Hace algunos días, 35 alcaldes de las ciudades americanas más importantes han dirigido una carta abierta al presidente electo Donald Trump señalando la importancia de las acciones concernientes al cambio climático. Ellos señalan la importancia de la movilización internacional de los alcaldes sobre este tema, con el movimiento Compact of Mayors y de la red Mundial de Alcaldes al respecto de la lucha por el clima, el C40 Cities, que se ha reunido con motivo de la Asamblea General en México del 30 de Noviembre al 2 de Diciembre y verá la llegada de su nueva presidenta, D. Anne Hidalgo, alcaldesa de Paris.
Al mismo tiempo, respecto al tema de la inmigración y las promesas de expulsión hechas por Donald Trump durante su campaña, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, se expresó claramente afirmando que “como muchas otras ciudades americanas, Nueva York hará todo lo posible para proteger a sus habitantes y asegurar que las familias no sean separadas”. La expresión “ciudades santuario”, emana del alcalde de Chicago, y ha venido a afirmar la posición de las ciudades, que se oponen a las medidas del Estado Federal: “A todos aquellos que nos han dicho que estaban inquietos tras las elecciones, podéis tener la tranquilidad de que en Chicago, estáis apoyados por Chicago. Chicago será por tanto una ciudad santuario”, seguida por 300 ciudades como Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Seattle, Minneapolis, Boston, Santa Fe, Denver, Filadelfia, Washington. Los alcaldes han tomado parte así, no solamente de una contestación política contra el poder presidencial, sino también aunando la palabra a los actos, tomando disposiciones concretas. Este es un movimiento sin precedentes, ilustrando esta basculación que tiene lugar entre la política central y la encarnación del poder local, en este siglo de las ciudades.
Caso interesante, el jefe de la Policía de Los Ángeles, ha rechazado que sus agentes participen en acciones de expulsión, considerando que suponen una ruptura con la comunidad hispana, cuando por el contrario, hay necesidad de trabajar con ellos en los barrios para combatir la criminalidad y la violencia.
Por tanto, en un mundo en plena ebullición, frente al cambio climático, al desempleo, al crecimiento del populismo, a la demagogia, al miedo al otro, los alcaldes, columna vertebral de la confianza ciudadana, toman posición, en nombre de los valores comunes de la humanidad, de la dignidad, para que las ciudades sean un lugar de vida y de compartir, donde los hombres y las mujeres, puedan vivir juntos, con sus diferencias.
La ciudad refugio, más que un asilo de caridad, es un acto cultural, social, económico, tan antiguo como el nacimiento de las ciudades. Las segundas y terceras ciudades de múltiples países se encuentran fuera de su territorio nacional y su actividad económica al igual que sus divisas, son considerables para los países en las que están incluidas. De aquí a 2050, la población se acercará a los 10.000 millones de habitantes e incontestablemente en el crecimiento urbano, la migración es un motor importante en esta evolución, que transforma las ciudades en lugares de vida caracterizados por una gran diversidad.
«Las 20 ciudades más grandes del mundo acogen a un inmigrante de cada cinco. En un buen número de ellas, los inmigrantes representan un tercio o más de la población”, precisa el informe de 2015 de la Organización Internacional para las Migraciones, OIM.
Nuevas redes interurbanas extra territoriales han sido creadas con este componente plurinacional. Además, con la desintegración de numerosos estados, nuevas necesidades, nuevas fronteras políticas y de gestión territorial han nacido. Esta es la particularidad del siglo XXI, con sus ciudades cosmopolitas y marcadas por una gran mezcla y agitación.
Sí, para entender este fenómeno convertido en mundial, sin ninguna duda las migraciones urbanas del siglo XXI amenazan nuestras ciudades y nuestras vidas en la ciudad de manera más firme que en los siglos precedentes. Es así verdaderamente cuando decimos que la Familia Real de Qatar posee más patrimonio inmobiliario en Londres que la Familia Real Británica (retomando las palabras de Saskia Sassen), cuando un joven inmigrante pakistaní llegó a Dordogne clandestinamente y tres años después, ganó la medalla al mejor aprendiz de Francia, cuando Buenos Aires es la 2ª ciudad de Bolivia o cuando Quebec acoge una población francesa equivalente a la ciudad de Brest.
Entre estos ejemplos de vidas urbanas de hoy, se presentan diferentes maneras de proceder. Es cierto que la “ciudad santuario” es una respuesta de los alcaldes del mundo, que consideran con humanidad las nuevas situaciones urbanas. A la vista de su complejidad, estas últimas demandan una reflexión y una acción de otra naturaleza que el recurso de las expulsiones manu militari, y el empleo de la fuerza como soluciones.
Texto original escrito en francés para el diario La Tribune
Versión en español para el portal I-Ambiente, traducción de Guillermo Mas @Guille_Mas
Ilustración gráfica de Elyx YAK,
Cortesía para LA Network de Carlos Moreno