¿Por qué ven al sector inmobiliario como enemigo?

El paso de la muerte

derecho_1
LA Network

Los hechos: el 2018 fue el peor año en una década para la Bolsa Mexicana de Valores; se han elevado las tasas de referencia, lo que significa que este año el dinero va a estar caro, y se ajustó a la baja el pronóstico para el desempeño que habrá de tener nuestra economía en estos complejos 12 meses.

Y claro…No se puede dejar de mencionar el hecho de que la cancelación del Aeropuerto de Texcoco levantó olas que aún no se calman en el mundo financiero.

Y si ya de por sí este es un contexto difícil para el conjunto de la economía, habrá que ver los aspectos ya muy particulares que definirán el futuro inmediato de cada una de las actividades productivas.

Y es que a las complejas condiciones que presenta el entorno económico, el sector inmobiliario debe agregar las inquietudes que provocó la desaparición de la partida de subsidios en el PEF 2019 y las condiciones adversas que en materia regulatoria enfrenta esta industria en la Ciudad de México… Aspectos ambos que, además, inevitablemente minarán la confianza de desarrolladores, analistas, calificadores, instituciones financieras e inversionistas.

No sé si se fijaron, pero hace un par de párrafos usé el término “futuro inmediato”. Y es que esto también cuenta, porque aun sabiendo que en un futuro sin cotas –un futuro en escenarios de mediano y largo plazo- las cosas pueden venir mejor, el primer reto que habrá que enfrentar es el de crear condiciones que den viabilidad a ese futuro inmediato del sector inmobiliario.

Porque si ese futuro inmediato es incierto o lleva la marca del fracaso, poco cabe esperar de ese futuro mediano y largo placista que todos queremos alcanzar.

Tenemos el ejemplo del Infonavit, de Carlos Martínez Velázquez, que presentó un plan de trabajo que supone destinar 161 396 mdp a otorgamiento de créditos en este 2019, lo que implica un crecimiento de 13.9 % respecto al año anterior.

Sí, la meta es grande e implica enormes oportunidades tanto para derechohabientes del Instituto, como para las cadenas de producción relacionadas con la vivienda.

Pero el problema está en lo inmediato, en cubrir el vacío que deja la cancelación del subsidio con productos dirigidos a los segmentos de menores ingresos, ya que, si esto no se hace, van a sufrir estos trabajadores, habrá incrementos en los precios de las casas, parte de la industria se saldrá de este segmento del mercado y habrá muchas empresas, de todo tipo y tamaño, que padecerán los problemas provocados por este ajuste presupuestal a la política de vivienda.

El caso de la Ciudad de México es particularmente delicado, porque siendo la capital del país, es sin lugar a duda el gran laboratorio urbano que marca pauta en políticas y prácticas que habrán de aplicarse en otros lugares del país.

Y no… No es sensato frenar la construcción, porque esto agrava la crisis de vivienda, eleva los precios de los inmuebles y debilita una actividad productiva altamente generadora de empleo y que cumple con el importante papel de generar los activos físicos que definen el grado de competitividad de una ciudad.

No…No es sensato frenar la construcción… Lo que habría que hacer es acelerar la actualización de los ya muy obsoletos instrumentos de planeación urbana, tendiendo, en tanto esto se hace, un puente traducido en un sólido Plan Emergente de Vivienda, en línea con los objetivos del Programa General de Desarrollo Urbano que estén cocinando.

Esto no es lineal…Se trata de actividades complementarias y simultaneas que permitan hacer lo que en la charrería conocen como el Paso de la Muerte… Cambiar de caballo sin bajar la velocidad…

Difícil, sin duda…  Pero ese es el reto, hacer los cambios que plantean los nuevos programas de gobierno, pero hacerlos en forma ordenada y programada, y minimizando los impactos de su implementación.