para implementar de manera efectiva la estrategia. Así mismo, era esencial actualizarla derivado de la creación del Programa de Desarrollo de la ciudad.
¿Cuáles fueron los principales puntos críticos que observaron como un imperativo a actualizar dentro de la estrategia?
De manera inicial incluir la resiliencia sísmica la cual no se consideraba en la estrategia anterior, siendo uno de los principales peligros a los que la ciudad está expuesta; buscamos incorporar componentes de resiliencia y riesgos en los programas y mecanismos del gobierno. Así mismo, vimos importante abordar la planeación de procesos de recuperación y continuidad de operaciones en el contexto de la pandemia para que el gobierno tenga una orientación más sólida de su labor con base en sus capacidades y recursos actuales y disponibles.
En un tema ya más puntual, en su diagnóstico, ¿cómo se trabajaba y cómo recomiendan hacerlo en relación con temas como reducción de riesgos de desastres?
El diagnóstico busca conocer el proceso de construcción de resiliencia de la Ciudad de México desde el aspecto normativo y de la estructura institucional que ha impulsado su incorporación en los programas, planes y políticas de la ciudad. Ya contamos con insumos donde han participado distintos actores, ahora buscamos incorporar la reducción de riesgos, para tener una implementación que efectivamente permita proteger a las personas y sus medios de vida.
De otro lado, ¿de qué manera se ha vinculado la Ciudad de México a la campaña mundial ‘Desarrollando Ciudades Resilientes: ¿Mi ciudad se está preparando’? ¿Cuál ha sido su principal aporte como megaciudad de Latinoamérica?
Hemos buscado vincularnos con la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, Oficina Regional para las Américas y El Caribe, para que el gobierno de la ciudad y alcaldías podamos mejorar nuestro actuar en reducción de riesgos y construcción de resiliencia. A la fecha hemos logrado que 13 de las 16 alcaldías se adhieran a esta campaña. Por ello, se ha invitado a la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil a formar parte del Comité Regional de Coordinación de MCR2030 para apoyar en la orientación técnica de la iniciativa, facilitar alianzas para la implementación de estrategias de reducción y apoyar el intercambio de información.
¿Cómo estima la estrategia de resiliencia de la Ciudad el México el componente que se refiere a la recuperación resiliente a partir de las experiencias ciudadanas?
Se busca retomar las experiencias de iniciativas comunitarias, de programas y mecanismos de gobierno, de ONG, para plantear una hoja de ruta de las actividades estratégicas para fortalecer la gobernanza territorial a partir del acompañamiento y monitoreo del enfoque de RRD (Reducción de Riesgos de Desastres) y los principios para la construcción de resiliencia urbana en las acciones actuales, emergentes y futuras de las dependencias para una recuperación integral y sostenida del gobierno de la Ciudad de México.
Por otro lado, ¿cómo ha sido la capacidad institucional para tratar la pandemia por la COVID-19 en la Ciudad de México?
El impacto del COVID-19 exigió tener una capacidad de respuesta para redefinir y mantener los servicios esenciales para la ciudadanía, dar continuidad al gobierno y, a la par, dar una respuesta a la alta demanda por los servicios de salud. Nuestro diferenciador fue la creación de un grupo de trabajo coordinado desde la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, con el apoyo de la Cepal, en conjunto con otras instituciones del Gobierno de la ciudad, para estimar el impacto socio económico y plantear recomendaciones de mejora de política.
De acuerdo con sus estimaciones, ¿cuáles han sido y serán en adelante los factores clave que permitirán a Ciudad de México una recuperación resiliente con base en las afectaciones de la pandemia?
La coordinación y comunicación son fundamentales para conocer los esfuerzos que se están realizando, las brechas y/o necesidades que han surgido a partir de la pandemia y si los efectos cascada han sido mitigados o hay una necesidad de abrir una intervención emergente.
Y para ustedes como Ciudad de México, ¿cuál ha sido el papel de apoyo de la Resilient Cities Network para que la capital mexicana avance en temas de recuperación a la COVID-19?
Hemos podido comunicar nuestras inquietudes y conocer las herramientas de recuperación resiliente en otras ciudades, que reconocen capacidades, activos, incluso ejercicios para tomadores de decisiones. Creemos que estos esfuerzos nos ayudan a posicionar la resiliencia, reducción de riesgos como elementos clave para las metas de gobierno para reducir vulnerabilidades y niveles de desigualdad. De igual forma contar con buenas prácticas a nivel mundial en Ciudades, nos da la oportunidad de proponer mecanismo que pudieran funcionar en la CDMX.
Ahora, háblenos por favor sobre el segundo Congreso Internacional de Gestión Integral de Riesgos y Resiliencia, ¿cuáles fueron sus temáticas principales? ¿quiénes hicieron parte y qué conclusiones arrojó?
Buscó ser un espacio de vinculación entre los sectores público, privado y social con la finalidad de presentar desafíos y relevancia de la gobernanza del riesgo de desastres para el desarrollo local en el contexto del manejo del COVID-19. Se registraron cerca de dos mil personas y se abordaron los siguientes ejes temáticos: Gobernanza para la Reducción del Riesgo de Desastres, Instrumentos Financieros para la RRD, Seguridad Nacional y Desastres, Herramientas de Análisis del Riesgo, Resiliencia Climática.
Finalmente, una reflexión: de las líneas de la Estrategia de Resiliencia de la Ciudad de México, ¿cuáles apuntan a un real aporte del ciudadano vulnerable en la construcción de resiliencia? ¿Por qué es tan importante agregar siempre al ciudadano menos favorecido?
Nuestro trabajo parte del reconocimiento de ser una ciudad de derechos, donde las personas no son vulnerables en sí pues son personas agentes de derechos. Las líneas de la estrategia ya abordan atención en sectores de alta marginación y donde convergen las vulnerabilidades. Es importante impulsar que la labor en resiliencia y en reducción del riesgo es justo la corresponsabilidad para eliminar las condiciones de vulnerabilidad y/o buscar mitigar – en la medida de lo posible- los impactos negativos.