Emprendimientos, los otros ‘enfermos’ en tiempos de pandemia

derecho_1
LA Network
13 junio, 2020 - Trabajo y emprendimiento

Dentro del sector agrícola existe un renglón muy especial que no solo mueve la economía interna del país, sino que resalta las bondades de Colombia en el mundo: el gremio del café. Son unas 540 mil las familias caficultoras y emprendedores que viven en Colombia de la producción del grano y que también han visto amenazados sus ingresos.

Dentro del sector agrícola existe un renglón muy especial que no solo mueve la economía interna del país, sino que resalta las bondades de Colombia en el mundo: el gremio del café. Foto: Cortesía @CaféCanelo

Mientras el cálculo del Gobierno colombiano es que al menos dos millones de personas perderán sus empleos durante la pandemia del COVID-19, en sectores donde los emprendimientos son la bandera, las cuentas son igualmente fatalistas, más que catastróficas.

En el sector turismo, por ejemplo, los trabajos perdidos al cierre de mayo ya se calculaban en 700 mil, al tiempo que las pérdidas económicas se tasan en más de dos billones de pesos (unos US$560 millones) para este sector; esto sin contar que la industria de reuniones representa el 22.8 % del turismo en el país.

De su lado, el sector de los eventos en Colombia pudo haber perdido unos COP$300 mil millones (US$84 millones) en lo que va del periodo de confinamiento obligatorio a causa del COVID-19, con riesgo para 67 000 empleos que ponían su mano en unos 700 eventos a realizarse en este periodo, esto de acuerdo con las cifras reveladas por Asoeventos, Cotelco, Asobares y Asoevencol, asociaciones del gremio en el país.

Entretanto, el sector agrícola ha vivido su propia historia mientras el país enfrenta la pandemia: de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las condiciones económicas causadas en Colombia por la pandemia podrían haber derivado en que el 87 % de los productores del país se hayan afectado de una o de otra forma, pese a ser uno de los sectores autorizados para seguir en movimiento. No obstante, factores climáticos y la sobre oferta, golpean constantemente a este sector.

Sin embargo, dentro del sector agrícola existe un renglón muy especial que no solo mueve la economía interna del país, sino que resalta las bondades de Colombia en el mundo: el gremio del café. En total, serían unas 540 000 las familias caficultoras que viven de la producción del grano, con una injerencia muy profunda en departamentos como Antioquia, Quindío, Caldas y Risaralda, siendo esta nación la tercera productora de café en el mundo superada por Brasil y Vietnam.

En este gremio, que por la época está en la recolección de la cosecha denominada ‘traviesa’, los dueños de las fincas han realizado millonarias inversiones para avanzar con sus procesos y con las medidas de bioseguridad necesarias para la protección de la salud. Pese a ello, en departamentos como el Quindío, ha existido una disminución de la mano de obra en los cafetales, al pasar de una necesidad de 8 900 recolectores a una realidad de 5 800 empleados en campo.

Así, estos grandes sectores, todos liderados por emprendedores que se la juegan toda, han visto el impacto y la necesidad de renovarse. Y, precisamente en ese camino, está Gabriel Jaime Mazo Correa, un comunicador social, realizador audiovisual y emprendedor del departamento de Antioquia, quien ha encontrado en la cuarentena la mejor manera de aprender, conocer y reconocer nuevos procesos, que le permitan impulsar su negocio y el gremio al que pertenece, precisamente el cafetero. Gabriel, fue el invitado a #LAConversa para abordar el emprendimiento en épocas de pandemia.

Emprendimientos, los otros ‘enfermos’ en tiempos de pandemia
Gabriel Jaime Mazo Correa, comunicador social, realizador audiovisual y emprendedor del departamento de Antioquia

Gabriel, ¿cómo ha sido emprender en tiempos de pandemia?

Ha sido accidentado, incierto, pero altamente retador. El sentido de supervivencia sale a flote y se agudizan los sentidos, por ende, se generan cantidad de ideas. Luego hay que depurar y saber ejecutar.

¿Cuál ha sido el reto mayor en este momento? ¿La economía, los procesos, el mantener la calidad, mejorar canales de comunicación, aprender a hacer algo nuevo y a distancia?

