En los últimos años, a nivel mundial se ha comenzado a gestar un cambio sin precedentes en la manera de producir y satisfacer los bienes y servicios que demanda la población mundial. Este cambio es parte de una nueva época, que promueve la igualdad y dignidad de las personas, al tiempo que llama a un desarrollo que respete el medio ambiente. Para muchos, esta corriente representa una “revolución industrial para la sostenibilidad”, que tendrá la magnitud de la revolución industrial y la velocidad de la revolución digital.
¿Pero estamos realmente ante una transformación tan grande?
De entrada, está claro que existe un consenso internacional acerca de la insostenibilidad de continuar bajo los patrones actuales de producción y consumo. Y en segundo lugar, hemos comenzado a dar pasos importantes para resolverlo. A principios de 2015, por ejemplo, se proclamó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y, a finales de ese mismo año se firmaron los Acuerdos Climáticos de París, con su respectiva ratificación un año después.
La Agenda 2030 y el Acuerdo de París representan los compromisos adquiridos tanto por países desarrollados como en desarrollo. A través de la Agenda 2030 el mundo reconoce que el mayor desafío actual es la erradicación de la pobreza y afirma que sin lograrla no puede haber desarrollo sostenible. Para ello, estableció 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental.
Por su parte, a través del Acuerdo de París la comunidad internacional se comprometió a mantener el aumento de la temperatura en este siglo por debajo de los 2 grados centígrados, e impulsar los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura incluso más, por debajo de 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales.
Ambas iniciativas sientan las bases de la revolución industrial para la sostenibilidad e influirán en los próximos años directamente en las políticas de desarrollo económico de la región.
Bajo este escenario, la participación y compromiso del sector privado y la sociedad civil será fundamental para alcanzar con éxito los objetivos y metas. En esa línea, el sector privado tiene grandes oportunidades y beneficios de considerar en su planeación estratégica la sostenibilidad de sus bienes y servicios. No sólo por cuestiones ambientales sino también por cuestiones económicas y reputacionales.
La producción sostenible debe verse y analizarse como una oportunidad para mejorar la eficiencia de los procesos e incrementar la competitividad. Las empresas que no incorporen la sostenibilidad y la variable de cambio climático de manera transversal en sus procesos y cadenas de valor se verán afectadas en su rentabilidad. Por ejemplo, en algunos países de la región se han comenzado a introducir impuestos al carbono con el propósito de desincentivar la utilización de combustibles fósiles y migrar lo antes posible hacia economías resilientes y bajas en carbono. A nivel mundial se está analizando implementar este tipo de impuestos en el futuro.
Por otra parte, está en las manos de la sociedad civil ejercer cada día mayor presión por productos amigables con el medio ambiente. El consumidor tiene la responsabilidad de acelerar el cambio, así como de consumir y demandar sustentablemente los bienes y servicios. No puede continuar con una cultura de derroche.
Desde CAF –banco de desarrollo de América Latina- estamos promoviendo un modelo de desarrollo sostenible para que la acción climática contribuya directamente al desarrollo de los países y a garantizar el uso efectivo, eficiente y equitativo de recursos en beneficio de la población con una visión de largo plazo. Con esto, apoyamos la promoción y consolidación de la dimensión ambiental en la región, mediante programas y acciones orientados a fomentar una transformación productiva, así como a través de sus operaciones de financiamiento, para las cuales se tiene el compromiso de ser ambientalmente sostenibles y socialmente responsables.
Para el 2020 el 30% de nuestra cartera contendrá beneficios ambientales y climáticos. Con esto contribuiremos a alcanzar el esfuerzo mundial y brindar un futuro más esperanzador a las generaciones venideras.