América Latina y el Caribe constituyen la región en desarrollo con el mayor grado de urbanización del planeta. El porcentaje de población urbana de duplicó en la segunda mitad del Siglo XX, pasando del 41% en 1950 a más del 75% en la actualidad. Se espera que para 2050 este porcentaje aumente al 89%[1]. Simultáneamente, la región muestra una importante concentración de la actividad económica en sus urbes. En la actualidad, las metrópolis representan el 80.33% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional por $14,964,690.49 millones de pesos. Las ciudades son los puntos focales del desarrollo latinoamericano y son claves para la difusión de las innovaciones, la generación de conocimiento, la concentración de mano de obra especializada, el desarrollo de las actividades económicas más dinámicas y la provisión de servicios de educación, cultura y recreación.
Las ciudades representan al día de hoy el mayor reto y la mayor oportunidad para materializar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 de las Naciones Unidas, el acuerdo de París y la Nueva Agenda Urbana. Lo anterior en materia de combate al cambio climático, gobernanza, desarrollo social y bienestar, desarrollo económico, cuidado al medio ambiente y prevención de riesgos en asentamientos humanos.
Los retos de las ciudades mexicanas
El desarrollo urbano México se ha caracterizado por un descontrol y expansión desmedida que incorpora territorios sin planeación. Este modelo, aunque se ha agudizado al presente, se ha venido arrastrando desde hace varias décadas; dando como resultado que en sólo 30 años la población urbana se haya duplicado y que la expansión de las manchas urbanas se haya multiplicado por 7, por lo que hoy, 3 de cada 4 mexicanos vive en ciudades. Esta nueva, realidad, ha generado retos tan distintos a los que gobierno y sociedad se habían enfrentado con anterioridad, que hoy hablamos de una veloz expansión urbana cuya consecuencia es la aparición de diversas conurbaciones y zonas metropolitanas acompañadas de sus propias problemáticas internas.
Gestión sostenible de las ciudades
Sedebe reconocer a las ciudades como centro de la vida nacional y como los motores del desarrollo sostenible, por lo que se deben impulsar cambios de fondo en sus políticas y programas para la atención de las necesidades y problemáticas urbanas.
En México una de las primeras medidas adoptadas en aras del “Desarrollo Verde” fue la creación de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), como instancia federal encargada del ordenamiento del territorio nacional y el desarrollo integral de las ciudades y los núcleos agrarios del país.
Una ciudad sostenible es aquella que ofrece una alta calidad de vida a sus habitantes, reduce sus impactos sobre el medio natural, y cuenta con un gobierno local con capacidad fiscal y administrativa para mantener su crecimiento económico y para llevar a cabo sus funciones urbanas con una amplia participación ciudadana.
· Las ciudades ocupan un papel importante en el potencial de mitigación de emisiones de gases efecto invernadero debido a que consumen cerca del 50% de los recursos energéticos. La demanda de vivienda y las manchas urbanas crecen continuamente y su desarrollo es una pieza clave en la instrumentación de una política integradora que permita el desarrollo equilibrado que garantice la sustentabilidad y la mejora continua de la calidad de vida de los habitantes.
La demanda de la vivienda en México: Tomando en cuenta las tasas de crecimiento demográfico, para 2050 se estiman 160 millones de habitantes en el país. Para la tercera década del siglo, en México habrá casi 50 millones de hogares y deberán construirse y financiarse más de un millón de viviendas anualmente. Lo que significará poco más de 70 millones de toneladas de CO2e, aunado a la emisiones de CO2e por transporte y servicios públicos, por lo que no solamente será necesario reducir el consumo de energéticos en las viviendas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino planear las nuevas urbanizaciones, introducir infraestructuras y transporte público y después construir la vivienda con una indispensable mezcla de usos de suelo, áreas cívicas y recreativas y conectividad con el resto de la ciudad. Consideraríamos un desarrollo habitacional sustentable, el que tenga por objetivos:
· Ser detonador de una vida en comunidad mejor que signifique menores gastos para las familias que ahí habiten, en transporte a sus lugares de empleo y operación de la vivienda (luz, agua, gas) y equipamientos urbanos adecuados y acceso a servicios de salud, esparcimiento, comercio y abasto y particularmente educación en todos los niveles;
· Ser responsable con el entorno ecológico, en función a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), emitidos en toda la cadena productiva que involucra el construir y habitarlos. Aprovechamiento el uso y reciclaje adecuado del agua, el tratamiento de residuos sólidos;
· Sin duda el promover el crecimiento ordenado de las ciudades para hacer de ellas ciudades compatibles con la sustentabilidad ambiental y social, hacer las ciudades más humanas, cuestión que seguramente en estos diálogos será uno de los ejes más importantes de discusión y estamos absolutamente convencimos y de ahí nuestro interés y nuestro agradecimiento por la convocatoria de participar para aportar visiones, perspectivas y sobre todo políticas públicas que permitan generar lo que todos queremos, ciudades sostenibles y prósperas;
El bienestar de los habitantes, actuales y futuros, de nuestra ciudad depende de las decisiones que tomemos hoy. El contexto internacional nos obliga a que nuestras ciudades estén cada vez mejor preparadas contra el Cambio Climático y respondan eficazmente a los desastres naturales y las coyunturas económicas.
[1]World Bank y Collins 2013