La economía, sin duda. Las pymes (pequeñas y medianas empresas) no tenemos el músculo financiero como para sentarnos a planear la estrategia que mitigue la coyuntura, hay que pensar y casi que actuar en caliente porque cada día que pasa viendo pasar la pandemia se está más cerca de la quiebra, la debacle, en tus finanzas y en tus ideas. Así que hay que actuar, primeramente, con el instinto de supervivencia, resistir; y a la par tomar acciones más consensuadas de mediano plazo para ver hacia dónde vamos. Luego sí vienen las formas, basadas en la estrategia, en donde la calidad debe prevalecer y un factor clave para todos los emprendedores de hoy día: los canales. Los medios digitales, indiscutiblemente, son la herramienta principal.

Y ante todas estas dificultades, ¿qué alivio han encontrado entonces los emprendedores colombianos para poder seguir avanzando? En el caso tuyo y de tu emprendimiento, por ejemplo, ¿cómo no claudicar?

Lo primero, que no está en los libros: instinto. De eso que hablan tanto de que somos ‘echaos para adelante’, pues se lo cree uno y empieza a afrontar cada situación adversa. Creo que también hay un poco de orgullo y amor propio y por lo construido. Luego, se activa el sentido de la solidaridad, de afianzar las redes construidas ‘pre-covid’ y a conectar con las redes emergentes a raíz de la situación. En ese cruce de intenciones, de empatía, se genera el valor necesario para afrontar el camino, llega el soporte institucional, el gubernamental, de donde se toman elementos que suman, pero que te dejan claro que el único responsable de lo que pase con tu emprendimiento eres tú. Nadie lo hará por ti, eres el único responsable de lo que pase. Ni siquiera el COVID-19 lo es.

Y, tras ese proceso de asimilación del momento, ¿cuál ha sido el mayor aprendizaje en el nuevo actuar? ¿Cómo se han sorprendido los emprendedores colombianos gratamente en su, si podemos llamarlo, reconstrucción o reinvención?

El mayor aprendizaje, creo, es el de la adaptabilidad. Queda claro que los modelos rígidos y la ortodoxia de manual fueron envestidos en un par de meses. Tenemos que ir un poco más ligeros de equipaje, de estructura o forjar modelos más livianos, versátiles y adaptables”.

En tu campo, precisamente, que involucra sectores como la caficultura, el mercadeo y el turismo de región, ¿qué nuevos modelos crees que van a primar en la ‘nueva normalidad’ hablando de versatilidad y adaptabilidad?

Lo propio, lo único y lo auténtico, como premisas del marketing de territorio. La vuelta a lo básico, a lo simple, al origen. A la experiencia íntima con los actores primarios de la cadena, a la humanización de las cosas. Si algo nos ha dejado esta situación es la necesidad por socializar, pero face to face (cara a cara). Puede que para muchos sectores las tecnologías y las formas de operación virtual hayan sido un gran descubrimiento y quizá se queden, pero para el sector en el que me encuentro, lo que se está consolidando es, por el contrario, el valor de las pequeñas cosas, el sentido de humanizar aún más cada oferta.

Gabriel, a modo de reflexión final: ¿cómo se debería actuar para que los emprendedores y sus ideas estén donde se merecen y procesos, como los de la Universidad de Antioquia (UdeA) y sus ventiladores para atender el COVID-19 y que no recibieron el registro de parte del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), no se queden perdidos en la tramitología del país o en la falta de ayuda real?

Las pymes y los miles de emprendedores en Colombia representamos un sector muy importante en la economía del país. Sin embargo, nos vemos impedidos en muchos escenarios y hasta violentados en nuestra buena fe y propósitos de aporte a la Nación por las múltiples barreras para la creación, desarrollo y perdurabilidad en el tiempo. Factores como el tributario hacen nuestros días difíciles, y ni se diga del nivel de burocracia que se maneja, equiparándolo al de las grandes empresas, caso que no debería ameritar comparación. Así que se debería actuar en razón a la lógica y, si se quiere, a los estados financieros.

Se deberían tomar medidas de protección y beneficios para las Pymes desde el Gobierno Nacional para que cada esfuerzo de un emprendedor se traduzca en resultados efectivos para la sociedad y eso incluye el ejemplo de la UdeA y sus ventiladores, donde se pondría en juego, eventualmente, la vida de personas a raíz de la tramitología o la intransigencia. Si eso ocurre en este caso, ¿imagínate que puede ocurrir con los que vendemos una taza de café o un tour en bicicleta?