Cómo el teleférico de La Paz ha revitalizado los espacios urbanos

Cómo el teleférico de La Paz ha revitalizado los espacios urbanos

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LA Network
26 agosto, 2018 - Movilidad

Considerado el sistema de teleférico o cables aéreos más grande del mundo con 11 líneas y 32 kilómetros de extensión, sus estaciones no solo cumplen el propósito operativo sino que se han convertido en espacios revitalizantes de la ciudad.

Cómo el teleférico de La Paz ha revitalizado los espacios urbanos
Este sistema, contrario de otros en los que los cables alimentan un sistema rígido como el metro, en La Paz es la red misma y se alimenta de otros modos como los buses.

Que la Estación Central Taypi Uta de Mi Teleférico en La Paz se haya establecido en la antigua y patrimonial Estación de Ferrocarril, recuperando la vida, la historia y el espacio que tenía en el escenario social de la ciudad este lugar y además se esté planeando como un parque urbano, es un concepto que va más allá de la mera operación de un sistema de transporte.

Que la estación Villarroel, que conecta las Líneas Blanca y Naranja, haya aprovechado la pendiente para crear una plaza horizontal que se ha convertido en un espacio público vital para todos los ciudadanos que la disfrutan a cualquier hora; da cuenta del impacto social que las estaciones han generado en la trama urbana.

LA Network dialogó con el arquitecto hispano-venezolano Roberto Ameneiro Galdo, uno de los artífices de este éxito no solo operativo -al afirmar que en la actualidad el sistema es autosostenible financieramente, a diferencia de  la mayoría de sistemas masivos de transporte público-, sino también social.

Este sistema, contrario de otros en los que los cables alimentan un sistema rígido como el metro, en La Paz es la red misma y se alimenta de otros modos como los buses. Su función esencial es unir La Paz y El Alto, salvando la diferencia de altura que las separa y limitó históricamente a los medios masivos.

“Todo esto comienza como un proyecto que fue hecho a dos manos entre la arquitectura y la planificación y diseño de transporte masivo. Al mismo tiempo que estábamos planificando las rutas,  buscábamos los lugares donde esas posibles estaciones pudiesen generar un impacto urbano, en el diseño urbano y en el contexto social. Fue así cómo armamos una red de espacios públicos muy interesantes”, explicó el experimentado arquitecto desde La Paz.

Con un recorrido de más de 30 años en el diseño y construcción de distintos sistemas de transporte masivo en Latinoamérica -desde metros hasta buses, pasando por BRT y trenes ligeros-, Ameneiro Galdo explicó que,  por ejemplo, en la Estación Villarroel se “metieron las estaciones debajo, se recuperó el contexto y el lugar adquirió vida y se convirtió en un centro de actividades donde niños y adultos comparten. Es increíble verlos hasta las 10 de la noche en una ciudad muy fría por cierto. Ha sido un éxito como espacio urbano”.

Destaca además la recuperación del patrimonio arqueológico de la cultura Tihuanacota hallado sobre el trayecto de la Línea Blanca, que dio origen a la creación del primer museo aéreo – terrestre como lo denominan los paceños: El Museo Putu Putu.

El arquitecto explica que todos los espacios de las estaciones -39 en total cuando estén completas las 11 líneas proyectadas en el corto plazo-,  fueron diseñados previamente para generar espacios urbanos, actividad humana y ser lugares de encuentro, “no solamente para ayudar a la intermodalidad, de modo que las estaciones están con una red de transferencia entre el transporte tradicional y el transporte aéreo”.

Finalmente, el experto expresó que las ciudades latinoamericanas están viviendo un ‘boom’ de los cables o teleféricos “teniendo en cuenta que hace 20 años no había ninguno”. Destacó que pese a no ser un modo de transporte masivo muy rápido, su atractivo radica precisamente en ello y se deriva de su origen como transporte turístico: viajar en sus cabinas es mucho más placentero.

“Vamos a tener 1.500 cabinas de colores flotando por la ciudad”, concluyó Ameneiro Galdo.