Foto de Kelly: https://www.pexels.com/es-es/foto/vista-aerea-de-la-ciudad-2490189/
“Hace calor, el aire es malo, los suelos están dañados, hay mucho viento y ruido, el agua está contaminada y hay escasez de alimentos…”. Una buena salida a estas quejas es plantar árboles.
En los últimos años, hemos escuchado con mucha fuerza e insistencia que debemos plantar árboles. Incluso sembrar árboles se ha convertido en una tendencia más allá de lo netamente ambiental que llega hasta reemplazar los arreglos florales que se envían para dar el pésame. Sin embargo, comúnmente tendemos a pensar en la reforestación como aquella actividad para plantar árboles en los bosques o zonas rurales. De hecho, el gobierno actual tiene la meta de sembrar 180 millones de árboles en el cuatrienio 2018-2022, una cifra importante que se enmarca en los distintos acuerdos internacionales a los que el país ha adherido. Si bien la reforestación es clave en la adaptación y mitigación del cambio climático por sus innumerables beneficios, lo cierto es que, quizás, esta actividad es precisamente más relevante en las ciudades.
Tener árboles ayuda a mantener la flora y la fauna, a preservar la biodiversidad, además retienen CO₂ y otros gases contaminantes; producen oxígeno y se purifica el aire a la vez que ayudan a retener y captar agua tanto en sus hojas como en las raíces que ayudan a reducir la erosión y disminuir la temperatura ambiental. Este último tema es el que hace relevante la reforestación urbana, teniendo en cuenta el efecto de isla de calor que se produce con el crecimiento de las ciudades y el uso intensivo de materiales como el cemento. Los árboles en las ciudades se vuelven filtros para la polución y la contaminación, así como el ruido, además que producen sombra y regulan la temperatura del ambiente; el aire puede enfriarse entre 2 y 8 grados y con ello reducir el uso de aire acondicionado hasta en un 30%.
Aparte del tema estético, que sin duda es importante en las ciudades, los árboles cumplen funciones vitales para la supervivencia humana. Imaginen si son cruciales en el medio natural, cómo será para las ciudades y sus habitantes. Aunque hay ejemplos hermosos de ciudades verdes como París, Boston, Ámsterdam y Singapur, históricamente los árboles han sido elementos de segundo plano que se reubican o eliminan cuando no caben en un diseño arquitectónico deseado. De ahí la importancia que se les está dando no solo como elementos paisajísticos, sino como factores clave que permiten la interconexión de la vida humana, su entorno y la vida natural. Y es que es precisamente ese uno de los mayores beneficios de los árboles en el entorno urbano, el de establecer nuevas relaciones con la naturaleza desde las ciudades mismas – la llamada Vitamina N -. Por eso reverdecer las ciudades debe ser una meta a la que apuntemos todos, ya que la salud también se ve beneficiada con el arbolado urbano; la Organización Mundial de la Salud estima que debe haber 1 árbol por cada 3 habitantes (En Bogotá hay 1 árbol por cada 6 personas).
P.D.: Los árboles son testigos medios invisibles que “relatan con altísima precisión la vida de la ciudad, a la par que prestan servicios que pasan desapercibidos, pero que resultan trascendentes para todos nosotros”.