La capital rusa, Moscú, permanente protagonista de los ránquines mundiales sobre congestión vehicular, está dando ejemplo sobre cómo gestionar los vehículos privados: ahora usted puede alquilar el del vecino.
Con 24 millones de viajes en vehículos compartidos o car sharing, Moscú parece ser un buen ejemplo sobre cómo gestionar con eficiencia los vehículos estacionados y ahora, con la iniciativa de la alcaldía de la ciudad europea, que propone que los ciudadanos usen los carros de los vecinos mientras estos están en casa.
Con base en el dato mundialmente aceptado de que los vehículos privados permanecen entre un 90 y un 95 % del tiempo estacionados, ahora bajo un estricto perfilamiento de los posibles usuarios, los vecinos podrán usar sus carros, anunció el comisionado del alcalde de Moscú para el transporte, Maksim Litsutov.
Moscú, considerada la ciudad del mundo con la flota más grande de vehículos dedicados al carsharing del mundo con unas 30 000 unidades asociadas a ocho empresas, ahora estimula esta modalidad que podría ser con sus adaptaciones locales, una positiva medida ante las congestiones viales globales, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la reducción de la venta de vehículos.
“Las estadísticas dicen que el 90 % del tiempo su vehículo permanece inactivo, estacionado. Ahora ese vehículo puede generar ingresos a su propietario y descargar a la ciudad del número de vehículos en las calles”, explicó el comisionado del alcalde.
La aplicación que está en desarrollo, como es habitual en Rusia, “comprobará cuidadosamente los perfiles de los usuarios”, lo que incluye la evaluación de sus capacidades de conducción.
El propósito de las autoridades es que los vehículos puedan ser alquilados y pagados a través de la tarjeta de pago unificado Troika y de esta manera estimular la intermodalidad en la cosmopolita capital rusa con cerca de 12 millones de habitantes y un promedio nacional de 320 vehículos por cada 1.000 habitantes.
“Por ejemplo, se toma el metro, luego el coche compartido y se paga la tarifa total en la aplicación”, detalló Litsutov sobre este importante aspecto de la movilidad sostenible para las ciudades de Latinoamérica con sistemas de transporte multimodal.
Con una contracción de la economía mundial llegando a un 5 % por la crisis sanitaria y una alerta global por el cambio climático, sumado a la pandemia por coronavirus que ha obligado a reducir la capacidad de los sistemas de transporte público -que paulatinamente aumentan la misma-, el carro compartido se potencia como una solución para generar ingresos y con aportes medioambientales.
Para James Cox, exintegrante de Uber, los viajes compartidos no están en riesgo por causa de la pandemia y la desconfianza de usar esta modalidad para movilizarse sustentablemente.
“La mayoría de la gente no ha perdido la confianza en los viajes compartidos. Muchos casos de uso de viajes compartidos han cambiado de manera bastante significativa a corto plazo y esto ha afectado a las personas que los utilizan viajes. En algunos casos, esto ha significado más viajes como quienes toman viajes privados sobre el transporte público y en algunos casos menos como el aeropuerto y los viajes diarios al trabajo en general”, explicó el experto a Smart Cities.com.
Ahora, en la modalidad que propone la capital rusa, la propuesta para mantener las condiciones de bioseguridad será la clave ya que el viaje compartido tradicional (distintos usuarios, no necesariamente conocidos entre sí, se suman a la ruta del vehículo) está prácticamente suspendido por causa del COVID-19.
En este sentido la iniciativa rusa pone el foco en viajes individuales o solamente familiares pero que pondría en marcha un mecanismo de gestión de los vehículos en los grandes complejos residenciales de las ciudades latinoamericanas en las que los vehículos privados viajan habitualmente con un solo ocupante.
Por último, las autoridades de transporte moscovitas indicaron que esperan el desarrollo para 2021 de la tarjeta Face Pay con identificación facial para ingreso al metro de Moscú.