Si aceptamos que las Ciudades no son solo calles y ladrillos, sino que son el complejo sistema de actividades humanas que se realizan en ellas, entonces tendríamos que preguntarnos muy seriamente qué ha sido de nuestras Ciudades en este tiempo en que gran parte de su población ha estado confinada y obligada a no desarrollar, o a desarrollar a distancia, sus actividades cotidianas.
Los meses recientes muchos de nosotros hemos vivido dividiendo nuestro tiempo en dos Ciudades, una, la de siempre, aunque lo hemos hecho de una forma distinta, encerrados en casa y minimizando el contacto con los de “afuera”.
Otra, que conocíamos poco, una Ciudad Virtual que, durante los años recientes, cada vez ha ganado más y más importantes espacios en nuestra cotidianidad, aunque, como ahora se nos ha hecho evidente, no nos habíamos dado plena cuenta de lo que esto significaba.
Durante los meses recientes, muchos, los que hemos tenido el privilegio de poder enfrentar la pandemia quedándonos en casa, hemos despertado para “irnos a trabajar” a partir de despertar, tomar un baño y conectarnos a nuestro dispositivo electrónico de más confianza.
A distancia, dijeron, y muy pronto estábamos todos inmersos en todo tipo de plataformas para trabajar, estudiar, comprar e incluso divertirse, sin salir de casa.
De pronto, buena parte de las actividades humanas que desde siempre habían dado sentido al concepto de Ciudad se hicieron virtuales, alejándonos de esa bendita aglomeración que marca y define muy buena parte de las esencias urbana y humana.
Y no, a partir de la enorme prueba que este año ha enfrentado el modelo de vida urbana, el hecho es que ni las Ciudades van a desaparecer, ni el futuro está en la Ciudad Virtual que hoy recorremos diariamente.
El futuro sigue inevitablemente ligado a las Ciudades, que deben asumir el reto de una transformación que tome lo mejor que les pueda aportar la virtualidad, pero que siguen enfrentando los retos fundamentales de siempre; cumplir y honrar ante todo su esencia humana, poniendo a la gente al centro de todos los esfuerzos, bajo modelos que privilegien la esencia social, la eficiencia, la competitividad económica y la sustentabilidad.
Ojalá que cuando volvamos a salir a la calle encontremos Ciudades más humanas, que privilegien el encuentro humano y hagan de la eficiencia, instrumento perfecto para perfeccionar la interacción persona con persona.
Ojalá que esto permita focalizar objetivos y hacer mejor uso de los recursos públicos y privados, atendiendo urgentes necesidades en materia de movilidad, plantación urbana, usos de suelo y perfeccionamiento del espacio público.
Ojalá que permita atender mejor las necesidades humanas, creando modelos que permitan generar todo tipo de activo inmobiliario que sea necesario… y de hacerlo dónde y cómo se requieran, buscando generar respuestas para todos los segmentos de población.
Que esta Ciudad Virtual sea parte del proceso de crear Ciudades más HUMANAS.