Este lunes inicia en Madrid la Cumbre Global del Clima COP25 sin expectativas muy halagüeñas: solo cinco miembros del G20 se han comprometido con un cronograma para lograr la neutralidad de emisiones, mientras que, con los compromisos climáticos actuales, el mundo se dirige a un aumento de temperatura de 3,2 °C a fines de siglo. ¿Se podrá dar un timonazo real en materia de compromisos ambientales?
“Lo único que no podemos ni debemos hacer es darnos por vencidos y por eso es tan importante que sigamos recordando lo difícil de esta emergencia climática”, afirmó enfática Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en una entrevista al diario El País de Madrid, ciudad donde se llevará a cabo a partir de mañana la Cumbre Global del Clima conocida como COP25. Su consigna motivadora, eso sí, contrasta con la gravedad de la crisis climática y la falta de compromisos reales de los países líderes del mundo.
En relación con lo primero, esta semana se conoció un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), que sentencia que las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben reducirse 7,6 % cada año entre 2020 y 2030 para que el mundo logre frenar el calentamiento global en 1,5 °C este siglo.
El Informe sobre la Brecha de Emisiones indica que incluso si se implementan todos los compromisos no condicionados del Acuerdo de París, las temperaturas aumentarán 3,2 °C a fines de siglo, lo que provocará impactos climáticos destructivos y de amplio alcance. Para evitar este escenario y lograr el objetivo de 1,5 °C, los compromisos de reducción de emisiones deben hoy quintuplicarse.
La décima edición del informe de UNEP servirá, sin duda, para alimentar el debate de la 25ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) y donde se espera que las naciones fortalezcan la ambición de sus compromisos climáticos.
«En los últimos diez años el Informe sobre la Brecha de Emisiones ha hecho sonar las alarmas. Y en esos diez años el mundo sólo ha aumentado sus emisiones», señaló el Secretario General de la ONU, António Guterres. «Nunca ha habido un momento más importante para escuchar a la ciencia. Si no prestamos atención a estas advertencias y no tomamos medidas drásticas para revertir las emisiones, continuaremos presenciando olas de calor, tormentas y contaminación mortales y catastróficas», añadió.
«Nuestro fracaso colectivo para actuar a tiempo y de forma contundente contra el cambio climático significa que ahora debemos realizar reducciones más drásticas de las emisiones: más de 7 % cada año durante la próxima década», añadió Inger Andersen, directora ejecutiva de UNEP.
“Esto muestra que los países simplemente no pueden esperar hasta finales de 2020, cuando entren en vigor los nuevos compromisos climáticos, para intensificar la acción. Los gobiernos nacionales y cada ciudad, región, empresa e individuo deben actuar ahora”, instó Andersen.
“Durante 2020 necesitamos, primero, medidas efectivas para reducir las emisiones lo más posible. Luego, debemos fortalecer las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) para impulsar las transformaciones necesarias en nuestras economías y sociedades, y recuperar así el tiempo perdido. Si no hacemos esto, la meta de 1,5° C estará fuera de nuestro alcance antes de 2030″, alertó.
Las naciones del G20 son responsables de 78% de todas las emisiones globales, pero solo cinco de estos países se han comprometido con un objetivo de cero emisiones a largo plazo, indica el reporte.
Tal dato coincide con la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de sacar a este país del Acuerdo de París, lo que genera una pregunta inevitable: ¿La batalla contra el cambio climático puede tener algún éxito sin la primera potencia del planeta? Pero, además, China no avanza en sus compromisos a los ritmos que requiere la emergencia climática y Rusia no ha presentado todavía un plan oficial de recorte de emisiones.
A corto plazo, los países desarrollados tendrán que reducir sus emisiones más rápido que los países en desarrollo, por razones de equidad. Sin embargo, todos los países deberán contribuir más por el bien colectivo.
Aún es posible limitar el cambio climático a 1,5 °C, según el informe. Las soluciones son abundantes. Hay muchos esfuerzos ambiciosos de gobiernos, ciudades, empresas e inversores, y existe una mayor comprensión sobre los beneficios adicionales de la acción climática, como el aire limpio y el impulso a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. ¿Pero habrá luz verde en esta edición de la COP25 para avanzar de manera decidida? El tiempo de la retórica se acabó y el del planeta habitado por los humanos parece que también, si no se hace algo ya.