La Economía Naranja inspira cada vez más a los artistas y gestores culturales en la consolidación de sus proyectos. La cultura Hip-Hop de Medellín, a través del grafiti, transforma vidas y genera desarrollo económico.
Fue hace casi 10 años cuando nació el Graffitour de la Comuna 13 de Medellín. A través de esta expresión de la cultura Hip – Hop, los creativos jóvenes de este sector del occidente de la ciudad, narraban el impacto y las cicatrices dejadas por los duros tiempos de la violencia y las operaciones militares en su territorio, los desarraigos que traían sus mayores -y ellos mismos-, desde los campos y las costas del país, pobres en condiciones, pero millonarios en cultura y tradiciones, hasta las calles estrechas de las colinas urbanizadas de la ciudad donde todo se mezcla como en un tornamesa de la vida.
LA Network dialogó con Jeison Alexander Castaño a quien la sangre Hip -Hop que recorre por sus venas lo bautizó para el mundo del Rap como Jeihhco. Viene de la entraña del barrio, es grande por dentro y por fuera y sus ‘parceros’ aceptan que sea él quien coordine y ‘enrede’ los hilos del centro cultural Casa Kolacho para que la cultura, el arte y el talento generen desarrollo.
Jeihhco, ustedes los jóvenes artistas de la Comuna 13, empezaron a expresarse musical, escénica y pictóricamente para narrar lo vivido en sus barrios y como espacio creativo y para la transformación social. ¿Cómo dieron el paso hacia una industria creativa?
El Graffitour nace antes que Casa Kolacho con la idea de contar a nuestra manera la Comuna 13. Mucha gente contaba nuestras historias y nos parecía incómodo, grosero lo que relataba la prensa e incluso artículos académicos y quisimos mostrar nuestras realidades a través del arte, la cultura Hip-Hop con el Rap, el breakdance, DJ y el grafiti. Y creo que es la necesidad de buscar soluciones a la falta de recursos, no teníamos apoyo y dejamos de hacer actividades por falta de aerosoles o medios de transporte. Y las falencias fueron el motor para ello”.
¿Tuvieron algún tipo de cualificación, de formación para ello?
El Graffitour nació en agosto de 2010 y cuando diseñamos ese primer recorrido para un congresista estadounidense y participó en nuestra escuela de Hip-Hop, ese día entendimos cómo queríamos que funcionara. Luego de ello, mucha gente en el camino nos fue asesorando, referenciarnos fue importantísimo, conocer otros lugares y experiencias de otras industrias creativas como la Familia Ayara de Bogotá que en los años 90 ya tenía 15 tiendas de ropa en todo el país, que gestiona proyectos, contrata con organizaciones y ya nosotros nos establecimos con nuestras particularidades.
¿Para ese momento qué posibles líneas de negocio tenían?
Para ese momento hacíamos producción audiovisual, diseño gráfico, fotografía, contábamos con estudio de grabación, diseñábamos ropa y además el Graffitour que para entonces no lo explotábamos económicamente, pero que nos dimos cuenta que desde allí podíamos fluir con la economía, con entender que la gente quería apoyar proyectos como el nuestro, que ellos entendían que al comprar una gorra también apoyaban las escuelas (de Hip-Hop).
¿Entonces fue algo muy empírico, muy orgánico?
Para nosotros fue muy importante mejorar técnicamente, cualificar lo que se hace, sin duda eso ha hecho que nos contraten más, ganar premios, nos han convertido en referentes, que nos llamen. Y en ese proceso de cualificación ocurre algo muy lindo hoy en Casa Kolacho, es que a veces no tenemos que presentar proyectos, sino que nos llaman ya para que nosotros lo realicemos. Nos dicen pinten acá, vengan a cantar en esta universidad en este colegio, presenten esta cotización, todo eso es importante que pase, eso nos da un bagaje y con productos sustentados en expresiones artísticas con calidad y eso hace que podamos cobrar por ello.
La economía naranja en Colombia tiene como precepto proteger con derechos de autor, las creaciones. ¿Cómo va este trabajo?
Nosotros fuimos muy tranquilos con eso, pero cuando uno se sumerge en este mundo comercial, y sabemos que el mundo gira en torno a eso, no solo Casa Kolacho sino sus submarcas desde la tienda, las prendas, los artistas, los nombres y las firmas de los artistas, con el mismo Graffitour están siendo protegidas. Reconocemos que fuimos opuestos a Sayco y Acimpro (entidades colombianas de gestión y protección de derechos de autor), pero ya estamos inscribiendo nuestras canciones, ello genera beneficios como estar vinculados al sistema de salud e ingresos económicos como las regalías; además eso nos ha permitido participar en la apertura de grandes conciertos como el de Rubén Blades con demasiados recursos para todos y que antes se quedaban perdidos. Ha sido un aprendizaje de proteger la marca y saber que ella vale mucho. Tenemos una aliada que es una abogada en derechos de marca y de autor.
¿Cuántas personas son impactadas económicamente con el Graffitour y Casa Kolacho?
Son directamente 21 artistas que se sustentan a través de la Casa. Por el Graffitour son 60 familias -guías, logísticos-, que se benefician y además de ello todo el derrame económico que se hace con los gestores culturales y talleristas que no son parte de Kolacho, pero nos contribuyen en la parte social de la Escuela de Hip – Hop y que también son remunerados gracias a todos los productos y servicios que ofrecemos. A esto debemos sumarle el derrame económico para miles de personas que -es triste decirlo-, nos han copiado nuestro modelo y que ya realizan tours y otras turísticas y los comercios que se han potenciado desde nuestra idea creativa”.
¿Todos esos productos hoy sustentan la parte social sin depender de la ayuda estatal?
Así es, hoy Casa Kolacho y Graffitour es un proyecto autosostenible, generado por autogestión, no recibimos apoyo de ninguna entidad pública o privada. Tenemos alianzas de trabajo con múltiples tipos de organizaciones, pero todo el recurso generado desde Casa Kolacho llega a través de nuestras iniciativas productivas.