A 10 años de la creación de la Autoridad del Espacio Público (AEP) en Ciudad de México, esta megalópolis ha evidenciado avances en el tema, pero aún tiene muchos desafíos para ser una ciudad a escala humana. LA Network dialogó con el coordinador actual de la AEP para hacer un balance de esta entidad, cuya desaparición ya fue anunciada por la nueva jefe de gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum.
México y su capital han sido epicentro del surgimiento de las luchas ciudadanas por los derechos del peatón, por la defensa del espacio público y por la masificación de la bicicleta dentro del sistema de movilidad. También Ciudad de México fue pionera en el país en la creación de una dependencia, que con una mirada que superara la coerción y el control del espacio público, pensara en cómo avanzar en su promoción y multiplicación.
Fue así como surgió, con esa pretensión, la Autoridad del Espacio Público (AEP). Las preguntas que surgen luego de un tiempo prudente -10 años- para evaluar su gestión son: ¿Ha logrado su propósito? ¿Ha sido un instrumento eficaz para el desarrollo del espacio público? ¿Es reconocida por la ciudadanía? ¿Es indispensable para el futuro de una ciudad, que a pesar de su tamaño, pretende ser una urbe a escala humana o se puede prescindir de ella, como en efecto lo hará la nueva jefe de gobierno de la ciudad?
LA Network dialogó con Roberto Remes Tello de Meneses, quien fue director de Ciudad Humana México, Organización No Gubernamental y creador del concepto “Rey Peatón”, y quien actualmente ejerce como coordinador general de la Autoridad del Espacio Público de Ciudad de México (AEP), para responder algunos de estos interrogantes y para hacer un balance de la gestión y filosofía durante estos 10 años.
¿Cómo nació la Autoridad de Espacio Público de la Ciudad de México?
Nació exactamente hace 10 años, el 26 de septiembre de 2008. El Jefe de Gobierno de ese entonces publica un decreto para crear esta área, que era como una asesoría, un acompañamiento de Gobierno y poco a poco se le fueron dando facultades hasta convertirla en un área que hiciera obra pública, algunas actividades en materia de publicidad exterior, de parquímetros y otras funciones. La lógica era y la lógica es, mejorar paulatinamente el espacio público de la Ciudad de México, primero desde la zona central, es decir, fortalecer muy bien la zona central y después llegar hacia las zonas populares.
¿Primero entonces fue el Centro de la ciudad?
La Ciudad de México, considerando el abandono que hubo en la zona central en los primeros 15 años posteriores al terremoto del 85, pues sí tuvo un deterioro importantísimo en el centro de la ciudad, en colonias centrales, y a partir de una política de densificación de colonias centrales, empezó la recuperación. Se hizo una gran intervención que es Paseo de la Reforma, todavía sin la Autoridad de Espacio Público, y luego las que siguieron sí fueron por la Autoridad de Espacio Público. Terminó siendo como un proceso de volver al centro. La Autoridad del Espacio Público fue creada como un proceso de volver al centro y después ya ir llegando a todos los rincones de la Ciudad de México.
¿Qué tanto se conectó toda esta política del centro con lo que el sector privado hizo en materia de recuperación y protección patrimonial?
La parte del sector privado se da entre 2001 – 2005, más o menos. Es un proceso intensísimo de recuperación de inmuebles, y eso también estuvo acompañado de una obra pública que se conoce como “tripas” (lo hidráulico, los cableados). En esa época había muchas explosiones de los transformadores que están en el suelo -en el centro de la ciudad no están aéreos los cables y esos transformadores si no tienen una bomba abajo se inundan por la lluvia y explotan-, entonces vino un proceso para renovar la infraestructura hidráulica, renovar la infraestructura eléctrica y eso también le dio buenos huesos a la Ciudad de México. Ya vino luego este proceso de ir calle por calle y hoy ya se han mejorado muchas calles. Algunas se han mejorado por la Autoridad de Espacio Público y otras por el fideicomiso del Centro Histórico, que fue un mecanismo de participación con el sector privado para hacerse de recursos que permitieran el rescate.
¿Cuál es el balance que hace usted de estos 10 años de la Autoridad de Espacio Público?
