El mercado más grande del mundo avanza hacia la sostenibilidad

El mercado más grande del mundo avanza hacia la sostenibilidad

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LA Network
29 diciembre, 2019 - Hábitat y Desarrollo Urbano

La Central de Abasto de Ciudad de México tiene siete veces el tamaño de la Ciudad del Vaticano, alimenta a 25 millones de personas y puede producir más de 700 toneladas de basura diaria: hoy quiere ser también gigante en sostenibilidad.

El mercado más grande del mundo avanza hacia la sostenibilidad
LA Network visitó la Central de Abasto gracias a la invitación de la Coordinación General de Relaciones Internacionales de la Ciudad de México para conocer de primera mano los proyectos actuales. Foto: Panorámica de la Central de Abastos

Conocer la Central de Abasto de Ciudad de México es una experiencia sobrecogedora: basta asomarse a uno de los pasillos en los que pirámides de alimentos y almacenes se extienden por 900 metros como mínimo y al caminarlos parece que nunca se fuesen a acabar.

Monumental –como gran parte de las obras mexicanas-, la Central de Abasto (CEDA), se precia de ser la más grande del mundo, para así poder ser la despensa de un conglomerado urbano de casi 23 millones de humanos.

Pero a ese superlativo de ser el mercado más grande del planeta gracias a sus 327 hectáreas -es decir el equivalente a 344 canchas de fútbol-, a las 100 000 personas casi permanentes que trabajan allí, a sus cerca de 500 000 visitantes y más de 35 000 toneladas comercializadas a diario; es al que quiere hacer honor el Gobierno de la Ciudad de México con la mayor inversión desde su inauguración en 1982.

LA Network visitó la Central de Abasto gracias a la invitación de la Coordinación General de Relaciones Internacionales de la Ciudad de México para conocer de primera mano los proyectos actuales que, con la llegada del gobierno de Claudia Sheinbaum y sintonizados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS; le quieren dar un aire renovado a este mercado gigante.

“Lo primero que hicimos con la llegada al gobierno y a la Coordinación de la Central, fue un diagnóstico que nos indicó que esta venía en un proceso de deterioro, no hubo mantenimiento mayor durante mucho tiempo, un deterioro en picada”, relata Héctor Ulises García Nieto, el coordinador general y administrador de la Central de Abasto.

El resultado permitió establecer cuatro proyectos “urgentes” que recuperen la vitalidad de la Central y le permitan impulsar otros: renovación de la red de drenajes, reemplazo de pavimentos de los patios de maniobras; la creación de un centro de monitoreo (C2) y la instalación de un biodigestor con capacidad para 50 toneladas e iniciar así con la gestión de los residuos sólidos orgánicos que genera la operación del megamercado.

Cuatro proyectos para una CEDA sustentable

La inversión que el gobierno de la Ciudad de México ha destinado para los cuatro proyectos fundamentales para la Central de Abasto, dice García Nieto, es “histórica” y asciende a 800 millones de pesos mexicanos, es decir unos US$42.5 millones con los que esperan impactar de manera radical el estado del lugar.

El más costoso, ambicioso y tal vez menos visible, pero de mayor impacto, es el cambio de la red de drenajes, en este caso de unos 30 kilómetros lineales de red que antes eran tuberías de material de asbesto, que estaban taponadas por residuos del lavado de tubérculos como la papa y la zanahoria y que además tenía múltiples tramos deteriorados y colapsados debido al constante peso de la flota de tráiler o tractocamiones más pesados que operan en la Central.

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El más costoso, ambicioso y tal vez menos visible, pero de mayor impacto, es el cambio de la red de drenajes, en este caso de unos 30 kilómetros lineales de red.

Además del cambio de la red, los trabajos incluyeron la conexión para que esta recoja las aguas lluvias que anteriormente eran arrojadas a los patios de maniobras inundándolos.

Articulado con las obras del cambio de las tuberías de drenajes, se sumó el proyecto de reemplazo de la carpeta o capa asfáltica con una característica especial para prevenir el daño en la nueva red: los sectores donde se aloja la tubería fueron reforzados con concreto armado para darle la solidez necesaria que soporte el peso de los automotores en operación. En este sentido son un total de 500 000 metros cuadrados de nueva superficie de rodadura para el mercado más grande del mundo.

