Desde hoy los líderes del mundo se reúnen para acordar una solución y, sobre todo, acciones definitivas y contundentes para seguir evitando el calentamiento del planeta y la destrucción del medio ambiente. La pregunta es: ¿Por fin habrá un compromiso responsable o se mantendrá la retórica inútil y la falta de acción?
Es un hecho incontrovertible, así algunos negacionistas quieran con sus trompetas ensordecernos y tapar la realidad: las emisiones de gases de efecto invernadero están alcanzando unos niveles sin precedentes en todo el mundo y parece que aún no han llegado a su máximo nivel.
Adicionalmente, los últimos cuatro años han sido los más calurosos de la historia y las temperaturas del Ártico han aumentado 3 °C desde 1990. Los niveles del mar están subiendo, los arrecifes de coral se mueren y estamos empezando a ver el impacto fatal del cambio climático en la salud a través de la contaminación del aire, las olas de calor y los riesgos en la seguridad alimentaria.
No hay otro momento para tomar decisiones definitivas que hoy. Los últimos análisis indican que, si la sociedad global actúa ya, es posible reducir las emisiones de carbono de aquí a 12 años y frenar el aumento de la temperatura media anual por debajo de los 2 °C, o incluso a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, según los datos científicos más recientes.
Es ante este sentido de urgencia que el Secretario General de la ONU, António Guterres, ha hecho un llamamiento a todos los líderes para que acudan a Nueva York desde hoy y durante toda la semana con planes concretos y realistas para mejorar sus contribuciones concretas por naciones para 2020, siguiendo la directriz de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 45 % en los próximos diez años y a cero para 2050.
La Cumbre por la Acción Climática reunirá a gobiernos, sector privado, sociedad civil, autoridades locales y otras organizaciones internacionales para desarrollar soluciones ambiciosas en seis áreas: la transición global hacia energías renovables; infraestructuras y ciudades sostenibles y resilientes; la agricultura y ordenación sostenible de nuestros océanos y bosques; la resiliencia y adaptación a los impactos climáticos; y la convergencia de financiación pública y privada con una economía de emisiones netas cero.
Las nuevas tecnologías y las soluciones ofrecidas por la ingeniería ya producen energía a un costo menor que la economía basada en combustibles fósiles. La solar y la eólica son actualmente las fuentes de energía más baratas en casi todas las principales economías. Es por esa razón que uno de los propósitos es acabar con las subvenciones a los combustibles fósiles y a la agricultura alta en emisiones para promover el cambio hacia la energía renovable, los vehículos eléctricos y prácticas de agricultura inteligente.
Focos de acción
Para asegurar que las acciones de transformación tengan el mayor impacto posible en la economía real, Guterres ha priorizado los siguientes focos de acción, las cuales tienen un alto potencial para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y una acción global para la adaptación y la resiliencia.
Finanzas: movilización de fuentes de financiación públicas y privadas para impulsar la descarbonización de todos los sectores prioritarios y promover la resiliencia.
Transición energética: aceleración del cambio de combustibles fósiles hacia la energía renovable, además de la obtención de considerables ganancias en eficiencia energética.
Transición industrial: transformación de industrias como la petrolera, siderúrgica, química, cementera, del gas o de la tecnología de la información.
Medidas basadas en la naturaleza: reducción de emisiones, incremento de la capacidad de absorción y mejora de la resiliencia en silvicultura, agricultura, océanos y sistemas alimentarios, incluidos en la conservación de la biodiversidad, el impulso de cadenas de suministros y tecnología.
Acción local y en ciudades: avance de la mitigación y la resiliencia a nivel urbano y local, con un foco de especial atención en nuevos compromisos sobre edificios de bajas emisiones, transporte público e infraestructura urbana, y resiliencia para las personas pobres y vulnerables.
Resiliencia y adaptación: fomento de los esfuerzos globales para abordar y gestionar los impactos y riesgos del cambio climático, particularmente en las comunidades y naciones más vulnerables.
Además, existen tres áreas clave adicionales:
Estrategia de mitigación: impulsar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) y las estrategias a largo plazo para conseguir las metas del Acuerdo de París.
Compromiso de la juventud y movilización pública: movilizar a las personas de todo el mundo para que actúen contra el cambio climático y asegurar que las personas jóvenes estén integradas y representadas en todos los aspectos de la Cumbre, incluidas las seis áreas de transformación.
Impulsores sociales y políticos: avanzar en los compromisos dentro de las áreas que afectan al bienestar de la población, como la reducción de la contaminación del aire, la creación de puestos de trabajo dignos, el fortalecimiento de las estrategias de adaptación climática y la protección de los trabajadores y los grupos vulnerables.
Esta semana, aunque suene exagerado, será crucial para la vida de los seres humanos en el planeta. Los líderes demostrarán si están, o no, a la altura de la responsabilidad.
Con información de ONU