Las personas de las ciudades más pequeñas tienen más probabilidades de migrar que las personas de las ciudades más grandes, según un nuevo estudio realizado en 385 áreas metropolitanas de Estados Unidos y cuyos resultados son aplicables al contexto latinoamericano.
La migración es considerada una de las mayores tendencias del siglo XXI. Hoy estamos en un mundo en movimiento y cada vez más urbanizado. Se estima que 750 millones de personas son migrantes internos (en su propio país) y cerca de 260 millones de personas cruzan las fronteras. Una de cada siete personas en el mundo, es decir, mil millones de los siete mil millones de habitantes del planeta, ha sido o es migrante.
Un estudio hecho por académicos de la University College London UCL (Reino Unido) en 385 áreas metropolitanas de Estados Unidos, analizó los patrones de migración interna. Y encontró que el tamaño de las ciudades de origen y destino juega un papel crucial en el comportamiento de las personas que se trasladan de un lugar a otro.
El investigador principal, el matemático mexicano Rafael Prieto Curiel, explicó a LA Network que para el estudio se tomaron en cuenta a “todas las personas posibles y aunque no sabemos nada sobre una persona específica, cuáles son the push and pull factors por los que se cambia de casa, lo que sí sabemos es que vimos a millones y hay un patrón que emerge. Entonces tenemos a esos millones de personas que colectivamente deciden o no mudarse de casa y cuando se mudan lo que vemos es un fenómeno de escalamiento”.
Los principales hallazgos del estudio tienen que ver con cómo los habitantes de las ciudades más pequeñas -de menos de 100 000 habitantes- tienen el doble de probabilidades de migrar que los de las ciudades con una población superior a los diez millones. Ahora bien, estos habitantes de ciudades más pequeñas se trasladan mayormente a otras ciudades pequeñas.
Mientras tanto, las personas que ya viven en ciudades más grandes tienen menos probabilidades de migrar, pero cuando lo hacen, es más probable que se muden a ciudades grandes de tamaño similar.
Para entender mejor estos resultados, Prieto Curiel señala que “sí, es cierto que las ciudades grandes son más atractivas, tienen más universidades, más educación, más patentes, más infraestructura, más inversión, pero también tienen mayores costos. Vivir en una ciudad más grande significa que pagas más en renta, que cuesta más la alimentación, que pierdes más tiempo en el tráfico. Y eso es igual en Nueva York o en Río de Janeiro. Y eso también hace que las personas rechacen las ciudades grandes. Si estás acostumbrado a vivir en la ciudad pequeña, la grande te parecerá aterradora”.
Prieto Curiel afirmó que los resultados de esta investigación “podrían tener un impacto en futuras políticas de integración, ya que los gobiernos pueden predecir con mayor precisión hacia dónde pueden moverse los ciudadanos dentro y fuera de su país”.
El profesor de UCL, Steven Bishop, agregó que «el modelo se puede utilizar para predecir con más precisión el movimiento de la población, ya que corrige los sesgos que ocurren en otros métodos. Este es un desarrollo importante, basado en datos, que revela cómo las comunidades y regiones crecerán y se desarrollarán en el futuro».
Y aunque Prieto Curiel es matemático y dice a LA Network que no puede predecir el futuro, sí enfatizó en que el modelo matemático y los datos mismos de la investigación dejan ver una conclusión: la gran ciudad seguirá siendo gran ciudad y la ciudad intermedia se mantendrá igual.
“Hace 50 años la Ciudad de México representaba el 17 % de la población de todo el país, hace 30 años la misma ciudad representaba el mismo 17 % de la población de todo el país, y hoy, que ha crecido desproporcionadamente, representa el mismo 17 % de la población de todo México. Es decir, en los últimos 50 años se ha mantenido la proporción. La ciudad crece la misma proporción que crece el país. Eso significa que las grandes ciudades no dejarán de serlo. Y difícilmente Guadalajara, la segunda ciudad más grande de México, llegará a tener la población que hoy tiene Ciudad de México. Guadalajara, por ejemplo, tiene la quinta parte de la población de México y la investigación nos permite definir que así se mantendrá”, relata Prieto Curiel.
Al preguntar qué tan aplicables son estos resultados al contexto latinoamericano, el matemático mexicano, afirma que totalmente. “Tomamos zonas metropolitanas de Estados Unidos y utilizando esas como las unidades de observación, vimos patrones de migración. Si nos vamos a Brasil pues vamos a ver algo muy similar, porque en ese país tenemos ciudades muy grandes como Sao Paulo y Río de Janeiro”.
Prieto Curiel destacó igualmente el valor de la migración: «Los migrantes contribuyen a la prosperidad de su lugar de destino con habilidades y actividades, pero la migración requiere políticas de integración y sistemas de apoyo social para permitir a los recién llegados establecerse en un nuevo entorno y, por lo tanto, contribuir plenamente en el nivel local», añadió.
Garantizar que los recién llegados puedan instalarse en un área nueva y contribuir con sus habilidades y experiencia puede ser importante para combatir problemas como la segregación, la desigualdad y la soledad.
Al ser preguntados por si estos resultados son equiparables con la migración internacional, los investigadores aseguraron que la migración internacional sigue un patrón diferente, con individuos más propensos a dirigirse a una gran ciudad donde es más probable que encuentren trabajo, vivienda y otras personas de una cultura similar. Se necesitan más datos sobre los orígenes de los migrantes internacionales para ampliar este trabajo.
Este proyecto fue apoyado por el gobierno mexicano a través de una beca Conacyt Scholarship, el proyecto de la Unión Europea SoBigData y el proyecto Cimplex financiado por la Comisión Europea.