Investigación del Centro de Estudios de Economía Sistémica, indica que Manizales y Bucaramanga son las ciudades más incluyentes y equitativas.
Un estudio adelantado por el Centro de Estudios en Economía Sistémica, Ecsim, indica que no son las grandes capitales sino una ciudad intermedia la que tiene mayores atributos de equidad e inclusión en el país.
Manizales, la capital de Caldas con 397.466 habitantes ocupó el primer lugar del ranking construido por Ecsim para 10 ciudades, en una nueva construcción metodológica para el indicador de Cohesión Social que, si bien se había tratado teóricamente desde hace una década por entidades como el Banco Mundial, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); no había sido aplicado en Colombia.
Bucaramanga, Bogotá, Valledupar, Ibagué, Medellín, Pereira, Cali, Barranquilla y Cartagena; completan el listado de ciudades que tuvo como sustento datos de los Programas Cómo Vamos a nivel nacional; de la Gran Encuesta Integrada de Hogares y la de Calidad de Vida; teniendo en cuenta aspectos como ingreso, calidad de vivienda, cobertura en salud, empleo, educación y calidad institucional (percepción ciudadana sobre Alcaldía, Gobierno, Universidades, Sector privado y Fuerza Pública).
El concepto de Cohesión Social, entendida esta “como el proceso dinámico en el que las instituciones incluyen o excluyen a grupos poblacionales de los procesos productivos y distributivos; el grado de cooperación entre ellos y la respuesta de los agentes frente a esas instituciones”; es además uno de los conceptos incluidos en la Nueva Agenda Urbana de la ONU, la hoja de ruta para que las ciudades del mundo sean más humanas, equitativas e incluyentes y combatan fenómenos como la pobreza extrema.
“Reconocemos también que la desigualdad creciente y la persistencia de múltiples dimensiones de la pobreza, incluido el aumento del número de habitantes de barrios marginales y asentamientos informales, afectan tanto a los países desarrollados como a los países en desarrollo, y que la organización espacial, la accesibilidad y el diseño de los espacios urbanos, así como la infraestructura y la prestación de servicios básicos, junto con las políticas de desarrollo, pueden promover la cohesión social, la igualdad y la inclusión, u obstaculizarla”, promulga la Nueva Agenda.
Según Diego Fernando Gómez, director de Ecsim, Magíster en Economía; PhD en Simulación Dinámica de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional e investigador invitado en la Universidad de Harvard; junto a su equipo de investigadores, se dieron a la tarea de desarrollar un indicador de Cohesión Social que le permita a las ciudades “diseñar estrategias para lograr unas sociedades latinoamericanas más incluyentes, equitativas, más cohesionadas”.
La preocupación surgió de la confrontación de realidades como las de la ciudad de Medellín, a la que Gómez llama ciudad dual. Mientras el 80% de su población vive estándares de vida casi de países desarrollados, con economía y educación “conversando” con empresas y universidades de nivel mundial; tiene también un 20% en condiciones similares a los países más pobres de Latinoamérica.
“Un problema crítico era activar las capacidades de innovación y transformación empresarial y eso lo resuelven los grupos de mayores capacidades en recursos y capacitación pero, ¿cómo insertar a esa población tan grande en esa dinámica de transformación socioeconómica, en dinámicas de generación de bienestar? Un grupo pobre muy grande que en Medellín, por ejemplo, fue el 30% y hoy ya es el 20%”, cuestionó el Director de Ecsim.
Los investigadores económicos y sociales bajo la dirección de Gómez, ‘armaron’ dos indicadores de cohesión: uno bajo los estándares internacionales y otro más riguroso que se asentara más en la realidad de las ciudades colombianas.
“El primero era el indicador ‘perdonador’ que no evidenciaba los problemas de segregación”, explica el director de Ecsim. El segundo, el Indicador de Cohesión Social 2.0 Dual, más estricto, daba cuenta de los extremos socioeconómicos, de las inequidades y exclusiones de las ciudades colombianas a sus poblaciones más vulnerables.
Los resultados
El grupo de investigadores del Centro de Estudios en Economía Sistémica aplicó los dos Indicadores de Cohesión Social desarrollados: el estándar y el 2.0 Dual para finalmente, además, dar un consolidado de los dos.
En el primer Indicador se midieron nivel de ingresos, servicios públicos, acceso a salud, educación, calidad de empleo y confianza ciudadana.
En este ranking, Bogotá y Medellín, las dos principales ciudades del país, ocuparon el primer y segundo lugar. En la tercera posición se ubica Manizales. Le siguen en su orden Bucaramanga, Pereira, Ibagué, Cali, Barranquilla, Valledupar y Cartagena.
