El camino de Guayaquil para convertirse en líder en el tratamiento de aguas residuales en América Latina

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Guayaquil, la ciudad más grande y el principal centro económico de Ecuador, ha lidiado durante mucho tiempo con un desafío ambiental y de salud pública apremiante: el tratamiento inadecuado de las aguas residuales. Con una población de más de 2,7 millones de habitantes, esta ajetreada metrópolis ha tenido históricamente dificultades para gestionar eficazmente sus aguas servidas, lo que refleja un problema generalizado en toda América Latina.

Durante años, la mayoría de las aguas residuales de Guayaquil llegaban a los cursos de agua locales sin haber sido tratadas, contaminando ríos y estuarios, amenazando los ecosistemas y planteando riesgos importantes para la salud de los habitantes de la ciudad. Esta situación no es exclusiva de Guayaquil: en América Latina, un porcentaje impactante del 60 % al 70 % de las aguas residuales recolectadas no se tratan, lo que genera una crisis regional que exige atención urgente.

En respuesta a este desafío crítico, Guayaquil ha seguido una vía innovadora para revolucionar la gestión de las aguas de desecho. Con el apoyo del Banco Mundial, la ciudad está en camino de lograr una hazaña extraordinaria: aumentar el tratamiento de sus aguas residuales de una fracción muy baja a casi el 100 %. Este cambio enorme promete generar avances transformadores para los habitantes de Guayaquil, en particular aquellos de los sectores vulnerables y zonas muy pobladas.

El alcance del proyecto es impresionante, ya que beneficiará a más de 2,6 millones de personas, la mayoría de la población de Guayaquil. Al garantizar el acceso a aguas residuales limpias y tratadas de manera segura, esta iniciativa mejorará considerablemente la salud pública, promoverá la prosperidad económica y aumentará la calidad de vida en general de los habitantes de la ciudad.

En el corazón de la revolución del tratamiento de aguas residuales de Guayaquil se encuentran dos instalaciones de vanguardia:

  • Planta de tratamiento de aguas residuales Las Esclusas: esta instalación, finalizada en 2023, ya está en funcionamiento y cumple con límites estrictos de descarga en el medioambiente, y constituye un testimonio del compromiso de Guayaquil con la gestión ambiental.
  • Planta de tratamiento de aguas residuales Los Merinos: esta instalación, actualmente en construcción y casi a medio camino, se prevé que estará en pleno funcionamiento para 2026. Una vez finalizada, consolidará aún más la posición de líder de Guayaquil del sector de la gestión de aguas residuales.

Ambas plantas utilizan tecnología de punta y métodos de tratamiento primario con asistencia química que adoptan los principios de la economía circular. Una característica destacada de estas instalaciones es su capacidad para aprovechar los subproductos de aguas residuales y generar electricidad a partir del metano producido por el lodo. Este enfoque innovador no solo compensa el consumo de energía y reduce las emisiones de metano, sino que también muestra el compromiso de Guayaquil con la sostenibilidad y la mitigación del cambio climático.

Más allá del impacto ambiental: Mejorar la calidad de vida

Las consecuencias del proyecto de tratamiento de aguas residuales de Guayaquil van mucho más allá de la conservación ambiental. Al garantizar el acceso a agua potable y segura, esta iniciativa aborda un aspecto fundamental del bienestar y el desarrollo humano.

Algunos beneficios clave son:

  1. Mejora de la salud pública: la reducción de la descarga de aguas residuales no tratadas disminuirá significativamente el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua, lo que dará lugar a mejores resultados de salud para los habitantes de Guayaquil.
  2. Prosperidad económica: la infraestructura de agua potable es una piedra angular del desarrollo económico. Este proyecto creará empleos, atraerá inversiones y respaldará a las industrias que dependen de recursos hídricos limpios.
  3. Restauración ambiental: el proyecto evitará el vertido de más de 10 000 toneladas de desechos biológicos anuales en las masas de agua locales, lo que conducirá a la recuperación de los ecosistemas y la biodiversidad.
  4. Mejora de la calidad de vida: el acceso a agua potable y un medio ambiente más limpio mejorarán las condiciones de vida en general, especialmente de aquellos que viven en comunidades desatendidas.

Un compromiso con las personas y el planeta

El ambicioso proyecto de Guayaquil establece un nuevo estándar de excelencia en América Latina: es una de las pocas ciudades de la región que ha adoptado plenamente el tratamiento integral de las aguas residuales. Además, el proyecto de tratamiento de aguas servidas es un ejemplo de un enfoque holístico para el desarrollo urbano, que prioriza tanto el bienestar de las personas como la sostenibilidad del medio ambiente. Al abordar la cuestión crítica del manejo de las aguas residuales, la ciudad no solo está resolviendo un problema local, sino que también está contribuyendo a los esfuerzos mundiales para proteger los recursos hídricos de nuestro planeta.

Esta iniciativa se alinea perfectamente con los objetivos más amplios de desarrollo sostenible y acción climática, y demuestra cómo las ciudades pueden tomar medidas concretas para mejorar la vida de sus habitantes y, al mismo tiempo, ser administradoras responsables del medio ambiente.

A medida que Guayaquil continúa su camino para convertirse en un líder en el tratamiento de aguas residuales, constituye un ejemplo inspirador para ciudades de toda América Latina y otras regiones. El éxito de este proyecto muestra que, con visión, compromiso y apoyo, es posible transformar la gestión del agua en las zonas urbanas y crear un futuro más sostenible para todos.

Artículo publicado originalmente en el Blog del Banco Mundial