Por: Ginés Suárez, Maricarmen Esquivel, Daniela Zuloaga, Ophélie Chevalier, Andrea García Salinas
El 8 de junio se conmemoró el Día Mundial de los Océanos. Además de ser una fuente de alimento, los océanos son esenciales para la vida humana, ya que absorben más del 90 % del exceso de calor atmosférico atrapado por los gases de efecto invernadero. Los efectos del cambio climático están alterando no solo los ecosistemas marinos, sino también las personas que dependen de ellos. Según la ONU, el 40 % de la población total vive a menos de 100 km de la línea costera. Por lo tanto, existe una necesidad urgente de proteger las áreas urbanas de los peligros costeros como olas, huracanes, marejadas ciclónicas y aumento del nivel del mar mediante sistemas de predicción y alerta de peligros múltiples.
Tras varios años de experiencia en la elaboración de estudios sobre el análisis de riesgo de desastres y vulnerabilidad al cambio climático en ciudades de la región, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha publicado la guía de “Bases generales para el desarrollo de estudios de reducción de riesgos hidroclimáticos en ciudades”.
La guía es el fruto de un proceso continuo de mejora que se llevó a cabo durante la implementación de dichos estudios en más de 40 ciudades de la región, en el marco de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES). La guía plantea enfoques metodológicos robustos y validados en las ciudades de ALC para resolver algunos de los problemas que los técnicos y tomadores de decisión se encuentran a la hora de planificar la adaptación a los efectos del cambio climático, incluyendo desastres naturales como inundaciones y deslizamientos de tierra, así como fenómenos de evolución lenta como el aumento gradual de la escasez de agua.
A continuación, se enumeran 3 razones que convierten a la guía en una herramienta de consulta de gran utilidad para los planificadores de la región, ya que considera el cambio climático, se basa en el riesgo, e identifica posibles soluciones:
- La guía plantea técnicas novedosas para el análisis de las amenazas hidroclimáticas, considerando escenarios de cambio climático.
Uno de los retos existentes para el modelaje de las precipitaciones extremas asociadas a huracanes o el fenómeno El Niño Oscilación Sur (ENOS) es la discrepancia que muestran las proyecciones de precipitación generadas con los distintos modelos de circulación global (GCM por sus siglas en inglés) así como su versión regional RCM (en inglés ‘Regional Climate Models’), particularmente en las zonas tropicales. Existe un consenso generalizado sobre el hecho de que el cambio climático intensificará los eventos extremos de precipitación y los ciclones tropicales, sin embargo, hay discrepancias significativas sobre las proyecciones, con valores de promedio de precipitación que varían en rangos tan amplios como +10 a -25 para Centroamérica.
Con este nivel de incertidumbre, resulta prácticamente inviable utilizar directamente estos valores proyectados promedio para modelar las precipitaciones extremas futuras bajo escenarios de cambio climático. Sin embargo, los GCM y RCM muestran una mayor convergencia en la proyección de temperaturas y de variables asociadas como la temperatura media del océano (en inglés SMT). Reconociendo que las proyecciones de la temperatura son la base más confiable para la modelación de los efectos del cambio climático sobre los eventos extremos, la guía plantea un abordaje de ‘downscalling’ estadístico, utilizando la variable SMT para definir los patrones de clima actuales y futuros, correlacionando estos patrones con los eventos extremos, y modelando los eventos individuales (ciclones, lluvias extremas), utilizando modelaciones probabilistas tipo Montecarlo y modelos físicos para obtener los valores de intensidad en cada punto del área de estudio.
Por otro lado, la guía ofrece recomendaciones prácticas para mejorar la calidad de estas modelaciones basadas en la experiencia desarrollada, que incluyen la generación de modelos digitales del terreno a partir de imágenes satelitales de alta resolución, así como la identificación de los limitantes del uso de información de precipitación satelital como el ‘Tropical Rainfall Measuring Mission’ (TRMM por sus siglas en inglés).
- La guía basa la planificación en el análisis del riesgo y no solamente de la amenaza.
El Quinto Reporte de Evaluación del IPCC (IPCC, 2014) explica el concepto de riesgo climático como la probabilidad de ocurrencia de un evento, multiplicado por su impacto y representa una transición desde un enfoque basado en la amenaza, hacía un enfoque orientado a la cuantificación de los impactos del cambio climático. Para poder aplicar este enfoque a nivel de ciudades, la guía plantea una metodología validada en las ciudades de la región, considerando la limitada cantidad de datos de que se dispone en la mayor parte de los casos, para estimar los tres componentes del riesgo, la amenaza, la exposición (los bienes y personas expuestos a la amenaza) y la vulnerabilidad (qué tan frágiles son los bienes y personas ante la amenaza considerada).
- Basada en la experiencia del BID en el desarrollo de estudios de riesgo para ciudades, la guía identifica soluciones y problemas comunes para la adaptación de las ciudades de la región.
La guía incluye la descripción de resultados obtenidos en 12 ciudades de la región, planteando una definición de tipologías de ciudades en función de su localización:
(i) Ciudad costera de baja pendiente
(ii) Ciudad costera con pendientes moderadas o altas
(iii) Ciudad interior en cabecera de cuenca
(iv) Ciudad interior de tramo medio de cuenca
Para cada una de estas tipologías se identifican problemas comunes, y se elaboran recomendaciones de intervención para reducir el riesgo asociado a las amenazas hidrometereológicas. Por ejemplo, en el caso de las ciudades costeras de baja pendiente, se identifican los problemas de sedimentación en los drenajes pluviales tradicionales, y se recomiendan soluciones basadas en contar con espacios verdes que puedan actuar como zonas de amortiguamiento ante las inundaciones. En las ciudades de interior en cabecera de la cuenca, es común la problemática de fenómenos de tipo torrencial que no son considerados en el diseño de las redes de drenaje y que pueden ser de naturaleza catastrófica.
Entender en qué tipo de modelo de ciudad nos encontramos, permite aprender de casos similares e integrar una visión de planificación de largo plazo, evitando prácticas que contribuyen al incremento del riesgo de desastres.
En resumen, éste es un documento que cubre un vacío existente de metodologías robustas y aplicables para planificar la adaptación de las ciudades de ALC a los importantes desafíos que presenta el cambio climático. Esperamos que este documento sea de utilidad para aquellas ciudades e instituciones deseosas de avanzar hacia ciudades y comunidades más sostenibles y resilientes.