La ciudad ha hecho una inversión considerable, la cantidad de metros cuadrados ya se está acercando al millón de metros cuadrados renovados y algo más se acumulará este año. El balance es, por supuesto, positivo. Quizá la población no alcance a percibir lo importante que ha sido el trabajo de la Autoridad de Espacio Público. Yo sólo he estado al frente dos años y medio, pero es los 10 años es un detonar económico, es otra ciudad, es una ciudad que se ve distinta. Si volteamos a ver la Ciudad de México en el 2000, en el 2005, no había esta lógica de poder caminar grandes distancias, poder estar en una plaza pública con seguridad, poder estar cruzando las calles casi que con los ojos cerrados en ciertos espacios intervenidos, y ese es el salto importante, y que la ciudad disfrute más de sí misma.
¿Qué tanto aportó el proceso constituyente a esta nueva mirada de la ciudad a escala humana?
Hubo un proceso constituyente hace dos años de la Ciudad de México. Al cambiar de nombre y dejar de ser Distrito Federal, desarrolló su primera Constitución. Ese desarrollo constituyente, con la base teórica del Derecho a la Ciudad, generó muchas discusiones sobre las necesidades de la ciudad, y me parece una de las partes más importantes de lo que viene en la Ciudad de México. Por supuesto que está sobre la mesa algo que salió en la conferencia en la que estuve, el que si en el mundo contemporáneo están dominando los hábitos individuales y no los hábitos cooperativos, entonces obviamente hay mucha resistencia al cambio. Entonces cuando queremos mejorar un espacio, cuando queremos quitarle carriles al automóvil, cuando queremos quitar áreas de estacionamiento, se tienen muchas resistencias por procesos individuales, “es que aquí me estacioné, es que aquí me hago; esto está en frente de mi casa, es mío”, no, no es tuyo, es espacio público. Pero, tenemos que luchar sobre esa base, esos son los retos.
¿Y cómo quedó contemplado en la Constitución todo el tratamiento del espacio público?
Se potencia mucho, pero hay un tema que es el que nos va a llevar al reto institucional: en algún punto de la discusión de la Constitución, hubo la reflexión de los constituyentes de sí se volvía constitucional la Autoridad del Espacio Público, es decir, que ya fuera un órgano permanente. Y hubo la otra posición: no, eso no y hasta debe desaparecer. Finalmente dominó la posición del no lo hagamos permanente, pero la Constitución deja todos los organismos públicos trabajando aún después de promulgada la Constitución. Entonces, lo que viene es una discusión sobre qué marco institucional darle, porque ahora las alcaldías, que antes eran delegados, un poder que se delega de una autoridad superior y no que emana del pueblo; entonces ahora con los alcaldes, pues ya son un poder que emana del pueblo y tienen facultades en materia de espacio público y también el Gobierno Central las tiene; entonces, debe fijar ciertas normatividades, ciertas instituciones, ciertos procedimientos, que permitan esa relación entre alcaldía y el Gobierno Central.
Y una articulación para que no pase lo que pasa en ciudades como Lima o Santiago, donde cada alcaldía hace lo que quiere en temas como estos y se da cierto caos normativo y operativo…
Sí, digamos que también tiene que suceder algo así. Sí corremos el riesgo de que venga ese empuje, entonces algunos decimos: criterios técnicos por favor, debe haber una ley que nos refiera normas técnicas y que las normas técnicas se apliquen para toda la ciudad, no nada más para la alcaldía que las promulga, debe ser para toda la ciudad.
¿Y qué aprendizajes quedan de lo que no se ha hecho bien?
Hablé en mi presentación hoy (en Bogotá) de una intervención en particular que nos dejó como enseñanza que es innecesario importar materiales, o sea, lo que se haga en el espacio público se tiene que hacer con los materiales que estén disponibles en la zona, en la región, y eso ayuda también a los productores locales. Entonces ya que sean mármoles, granitos etc., que sean de las minas locales, eso es mucho más importante. También nos falta mucho en proceso social, pero el proceso social en la reglamentación mexicana es muy complicado, porque la cuestión de obra debe durar menos de un año; son pocos los casos en los que la obra se extiende y hay que pedir permisos especiales para que la obra se extienda y etc. Entonces eso hace muy complicado el que tengas un tratamiento muy metódico de las intervenciones… otro reto es de que quienes intervienen en el suelo para poner un ducto o colocar un cable, dejan todo dañado y después no reparan y ni aun cuando hay un Comité de Usuarios del Subsuelo, esa institución no está logrando que todo vuelva a quedar en la calidad en la que estaba, entonces estos son parte de los retos, los mantenimientos, el sí podemos generar con la participación de la comunidad o de los privados, sí podemos detonar que ellos inviertan en el mantenimiento, que eso ya no le cueste al Gobierno y no se ha logrado, hemos luchado en algunos casos y no se ha logrado.