Tanto Bogotá como Medellín, se destacaron en el indicador de Ingreso pero la capital se rajó en Acceso a Servicios Públicos ocupando el octavo lugar en este último indicador mientras Medellín tuvo la mejor calificación.
Paradójicamente, Manizales, la ciudad con mejor Cohesión Social, presentó en el Acceso a Servicios Públicos su talón de Aquiles, al ocupar el último lugar en este indicador, mientras en los restantes cinco componentes no bajó del cuarto lugar.
Bogotá, Manizales y Medellín tienen el mejor Acceso a Salud del país y su contraparte fue la capital del departamento del Cesar, Valledupar, en el último lugar.
Sobre el componente de índice de Calidad de Empleo Bogotá, Manizales y Barranquilla presentaron los mejores estándares. Cali, Pereira e Ibagué los últimos tres lugares, aunque en general en este indicador, las diez ciudades presentaron niveles parejos. En materia de Educación, nuevamente Bogotá, Manizales y Medellín, tuvieron los lugares de liderazgo. Cali y Pereira, los de más falencias en este importante indicador.
En el componente indicador de Confianza Ciudadana Bogotá penúltima y Cali última, fueron las ciudades con menores niveles de confianza en las cinco instituciones de referencia. Bogotá, Pereira y Manizales, tuvieron los mayores niveles.
“Los altos niveles de educación, un mayor porcentaje de clase media, empleos más estables y mejor prestación de servicios públicos hacen que la capital sea la ciudad más cohesionada de Colombia”, indicó el director del Centro de Estudios en Economía Sistémica.
Ahora, luego de aplicar el Indicador de Cohesión Social Dual 2.0, que los investigadores consideran más “riguroso”, Bogotá baja al tercer lugar y Medellín al séptimo. En cambio, Bucaramanga y Manizales se consolidan en los dos primeros lugares como ciudades cohesionadas.
“Bucaramanga es especial, tiene niveles de desempleo y de pobreza bastante inferiores a las demás ciudades. Ha basado esto en una cultura de empresarismo, de micro y famiempresarios”, explicó.
En la consolidación de los dos indicadores, como ya se advirtió, Manizales, una ciudad que se ha concentrado en los últimos años en ser la ciudad universitaria, una apuesta por la ciencia y el conocimiento que además promueva las dinámicas productivas alrededor de los servicios; es la ciudad más cohesionada.
Además, se evidencia en la ciudad un trabajo consolidado de reducción de la pobreza. “La incidencia de pobreza pasó del 15,7% en 2014 al 13,9% en 2015 y la pobreza extrema bajó de 2,6% a 1,7%, entre los mismos periodos”, indicó el Informe de Calidad de Vida 2015 del Programa Manizales Cómo Vamos.
A ello se suma que el año anterior, también fueron positivos los indicadores en este aspecto tan relevante y el Informe indicó que “47.000 personas han salido de la pobreza en seis años”.
Para Gómez, son preocupantes los indicadores de Barranquilla y Cartagena que ocuparon constantemente los lugares más bajos en los múltiples indicadores analizados.
Ahora, la investigación condujo a una propuesta de estrategia que les permita a las ciudades revertir las condiciones de exclusión para aquellas poblaciones asentadas en los rangos de pobreza y pobreza extrema, objetivo trascendental de las ciudades en el mundo y esencia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la ONU en 2015.
“Tenemos una señora de 35 años que llegó desplazada a Medellín, -mataron a su esposo en una de las tantas violencias del conflicto-, sin educación y tres hijos. Ella no tendrá nunca trabajo formal. Solo accederá a un trabajo informal, posiblemente por días. Esa madre cabeza de hogar y sus hijos están en la trampa de la pobreza y difícilmente saldrán de allí. Y si vemos que su expectativa de vida será de 80 años, es una mujer que va a vivir 45 años más en la pobreza”, relata el investigador económico y social.
El desafío, señala el investigador Diego Fernando Gómez, es cómo incluir a esta población en los circuitos de bienestar. Y la respuesta es una propuesta de empresarismo con inclusión social que resume en “no dar el pez, sino en enseñar a pescar; superar el asistencialismo existente”.
“Una de las estrategias es lo que se llama internacionalmente de ‘acción afirmativa’, acciones sin las cuáles no se soluciona el problema. No podemos esperar que las simples dinámicas del mercado, las naturales, den una solución. Si no se genera empleo para mujeres como ella, un trabajo completo, integral, quedan atrapadas en la informalidad para siempre”.
Los resultados de la investigación y los Indicadores de Cohesión Social serán ahora compartidos con los diferentes actores que puedan participar en la formulación de políticas públicas y programas que integren tanto a actores públicos como privados para revertir estas realidades y consolidar estas 10 urbes colombianas como ciudades sostenibles.