Las hamburguesas de Joel, que vende frente a la Fiscalía Antisecuestro de Azcapotzalco, son de las más conocidas en la Alcaldía, pero el sitio donde vende estaba rodeado de automóviles con carpeta de investigación, llenos de sangre, vidrios rotos y con “olor a muerte”, según lo describe Joel.
Las personas que iban a comer debían bajarse de la banqueta, caminar por el arroyo y convivir en un espacio que los hacía sentir inseguros a pesar de estar frente a las autoridades.
En esta localidad, caminar se convirtió en una odisea, en la que cada uno se trasladaba con miedo o prefería moverse en su automóvil.
El reto era lograr pacificar la zona, reactivar comercios como el de Joel y eliminar los autos estacionados en los alrededores. Parte de la solución era motivar y crear una estructura que permitiera a las personas CAMINAR.
Sí, caminar no sólo como el acto de trasladarse de un punto A a un punto B, también como una forma de hacer comunidad, de relacionarnos con lo que nos rodea, es decir, involucrarnos con las personas con quienes compartimos espacio, con la naturaleza que lo conforma y que esto sea funcional, cómodo y seguro.
Para ello, en marzo de 2021, la Fundación Placemaking México, en coordinación con la Alcaldía Azcapotzalco, el Colectivo Chachachá (originario de la localidad) y la comunidad lograron que la Fiscalía accediera a remover esos autos, lo que hizo posible confinar el área y convertirla 100% peatonal.
La intervención se realizó con el diseño “nudo de serpientes” del colectivo Chachachá, en donde además se colocaron bancas con mesas de picnic y bolardos para garantizar la seguridad y comodidad de los peatones.
Ahora los clientes de Joel, muchos de ellos trabajadores de la Fiscalía, tienen un lugar donde disfrutar de las famosas hamburguesas y pueden transitar por la zona sintiéndose más seguros.
¿Esto resolvió el problema?
Fue un primer paso. Las intervenciones de urbanismo táctico nos permiten aprender qué modelos funcionan y qué adecuaciones hacer con el paso del tiempo, dependiendo de los usos que la comunidad hace de los espacios.
Por eso es importante construir ciudades que permitan a los vecinos caminar como un acto político, para cuidar el medio ambiente, fortalecer sus lazos e incentivar los negocios locales. Caminar para ser resilientes. Caminar para vivir sus calles.
En México aún hay mucho por hacer, pero ya hay comunidades conscientes de la importancia de vivir a escala humana sus calles y de apropiarse de ellas. Esta se convierte así, en una invitación formal para sumar esfuerzos y pensar nuestras ciudades de manera diferente.
En el siguiente texto conoceremos la historia de Bayron, un niño en Colima que apoyó y explicó el diseño vial de cruces seguros, que se implementaron frente a su parque pero esa historia se las contaremos después.