El tercer proyecto hace honor a una ciudad inteligente y es la implementación de la nueva central de monitoreo de la CEDA. El coordinador García Nieto explicó que la seguridad ha sido un punto crítico a través de la historia de la central en la que, por el número de operaciones que allí se realizan diariamente –solo superadas por las de la Bolsa de México-, los asaltos son frecuentes.

“Se trata del C2 que operará con tecnología de inteligencia artificial que nos implicará un reordenamiento de la policía interna y que nos llevará a operar desde la prevención y no de la reacción”, detalla García Nieto

De hecho, un porcentaje de las 620 cámaras de última generación que incluye el proyecto, tienen la capacidad de realizar reconocimiento facial “que nos permitan anticipar posibles acciones delictivas”, recalca García Nieto.

La C2 estará conectada con la C5, que es la central de monitoreo de la CDMX y que tiene integradas distintas autoridades y dependencias para generar respuestas más integrales en relación con las acciones y necesidades de las cerca de 600 000 personas que circulan en la central de abasto.

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Articulado con las obras del cambio de las tuberías de drenajes, se sumó el proyecto de reemplazo de la carpeta o capa asfáltica con una característica especial para prevenir el daño en la nueva red.

La riqueza desaprovechada de los residuos sólidos

La CEDA genera diariamente entre 450 y 800 toneladas de residuos sólidos de los que el 70 % son residuos orgánicos y un 30 % residuos aprovechables.

Con tal riqueza desaprovechada, la Coordinación de la Central trabaja en la implementación de un biodigestor con 50 toneladas de capacidad, a manera de proyecto piloto que empiece a gestionar los orgánicos que produce la gigantesca operación. “Queremos ir evaluando la posibilidad de ampliar esta producción de biofertilizantes, composta, etcétera para ver si es rentable y si ese es el camino o miramos otras posibilidades”, explicó el coordinador.

A este piloto se suman varias acciones que quieren darle un carácter integral a este proceso. Se trata de la planta de biodiesel que, en alianza con la academia, procesa los aceites que genera toda la producción de alimentos de la Central para proveer de combustible a las flotas de camiones del mismo lugar.

Otra de las acciones es el programa de capacitación y sensibilización que se viene realizando con los más de 9 500 locales comerciales para que se genere la separación de residuos desde la fuente y de esta manera neutralizar los puntos en los que se concentraban los desechos y que afectaban estética y ambientalmente el gigantesco mercado.

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Pilares permite acceder a formación en oficios o culminar los procesos educativos de primaria y secundaria tiene una de sus 150 sedes (se espera implementar 300 en este gobierno) en la Central para impactar también este aspecto social.

Pero si de sostenibilidad se trata, una de las acciones que más impacto está generando en las comunidades de la CDMX como los Pilares, los Puntos de Innovación, Libertad, Arte y Educación; tiene también cabida en la Central de Abasto para impactar también el aspecto social que es tan importante en una población con bajos niveles educativos como los carretilleros, los estibadores y demás que trabajan allí. Se calculan, por ejemplo, unos 15 000 carretilleros.

Esta estrategia gratuita que permite acceder a formación en oficios o culminar los procesos educativos de primaria y secundaria tiene una de sus 150 sedes (se espera implementar 300 en este gobierno) en la Central para impactar también este aspecto social.

Iluminando el futuro

Finalmente, el coordinador de la CEDA, Héctor Ulises García Nieto, contó a LA Network que uno de los proyectos más ambiciosos en el corto plazo es el aprovechamiento de la gigantesca área de techos de la central para implementar una granja solar que podría empezar también a ser una de las más grandes del mundo en un área urbana.

“El Banco Mundial financió el estudio con Deloitte que estamos próximos a recibir. Estamos platicando con la Secretaría Federal de Energía para, posiblemente, acompañarnos financieramente en este proyecto que será sin duda de gran impacto para la ciudad”, explicó García Nieto.

Uno de los proyectos más ambiciosos en el corto plazo es el aprovechamiento de la gigantesca área de techos de la central para implementar una granja solar que podría empezar también a ser una de las más grandes del mundo en un área urbana.

Este proyecto tiene como objetivo no solo generar de manera limpia la energía que consume la central, sino también con el excedente, suministrar energía a los barrios aledaños o al alumbrado público de la CDMX. “Queremos que la Central sea un aporte en la solución de los problemas de la ciudad”, recalcó el líder de la CEDA.

De esta manera –buscando acciones más sustentables e invirtiendo en él- el mercado más grande del mundo, un verdadero centro mundial de comercio que se concentra en Ciudad de México, quiere convertirse en un espacio sostenible.