El agua no es de izquierda ni de derecha, es de todos

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Diego Scharifker
29 noviembre, 2016 - Ecología Urbana

Durante estos estos días hemos sido testigos de las multitudinarias manifestaciones en ciudades de Bolivia producto de una severa escasez de agua potable. La crisis del suministro que afecta a los bolivianos es muy similar a la que vivimos los venezolanos y curiosamente tiene el mismo origen y no es precisamente ningún fenómeno climatológico.

Hace poco menos de un año tuve la oportunidad de visitar a amigos y familiares en California (EEUU), en esa región viven una sequía muy severa. Ni una sola de las personas que visité me expresó que les hubiesen suspendido el servicio de agua en momento alguno. Todos los centros urbanos contaron con suministro del servicio de manera continua. También me comentaron que todos debieron modificar sus patrones para disminuir en un 25%, e incluso en un 30% en algunas zonas, el índice de consumo de agua potable.

Investigando el caso boliviano encontré evidentes semejanzas con la realidad venezolana, una exacerbada centralización de la operación y gestión del sistema de aguas, abandono de proyectos de ampliación y el debilitamiento institucional de las instancias prestadoras del servicio. A diferencia de California, los gobiernos de Bolivia y Venezuela han dejado de lado la posibilidad de construir alianzas con los ciudadanos, con los gobiernos locales, con la academia y con el sector privado para explorar contingencias y soluciones.

En California el dialogo entre agricultores, academias, ciudadanos y autoridades es permanente para concertar medidas y acciones como la rotación de cultivos, una gestión más eficiente de los acuíferos, el seguimiento constante de las sequías, la recarga de acuíferos a gran escala, entre muchas otras. El rol de las autoridades californianas ha sido determinante, han comprendido la dimensión de la crisis, la han asumido y la han gestionado con relativo éxito.

La intención de esta comparación es la de establecer contrastes, antes que algún trasnochado me tilde de pitiyanqui quiero dejar claro que solo procuro buscar modelos exitosos de gestión del agua. No pretendo acudir al “imperio” como solución a todos nuestros males, solo identifico experiencias que pueden ser replicadas en nuestro contexto. Lamentablemente debo perder unas valiosas líneas haciendo esta aclaratoria en este mundo tan polarizado.

En Venezuela, el gobierno nacional le puso apellido al servicio de agua, aquí el ente responsable del servicio se denomina Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo y Agua, ese nombre rutilante se queda corto frente al slogan de la empresa que suministra el agua a los caraqueños, “Hidrocapital, Una herramienta de la Revolución”. Han pretendido endilgarle a un derecho como el Acceso al Agua Potable, la connotación de un “favor de la revolución” para con los ciudadanos, grave error.

La única forma de hacerle frente al cambio climático y al consecuente aumento de las temporadas de sequías, es planificando y gestionando eficiente el poco recurso hídrico disponible. La incorporación de variables como la tecnología y la construcción de espacios de diálogo entre los diferentes actores que forman parte del sistema de consumo, son acciones que deben formar parte de la gestión del agua. El rol de los gobierno locales y regionales debe ser protagónico y la participación de los gobiernos nacionales debe ser orientadora e integradora. Es mucho lo que debemos hacer para cerrar la brecha que tenemos en la actualidad.

El agua no debe convertirse en un instrumento de marketing político, el agua no es de derecha ni de izquierda, es de todos los ciudadanos que tienen derecho a contar con un suministro eficiente y continuo.

Diego Scharifker
Concejal de Chacao
@DiegoScharifker