Este artículo ofrece un acercamiento general a los elementos que confluyen en la construcción de los modelos territoriales en las ciudades intermedias y las visiones sesgadas de las autoridades regionales que permean la planificación territorial, así como un paneo general sobre los diferentes tipos de ciudad, y todo buscando establecer las funciones estratégicas y los desafíos en la planificación que tienen dichas urbes.
Las ciudades han sido receptoras de población rural durante toda la historia de la civilización. Sin embargo, ahora es el momento en el que la mayoría de la gente va a vivir en las urbes, sean estas megalópolis como Tokio o Ciudad de México (más de 10 millones de habitantes), ciudades capitales no de una magnitud tan grande pero muy habitadas y que conforman aglomeraciones como Bogotá o Lima (más de 1 millón de habitantes) y ciudades intermedias como Ibagué, Santiago de Cuba o Düsseldorf (entre 100 mil y 1 millón de habitantes). Existen todavía municipios cuya población todavía es principalmente rural, entre ellos Guapotá en Santander (74% de su población es rural – DANE 2015). Cada una de estas ciudades debe asumir el tipo y la cantidad de población que posee y trabajar para mejorar. Pese a esto, en Colombia, ¿existe la sensación de que no somos suficiente número de personas aglomeradas en las ciudades?
La respuesta parece ser un tema histórico y político, evidenciado en los dos últimos censos (2005 – 2018). En 2005 una gran cantidad de autoridades regionales cuestionaron los números entregados por el DANE, entre ellos el alcalde de Cúcuta, Ramiro Suárez Corzo, quien insistió en que realizaría un nuevo censo en la ciudad. Algo similar ha sucedido después de conocer las estadísticas preliminares del censo 2018. Un caso particular fue el ocurrido en el municipio de Soacha; su alcalde tuvo reparos con la estadística del DANE (634.660 habitantes) e hizo un nuevo “censo” en el que determinó que en el municipio viven un millón tres mil habitantes y, además, señaló que le “preocupa y entristece” la cifra dada por el DANE. Tal vez el caso que más ha trascendido a la opinión pública fue el de Bogotá (7.181.469 habitantes en 2018), debido a las proyecciones poblacionales utilizadas por la alcaldía en la elaboración del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que dio origen a que el Consejo Territorial de Planeación Distrital, asumiendo su rol como instancia formal de planeación, concluyera que “no se justifica la expansión urbana”. Otra ciudad en la que el censo ha revelado algunos problemas estructurantes es Ibagué, cuya población creció 5.440 habitantes entre 2005 y 2018 (500.686 hab).
Si la planificación territorial se enfrasca en el hecho poblacional, sin contextualizar las características individuales de cada municipio, las potencialidades, las ventajas comparativas y competitivas y sin entender que hacen parte de un sistema de ciudades, nunca se establecerán funciones particulares para cada municipio. De esta manera, la escala y el tipo de ciudad son elementos a tener en cuenta para establecer la función propia de cada una y conformar un sistema de ciudades articulado con el territorio. Allí es cuando el número de habitantes deja de importar.
Haciendo alusión a lo anterior, surge la siguiente pregunta. ¿Qué tipos de ciudades hay y qué función específica cumplen dentro del sistema de ciudades?
Para responderla, es necesario conocer los diferentes tipos de ciudades.
Esquema 1. Tipos de ciudad
El anterior esquema diferencia los tipos de ciudades. Con el fin de comprender las relaciones entre los diferentes tipos de ciudades considero pertinente citar la línea del tiempo del proceso económico urbano en América Latina y el Caribe, propuesto por la CEPAL.
Este proceso consta de cuatro momentos.
1. Densificación de los principales centros urbanos.
2. Concentración urbana y producción de economías de escala.
3. Saturación de recursos fijos, creando deseconomías de escala.
4. Aumento de competitividad de ciudades intermedias.
Es el punto número cuatro el que nos convoca, ya que las ciudades intermedias se encuentran en medio de una dicotomía propuesta por las administraciones. Dicha situación dicotómica comprende una postura permeada por la sensación de insuficiencia poblacional, escenario que termina siendo caldo de cultivo para modelos territoriales expansionistas, los cuales basan las oportunidades competitivas de las ciudades medianas en el crecimiento demográfico y la expansión urbana, entendiéndolas como causales de desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida. Esta relación no está del todo clara y el debate sigue abierto. La postura contraria se inclina a superar los desafíos propios de ciudades intermedias, expuestos a continuación:
1. Intermediación entre ciudades y/o aglomeraciones de mayor escala con la ruralidad.
2. Consolidación del crecimiento económico endógeno, contando en menor medida con el sector exterior.
3. Mantenimiento de las dinámicas sociales, económicas y ambientales a una escala que no desborde la capacidad institucional de la ciudad.
Se abordará en la segunda entrega la situación actual de estos cuatro desafíos relacionados con el modelo territorial y se darán luces sobre el proceso real que está sufriendo una ciudad mediana como Ibagué.
En este sentido, el texto resolverá la siguiente pregunta: ¿el POT propone un modelo territorial adecuado para superar los desafíos propios de Ibagué como ciudad intermedia?